Hubiera

Si hubiera sido sano.

Si no hubieras atormentado mi conciencia con abuso psicológico y emocional.

Si no hubieras operado sobre la incapacidad de procesamiento que tu propio abuso producía.

Si no hubieras tenido esa enferma necesidad de jugar con mi sensibilidad humana, de tener todo el poder en todas las situaciones...

te hubiera abrazado fuerte.

Pero no como siempre.

Si hubiera tenido la capacidad normal de darme cuenta, de definir en palabras lo que pesaba, te habría dicho -en medio de ese abrazo donde ni vos ni yo decíamos nada-que tenemos que hablar.

Te habría preguntado qué sentís.

Y si vos hubieras sido bueno y sincero, me habrías contestado con la verdad.

Si la verdad se hubiera presentado, si yo hubiera podido poner en palabras lo que pasaba, también lo habría dicho:

-Hay que parar.

De que me toques el pelo,

de que me abraces,

de que te acerques cuando estoy vulnerable,

de que te aproveches de cada situación.

Respetame.

Si yo hubiera podido definir lo que pasaba...

Pero no me dejaste hacerlo.

Terminé con el alma como un colador,

con la estructura psíquica destrozada,

de dolor, no sólo por el abuso,

sino por la vida que destruiste cuidadosamente.

Preferiría estar muerta.

Cada día tengo menos miedo de lo que hay que pasar para llegar a ese estado coherente, sano, quieto.