Para algunos delirio y para otros esperanza, el “fungi boom” genera intriga y escepticismo por partes iguales. Tanto especialistas como usuarios y detractores, discuten el lugar que ocupa hoy en la sociedad el consumo de hongos.
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“Mi papá tenía problemas de colesterol y otros relacionados con el sedentarismo, hasta que conoció el hongo shiitake”, cuenta Leticia Terzzoli, bióloga, micóloga y fundadora de Pro Funga. Su vida cambió completamente cuando comenzó a trabajar en la producción de hongos comestibles e investigar aquellos que procuraban tener beneficios para la salud en 2003 en la ciudad de Merlo (San Luis). Poco se hablaba del consumo de hongos en ese momento, pero ya su papá en 1995, había aprovechado la llegada de internet para buscar información sobre medicina natural. “Comenzó a leer muchos papers en inglés de Paul E. Stametes, e información en japonés sobre el shiitake porque era la información disponible en ese momento¨, explica Leticia.
Los hongos son utilizados por la medicina oriental hace más de 4 mil años, considerados parte vital del ecosistema, ya que se descubrió que permiten la regeneración de la vegetación a través de los micelios: la parte “oculta” de los hongos semejante a las raíces de las plantas que funcionan como red conectora entre las especies. Esta estructura presenta similitudes con las conexiones neuronales, generando un gran punto de partida para comenzar a investigarlos : ¿Qué tan involucrados estamos con el reino fungi?
“Se dice que en el mundo hay alrededor de 3 millones de hongos y nada más conocemos 150.000 especies. Para estudiar una planta, se necesitan 150 años. Es una locura” informa Lucia Avenatti, médica licenciada en la Universidad de Buenos Aires quién forma parte de Espora de Vida, una red de investigadores y profesionales de la salud, que se dedican a desarrollar los tratamientos con hongos.
Entre los tipos de especies que menciona, hay una que es considerada la más polémica y la más estudiada por los científicos en el último tiempo: el hongo psilocybe. Esta especie contiene psilocibina, que si bien es una molécula con cierto potencial alucinógeno, tiene un efecto muy parecido al de la serotonina; se encarga de mantener un equilibrio total del sistema tanto inmune como anímico de la persona. A raíz de esto surge el interés en su investigación.
LOS CAMINOS HACIA LA LEGALIDAD
Por el momento, Argentina no cuenta con una legislación sobre los hongos para su uso medicinal. Tan solo los catalogados como “setas comestibles” se pueden comercializar libremente en nuestro país. Se incorporaron 21 especies de hongos comestibles al Código Alimentario Argentino en 2012, lo que denota un largo camino aún por transitar.
Uno de los precursores en llevar a cabo ensayos clínicos para la aprobación de uso de psicodélicos en en ámbito médico, tales como el LSD (dietilamida de ácido lisérgico) o la psilocibina, (4-PO-DMT o 4-fosforiloxi-N,N-dimetiltriptamina) fue Estados Unidos. Desde los años 60 se vienen realizando estudios para la legalización de sustancias psicodélicas, aunque estas investigaciones perdieron legitimidad por el uso de esta sustancia alucinógena de manera recreativa. Tuvieron que pasar varias décadas para que se retomaran, con impulso y seriedad, nuevas investigaciones con el fin de legitimar a la psilocibina.
Con respecto a la reactivación sobre las exploraciones, Fernanda Mielnik señala que “Fue clave que en 1999, Estados Unidos haya retomado las averiguaciones formales”
Si bien la despenalización de psicodélicos surge en algunos estados del país norteamericano en 2020, fue Australia el primer país del mundo en aprobar su uso medicinal, emitiendo un comunicado oficial e informando un cambio en la clasificación de la psilocibina y la MDMA para permitir la prescripción por parte de psiquiatras autorizados.
Estos pasos fueron muy significativos en el camino de la legitimación de este componente, ya que dieron lugar a su comercialización. En la actualidad, el medicamento ‘Blue Serenity‘ que contiene 25 mg de Psilocybe cubensis está a la venta en Canadá.
Por otra parte, Latinoamérica aún continúa en fase de investigación, a cargo del Comité de Ética del Hospital Borda, con el apoyo de ANMAT y el CONICET. La falta de regulación es un problema para los productores locales, que aún siguen siendo estigmatizados.
“Tengo un amigo en Chile que estuvo 3 meses preso por vender insumos para producción de hongos, que ni siquiera contenían ninguna sustancia ilegal”, comenta la bióloga y productora de semillas miceliadas de hongos comestibles, Leticia.
Los productores, a pesar de solo utilizar hongos que no contienen sustancias psicoactivas, siempre tratan de ser precavidos y aclarar que solo trabajan con hongos legales, con el fin de evitar prejuicios y problemas. “Son cosas que yo aprendí de chica, a tener mucho cuidado porque cualquier cosa puede ser una justificación para qué puedan allanar tu casa o que te metan presa, y yo no trabajo hongos psicodélicos”, explica la productora. La cual también agrega, con entusiasmo y preocupación: "cuándo sea legal, va a estar buenísimo explorar ese campo también, pero por el momento no, es demasiado riesgoso”.
LOS PODERES DE LA PSILOCIBINA
En los últimos años se pudo desarrollar un avance significativo en el uso de hongos psilocíbicos en terapias para la salud mental, tales como la ansiedad o la depresión. Gracias a su efecto similar al de la serotonina, generan la capacidad de estar más presente en cada momento y eliminar los famosos “pensamientos de rumiación”.
Charles Raison, psiquiatra de la Universidad de Wisconsin - Madison, especializado en depresión, explica el proceso de la terapia con hongos en términos freudianos: al estar más conectado con el presente, el ego se desconecta y, de esta forma, el inconsciente se libera. “La psilocibina busca mostrarnos nuestros problemas, para que podamos abordarlos. En muchos casos, puede que la información sea abrumadora para el paciente , entonces se propone suspender la toma hasta abordar el tema de forma terapéutica” aporta Fernanda Mielnik, psicóloga que forma parte también de la red “Espora de vida” , sobre el uso de los hongos en sus sesiones.
Existen dos maneras de abordar la terapia con hongos alucinógenos o del tipo psilocybe: la macrodosis y la microdosis. “En la macrodosis la persona puede consumir desde 1 grs hasta 5 grs de hongos” señala la psicóloga, quien en principio realiza una evaluación del paciente, consulta que quieren trabajar y le solicita estudios médicos preventivos.
El objetivo en este tipo de tomas, es que el paciente llegue a un estado de conexión con su interior y logre reestructurar su personalidad. Es un proceso que suele durar entre 6 y 8 horas, donde el paciente está continuamente acompañado de un profesional.
La microdosis por otro lado, es un proceso más largo y con dosis reducidas: se realizan pequeñas tomas de aproximadamente 0,1gr. durante un mes.
“No viene a reemplazar a la farmacología tradicional, porque su manera de actuar es de forma más personal con el paciente quien debe tener una total responsabilidad sobre sí mismo” aclara Fernanda Mielnik y amplia, “en la farmacología tradicional lo que se logra, es solo amedrentar los síntomas más fuertes de algunas crisis”.
HONGOS VS FÁRMACOS
En este contexto de auge del reino fungi suele surgir la contraposición entre medicina convencional y natural. Si bien ambas ramas demostraron que tienen mucho que aportar, hubo un giro que se dió en la pandemia y post-pandemia, que abrió más el abanico de posibilidades en la medicina alternativa. Teniendo esto en cuenta, resulta interesante destacar la versatilidad de los hongos, y explicar cómo se integran en la medicina.
“Hay un hongo en particular que desparasita el cultivo del centeno, el cornezuelo. Por este hongo murieron muchas personas en el medioevo. Pero también, gracias a la ciencia, se descubrió un principio activo de este hongo que se utiliza para la migraña, o terapias post parto” comenta Lucía Avennatti, médica de Espora de Vida.
Este tipo de hongo contiene una sustancia psicoactiva, ácido lisérgico, más conocido como LSD. La Dra. Avennatti, contrasta: “Podés ver cómo un mismo hongo puede matar o sanar, y al mismo tiempo se puede consumir de forma recreativa”.
Los hongos se vienen utilizando para tratar el cáncer y enfermedades respiratorias en Asia desde hace muchísimo tiempo. Incluso en Egipto, sus propiedades curativas fueron mencionadas por primera vez en el 1500 a.C. La famosa Penicilina, un antibiótico muy común y efectivo, proviene de una especie de hongos llamada Penicillium, demostrando que incluso la medicina más convencional está ligada al mundo fúngico.
Sin embargo, no hay consenso claro en el ambiente de la salud sobre cuánto y cómo se deben mezclar estos dos mundos. A pesar del notable incremento en el consumo de hongos, para uso recreativo y para cuestiones de salud, tanto física como mental, los fármacos son los que predominan.
En Japón, hubo estudios que demuestran que los hongos funcionan como complemento para tratamientos oncológicos, pero no se ha visto replicado en muchos países más. Esto sorprende a varias personas, ya que tratamientos como la quimioterapia no suelen ser cuestionados, a pesar de sus efectos adversos, tales como cansancio, náuseas y vómitos. caída del cabello, entre las más leves.
¿Por qué será que el poder de las farmacéuticas influye tanto o a la hora de introducir formas alternativas de medicina? ¿Se trata de intereses económicos, es una cuestión de tabú, o hay razones aún no tan conocidas por las cuales no se incorpora el uso de los hongos en la medicina en todo el mundo?
Cada especialista que se involucró en el uso de los hongos en lo medicinal, intenta desmitificar la idea de peligro. No porque este no se encuentre presente, ya que en cualquier tratamiento las probabilidades de que las intervenciones fallen son inevitables, si no para que tanto la medicina contemporánea, como la ayurveda y la medicina tradicional, puedan coexistir de manera tal que promover la salud de la especie humana en lo individual y en lo colectivo sea el eje central de las diversas ramas de esta misma disciplina.
Las investigaciones demuestran que existen efectos muy positivos en la aplicación de estos organismos sobre nuestra salud, día a día países del mundo avanzan en nuevas técnicas y en la regulación de su uso, erradicando de a poco el miedo y la desinformación que existe. Lo cierto es que el reino fungi demostró ser inagotable, será nuestra decisión aprovechar o no sus beneficios.
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