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    hoy mi casa es de fantasmas

    macarena

    Sep 16, 2024

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    hoy mi casa es de fantasmas
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    Cuando digo la palabra casa, entre mis labios se forma un vacío enorme y me cuesta pronunciarla. En ese vacío existe una puerta que está abierta, y si paso adentro hay paredes que son blancas, tristes, solitarias, pero con el aspecto pálido de que allí hubieron recuerdos colgados. Se contornean figuras, cuadros, incluso flores, pero no se ve rastro material de la vida que celebraban. Cuando digo la palabra casa me voy a la calle General Paz, donde duerme enmarañado el museo que visité ese sábado. La otra vez pasé por allá y las paredes estaban derrumbadas, como si con tu ausencia se hubiera ido el arte también. Digo casa y las calles son muy chicas, y hoy sólo hay rejas y alambrados y hiedra que me engulle siempre un poco más profundo.

    Fantasmas pronuncia mejor mi boca y esa sí sale sin dificultad, tal vez en el desespero que da ponerle nombre a las paradas del colectivo donde dejé pasar más de uno por andar distraída entre tu voz. Digo carencia, vacío, pronuncio y deletreo la palabra amor y esa no tiene una forma, sino que es de cartón y plástico al costado de las calles chicas y llenas de rejas. Le doy cuerda a todos mis relojes y espero las lluvias silenciosas donde te prometí bailar, pero la hora nunca llega y ya se rompieron todos los engranajes que podían estar a mi favor. Hoy sólo marcan la misma hora quieta que durante dos veces al día me lleva a tu hora de almuerzo; ya las agujas no avanzan y me revuelve el estómago pensar que eso era lo que nos separaba de vivir viendo en el mismo atardecer. Capaz si desde antes hubiera puesto mi vida tres horas atrás, hoy pensarías que estoy un poco más cerca.

    Todos los caminos de Córdoba buscan destino, pero no hay ninguno que me lleve hasta allá, en cambio mueren en mi cuarto. Mueren con una lista de lugares que subrayé en azul para que vos vinieras y supieras que ahí estaba yo, que no te ibas a perder en una ciudad repleta porque delineé el sendero donde podías encontrar agua y sal y lunas. Muere el cielo porque ya no hay Marte, ni está Vega, ni titilan las Pléyades. Y la ciudad tampoco está repleta ahora, porque sólo estoy yo y la palabra fantasmas que es la única que sale de mi boca y me reconoce entre tanto vacío, como un viejo amigo.


    macarena

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