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Identidades

juan khan

Sep 13, 2024

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Mi primera vez fue dentro del bosque... el señor Jones, un viejo del pueblo al que ningún niño se acercaba por estricta orden de sus padres.

Me dijo que quería enseñarme unos juegos que tenía en su cabaña, la cual estaba dentro del bosque. Lo vi tan amable y solitario que decidí acceder y le tomé la mano para que me guiara por el bosque hasta su cabaña.

En ningún momento soltó mi mano y por momentos sentía que presionaba con fuerza, como chequeando que él siempre tuviera el control. Le pregunté si la cabaña quedaba lejos, ya que nos estábamos alejando bastante de las calles asfaltadas y de las personas. Se rió y me dijo que no, que no fuera vago, que él, siendo un viejo, parecía tener más vitalidad que yo... no iba a permitir que un vejestorio me dijera eso. Así que seguí caminando, ocultando el cansancio y la molestia de mis piernitas. El ruido urbano ya no se sentía y un mal presentimiento empezó a perturbarme. Quise soltar la mano del señor Jones y huir, ya no estaba cómodo, pero él tomó mi mano con más fuerza y tironeó hacia su persona. Me frené y él frenó conmigo...

Su mirada se clavó en mí, me recorrió de arriba a abajo, de costado a costado, con aquella libidinosa y sucia mirada. Se relamió los labios al mismo tiempo que sus ojos adquirieron un brillo sádico.

El viejo esperaba mi sorpresa, mi impotencia, tal vez miedo. La verdad es que hacerme pasar por una ingenua víctima es lo que más placer me da. Ver el rostro confiado de quien cree tener el total control de la situación, por ser más grande, más alto, más corpulento, más experimentado. Siempre desemboca en lo mismo: mi placer y su sorpresa, un efecto reverso al que el posible agresor cree encontrar.

Sonreí... y Jones se desestabilizó... sacó un pequeño cuchillo, casi como si de un bisturí se tratase, o una navaja de bolsillo. Poco importaba, comenzó a caminar hacia mí... como si eso fuera a cambiar las cosas. Jones tenía 15 homicidios en su haber, entre mujeres y niños, todos entre 5 y 20 años. Se había mudado 6 veces y pasó por 10 identidades distintas: fue García, López, Abratonich, etc. Fue Pedro, Damián, hasta en una de sus aventuras se animó a llamarse María, simulando ser una chica trans incomprendida y solitaria. Un verdadero hijo de puta sádico que llevaba 50 años en el anonimato, disfrutando de sus crímenes desde los 20 años... cómo me enferma este tipo de personas. Y justo en mi pueblo viene a caer... justo a mi bosque me trae... donde conozco cada centímetro cuadrado entre estos laberínticos árboles. Donde prácticamente mi padre me enseñó a cazar y sobrevivir siendo uno con mi entorno... No sé por qué algunos humanos son tan malvados... El viejo tira la primera puñalada mientras pienso todo esto, lo esquivo, se sorprende... trastabilla y cae... asustado. Qué fácil es esto... ya presiente la maldad, se puede respirar en el aire. Lo miro fijo, penetro su alma... llora... Vamos viejo, dame aventura, dame pasión.

Entre tartamudeos y sollozos me pregunta: "¿Qué eres?... ¿Qué soooooy?". Por Dios, la verdad es que no sé qué soy... pero se me ocurrió decir:

—Soy el único monstruo que puede tomar vidas en este bosque... —le digo sin apartar la mirada, clavando mis garras en su pierna.

Jones amaga con lanzar un corte con el objeto afilado a la altura de mi rostro, rápido de reflejos lo esquivo, paralizándolo a merced de un contraataque si así lo hubiera deseado. Entiende eso. Está regalado. Muestro los colmillos, me posiciono en cuatro patas, dispuesto a abalanzarme sobre él. Cuando huelo olor a pólvora acercándose... Me alejo y lloro a gritos pidiendo por mi padre y mi madre... Un oficial de policía que vio cómo me adentraba con Jones en el bosque aparece. Le digo, mientras corro a abrazarlo, que el señor quería hacerme cosas malas y que tenía un cuchillo, que por favor me ayudara. El oficial me aparta, mira a Jones en el piso anonadado, desencajado de la realidad y me mira a mí.

—Viejo idiota, no me digas que un niñito te arrojó al piso, te estás poniendo viejo y lento, Walter.

Esa noche mi madre me regañaría por no terminar la cena, pero me felicitaría por mi primera vez cazando.

juan khan

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