Hija

02.02

Sobre las complicadas relaciones con los mapadres, que hacen lo que pueden y siempre dan lo mejor. Resentimientos, abusos y otras yerbas. La libertad de ascender en un pájaro de ojalata.

Si hubiera podido tener hijos y formar una familia nunca les habría marcado que son nada de todas las maneras posibles, salvo decirlo directamente. Nunca los habría traicionado de tal manera que ellos/as tengan que recorrer súper solos su camino. Nunca los habría invitado a algo y después los hubiera lastimado quejandome de que ocupan un lugar en el mundo. Nunca me quejaría de que se valen por si mismos y no vienen conmigo. Nunca me hubiera quejado de que vienen y por un corto tiempo para molestar lo menos posible. Nunca hubiera degradado su esfuerzo constantemente. Nunca hubiera matado algo que hagan ni ellos ni nadie que esté tratando de aprender y ganar independencia y autonomía. Habría hecho todo esto porque aunque no podré hacerlo me di cuenta de las cosas y eso es gracias no solo a mi cabezota, sino porque traté de ser libre en mi mente en medio de la extorsiva dependencia del tiempo tiempo libre para pensar y estudiar que me regalaron mis viejos. Ojalá hubiera aprendido sola todo para valerme completamente por mi misma y no ceder a ciertas extorciones. Si hubiesemos estamos más lejos nuestra relación hubiera sido mejor.

Aunque no pueda hacerlo, quería decir que extrañaré a mi madre, que este será el último viaje juntas, aunque quieras arruinar el gusto de viajar sola y con mi plata en avión por esta vez, yo te quiero. En la reproducción de un trauma no hay crueldad, hay necesidad de un poco de afirmación y la puedo entender.

Encontré otra forma de libertad cuando, las pocas veces que pude hacerlo, miré la pista finalizando en un lugar.. pero no nos detuvimos. Esa línea de arte soviético que nos despega de los límites establecidos. ¿Será por eso que me enamoran los aviones? Me acordé de que le intenté escribir un poema a un avión. Es bastante malo y no lo encuentro, pero encontré la imagen que lo acompañaba. Recuerdo que recorría todas las sensaciones raras de volar empezando por la más extraordinaria y destructora de estructuras que es que un pájaro de ojalata se desprenda del piso y siga líneas imaginarias a treinta y cinco mil pies de altura.

Mañana viajo en un embraer 190 (industria latinaomericana de avión mamáaaaaaaa, a veces tengo un rato nacionalista y se me pasa) y revisité el plan para ampliar la aviación en Argentina que tenemos el chat gpt y yo tenemos armado. Incluye aeropuertos en 20 ciudades, cómo financiarlos y cuándo se recuperaría la inversión. No se si es muy realista pero qué hermoso sería. Simplemente quería dejarlo escrito.

Mamá te quiero, aunque lo diga poco.

La volada de tu hija.