Hoy me quedé pensando en por qué cuesta tanto encarar una hoja en blanco. ¿Por qué escribo? ¿Para qué? ¿Para quién? De estas preguntas me surgió una que me interesó mucho más: ¿por qué me hago estas preguntas ante una hoja en blanco, cuando no me las hago en otras situaciones? Soy una persona que confía mucho en su instinto, pero por desgracia eso me lleva a hacerme pocas preguntas. Esta noche tocó hacérmelas, en el trabajo, mientras intentaba actualizar mi perfil de Linkedin y le respondía preguntas sobre cómo hacer cada tarea del turno noche a quien creo que están formando para reemplazarme.
Las preguntas no voy a volcarlas acá, asique las respuestas tampoco (aunque la verdad no pude responder muchas con la certeza que me hubiera gustado). Pero no quería dejar de marcar el Cinco de Mayo como el día que mezclé mi iniciativa - para no paralizarme ante las hojas en blanco que me vayan apareciendo - con la prudencia de ir haciéndome las preguntas que sean necesarias. Quizás quede en una declaración de intenciones, de esos pensamientos de madrugada que nunca pasan a mayores. También es normal que la invasión de preguntas traiga consigo algunas dudas. Pero hoy prefiero tenerlas antes que seguir cómodo, sin hacerme planteos internos, que es en definitiva un proceso que necesitamos atravesar para intentar ser la mejor versión de nosotros mismos.
Este conjunto de ideas me pareció oportuno para mi primera publicación, para romper con esa hoja en blanco que era mi perfil de Quaderno.
Espero que este se vuelva un espacio donde me amigue con las hojas en blanco, y que me acompañen en la lectura de lo que vaya surgiendo en este nuevo vínculo.
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