Hoy se murió mi amigo y me es imposible afrontar la idea de que no lo voy a ver más. Amado, compañero hermoso, no puedo creer que no estás más con nosotros.
No puedo entender cómo naturalizamos la idea de que la vida es esto: un amar hasta donde se pueda porque todo cambia de un momento a otro. Te fuiste y no puedo hacer nada. No pude. Soy solo esto. Un ser mundano que apenas entiende cómo funciona la vida. Inservible a la hora de intervenir o cambiar las cosas. No puedo con el dolor de esta realidad. Todo se ha hecho tan doloroso que ya no puedo afrontarlo.
No me acostumbro ni me voy a acostumbrar a perder seres amados. Estabas acá, feliz, corriendo, sano. Desbordandonos de amor desde el día en que te conocimos.
Perdoname, Amado. Me desarmo de dolor por tu partida. No me quedan más lágrimas para llorarte, amigo mío. Llegaste para salvar a mi hermana y nos enamoraste a todos. Cuando ella eligió tu nombre pensé que no podía ser más perfecto para vos: Amado. Querido. Adorado. Intenso hasta el cansancio y colmado de amor.
Perdoname, Amado. Hubiera dado años de mi vida para que estuvieras con nosotros hasta que seas viejito. Perdoname por no poder modificar el presente.
No sé dónde estás y si podes recibir este mensaje, pero: espero que te hayas encontrado a la Chiquita y que se estén disfrutando. Te amo mucho y te tenemos acá con nosotros, para siempre. Esta mundanidad asquerosa no me separa del amor que sentimos por vos. Por favor nunca te vayas lejos de casa.
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