Incluyendo este presente, he decidido plasmar mi suerte, intentando convencer que es hermoso probar el conocerte.
Pídeme amar sin afán de torturar, incluyendo antes el querer sin tener que temer, pues la belleza al fin pudo tocar mi ser.
Respirando tu aroma desde mi casa a Roma, teniendo bailes sin llevar prisa, incluye tu mirada y la sonrisa, comienza a sonrojar toda mi vida.
Llevo los escritos perfectos desde que te tengo, no sé si es mi angular risa o si es tu embrutecido sueño de volar y quizá nunca regresar.
Estando en la cima haz querido protegerme a toda costa, ¿a quien le debo la vida tuya por quererme hacer llegar a la blanca ruta?
Sigues siendo un misterio, intento confabular la sonrisa que postulas por destellos y resguardas cuan centellos de gloria.
Hasta traer la calma, como enseñar a perder la cordura, tu conexión ante el mundo se une por vivir con Atenea pura.
No intento ser el peón del ayer, intento ser el guardián que te entiende hoy, pues las guerras con las pesadillas se fueron desde que el alumbrar de tu alma ha sabido curarme una y otra vez.
Lo siento si no llego al alcance tuyo, no somos iguales, pues la diosa es exhorbitante y el guardián sólo un instante.
Ante todo soy un momento, cualquiera llegará a ser un tirano más, así que procura que el momento sea el guardia de tu vida, porque Atenea no camina sola al saber que el tirano sólo quiere robar tu esencia única.
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