El amor o su copia me dejaron escribir poemas de ellos, pero ya no quiero leerlos. Al menos no en agosto, por una vez me niego a que sea el protagonista. Mis oídos sangran clamando palabras de aliento porque siento que el mundo se me viene encima, que no puedo respirar sin ahogarme, que el tiempo se está yendo y yo siento este miedo tan abismal.
El amor es egoísta, en todos lados,
en los poemas,
en las calles,
el mundo gira a su alrededor.
Yo, en cambio, cerraré los ojos hasta que vuelva a sentir que puedo con él.
Cabo mi hoyo con lágrimas en los ojos porque ya no soy quién era. No sé dónde buscar la autenticidad que perdí, no sé dónde hallar las palabras que olvidé pronunciar. Hace meses que no escribo, que no busco grietas que se sumerjan hasta el fondo de mí hasta arder y mantenerme cuerda, hace tiempo que no cuento en prosa lo que es difícil de decir en una conversación.
Vivo como quién tiene fe y las manos atadas, como quien se arrodilla cada noche esperando ser escuchada. Vivo como quién mantiene la esperanza:
Por las lágrimas de julio,
por los altibajos de agosto,
por la libertad de mi país,
por las víctimas de lo injusto,
por el amor o su copia,
por las cosas que perdí,
por los años que pasaron,
por encontrarme de nuevo.
Al final, escribir de esperanza es escribir de amor.
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