Hoy esta nublado ¿no?

Me parece fascinante lo mucho que puede cambiar una persona con el pasar de los años. Ya sea fisica o mentalmente esos cambios para mi son como magia.

Cuando era niño me gustaba la idea de que el cielo estuviera pintado de gris, de nubes gordas de gotas para todo aquel que quisiese mojarse. La lluvia significaba: no ir a la escuela, tomar chocolate caliente o sentirme calido dentro de casa. Era un sentimiento tan placentero como ningun otro y casi siempre que me levantaba lo primero que veia era el cielo. Con la esperanza de ver nubes grises y sentir una especie de pertenencia hacia ellas. La lluvia era vida, un motivo para estar feliz.

A ese niño le gustaba oir las gotas caer, ver el escenario gris, embriagarse con el hedor a tierra mojada y sentirse el prota mirando a traves de la ventana.

Sin embargo ese concepto al que me aferraba de lluvia cambio junto con mi cuerpo al crecer. Y no sucedio de la noche a la mañana. Anteriormente la madre naturaleza decidio inundar la colonia donde vivo, desplazandonos a otros lugares, pidiendo posada etc. Trayendo consigo nuevos comienzos y por ende dejando atras las comodidades de las que gozaba.

Perdi libretas donde tenia escrito cosas, objetos de valor, perdi tiempo valioso y energias. Sobre todo perdi a mi tortuga. No fue hasta hoy en dia que me di cuenta que pase por un proceso de duelo. Ese suceso me cacheteo de tal forma que me dejo mal parado, confundido con el mañana. En mi habitaba la incertidumbre.

Forzando en mi interior un cambio de perspectiva. Fue como un golpe de realidad y de la nada aprendi un desapego del que para nada estoy orgulloso. Es como si todo eso que perdi nunca hubiera existido.

Hoy en dia puedo decir que no pertenezco a la lluvia, que la aborrezco por todo lo que significa y arrastra con sus vientos que me erizan la piel. Ya no pertenezco y que bien!! otra cosa que tacho de mi persona. Ahora odio ver el panorama gris, me sofoca, me hace sentir encerrado cual bestia peligrosa e incomprendida. No solo se nubla el cielo sino la vida misma. Es horrible quedar atrapado en cuatro paredes porque con los peligros que traen las lluvias uno nunca sabe.

Nunca sabes si volveras a casa, si se acabara pronto el aguacero o si podre cruzar a salvo la calle inundada. La lluvia es perdida, perdida del color, de la calidez, de caminar hacia tu destino, de ganas de hacer algo divertido etc. Tal vez ese niño que era antes, añora con volver a sentir la calidez en las frias gotas de agua. Una lastima pequeño.