El límite
entre lo humano y lo espiritual
está en la fe.
Esa es la frontera que cruzaste
cuando siendo tan sólo un ángel
te asignaron mi alma.
Y es que no puedo ponerte nombre,
ni siquiera cuando fue
la primera palabra que pronunciaste,
ni siquiera cuando en este desastre
fue el grito que desgarró mi garganta.
No puedo establecer esa línea,
porque no existe,
porque tu carne no es tu carne
y tu alma es tu ser.
No puedo definirte,
porque limitaría tu existencia
y perdería sentido la carencia
que me hizo tener fe.

Blanca Bermúdez
Escribo para sacar del alma lo que no se puede decir en voz alta. Gracias por leerme. Quédate. Comenta.
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