Encontré una casa en tus labios en los momentos que se mantuvieron juntos, perdidos de sustentos vacíos y palabras llenas de suplicio. Quiero formar una parte de tu ser, de perderme en tus tocadas y tenerte tan cerca que pueda sentir tu piel dentro de la mía. Quedarme en ella. Formando cada parte de ti cómo un suplemento único que fuera a partir de todo lo que una vez fuimos. Creaste sentimientos que tenía muy guardados que no reconocía que existían en mi organismo. Formaste una vida que estaba segura, acabado desde hace mucho tiempo, una fantasía que daba vueltas en mi cabeza y de la cual creía muerta. Estuviste dentro. Cerca de tenerme tan tuya, cómo tú mío. Lloré tus palabras, leí tus pensamientos y miré tus ojos, creyendo en un apego que lograba desaparecer. Sentirse cómo una punzada en el pecho, un vacío que parecía tener su primera noche y formaba parte de una charla profunda.
Mis pensamientos te llevan.
Quiero regresar a ese lugar.
Fuiste un deseo, dentro de muchos otros que se apagaron con el tiempo y estaba muerta nuevamente. Teniendo en cuenta la cantidad de veces que me mantuve cerca y sin darme cuenta; el sabor amargo se quedaba en mi boca. Llena de angustia, estabas dentro de mi; teniendo una parte mía que nadie logró capturar, me tenías en ese lugar tentada a tu boca. A lo dulce que provocas con tan solo moverla, ¿podrías regresarme de vuelta? Encontré una casa en tu boca, una habitación llena de recuerdos; fantasmas que seguían tu camino y te alejaban de mí.
Quiero mirarte nuevamente, tenerte y dejarte mío.
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