Hoy me desperté

Hoy me desperté

Del sueño a la vigilia y del frío puente de lo onírico a mi mundo todo.
Hoy lloré mis penas en vigilia, hoy sentí la cruz de la materia.
Hoy reí mis penas en vigilia, hoy sentí la cruz de la materia.

Hoy vi al hombre en la cruz viendo al hombre en la cruz.
Hoy vi el reflejo de la gracia divina, vi el reflejo de un hombre que quiere trascender.

Ahora abandono la lírica y su refugio.

Vi a Francisco hace unos días visitando una cárcel en silla de ruedas,
dándole la mano a los presos que la besaban.
Pero no solo vi a Francisco,
Vi a Bergoglio, lo escuché decir con dificultad “cuando entro a este lugar no sé por qué no soy yo en vez de ellos” y lloré,
porque también vi “al papa”, su representación, lo solemne entrando a una cárcel y dándole la mano a los presos, porque todas las paradojas son reconciliables.

Pero aun el “poder” que nosotros humanos creemos sostener y elevar no es más que un árbol que se quiebra ante el tiempo, y el tiempo será más importante que el espacio, pero el tiempo también es distancia y el tiempo de la metafísica, el tiempo de Dios, no es nuestro tiempo.

El kairos me verá llorar al amanecer, porque será el tiempo oportuno para renacer,
y la aurora me verá reír bajo el sol, porque mi sombra será más corta.

Algunas cadenas que se rompen son tranquilidad en el desierto, lo que escribo no llega como lo pienso, las palabras van muy lento en el teclado hasta expresar lo que vivo, lo que siento, mi mundo, aquella galaxia en mi cerebro, en mi logos, mi pantera negra, aquella infinita.

Hay más información en la imprecisa belleza de las cosas que en la certera nomenclatura de la estética. rie en mi desierto el reflejo de este espejismo.

Soy la niebla soy la paz en la tormenta

Lo que ruego a dios se lo ruego a mi amor por el mundo que cree, se lo pido a dios porque soy político en las palabras, mi azul inmensa voluntad