...
Predicción.
En el Libro de los jueces está escrito: "En aquellos tiempos no había juez en Israel, y cada quien hacía lo que le parecía mejor".
Y he ahí el número primero de los que le siguen.
Veamos ahora el segundo.
Y surgió del mar una estrella, con las heridas de Cristo, adornada con las virtudes de Confucio y los vicios del sijismo, y fue desde ese día, quizás viernes, que los primos se extendieron por todos los continentes.
Y ese será y es el segundo de los que han de ser.
El tercero está por ver.
Fue que en aquel tiempo, visto ya el derrotero, y que el hombre (como concepto) no es más que un desastre con algunos adornos bellos, aquel que decía tras pensar lo que quería decir, dijo:
Sol, Luna, Tierra, agua, arboles y abejas. Con eso basta.
Y ese fue el tercero de los cinco.
El cuarto aquí, ahora mismo.
Se dio pues la carambola tras el caos, y del billar cósmico la bola negra durmió al fin en su tronera. Así, un vertical infinito vertical infinito vertical inf... Fue escrito.
Y tras este cuarto solo restaba uno.
Vino a ser el quinto.
Quiso el destino que fuera él, otro que ya había sido. Como los sentidos son, como Pentateuco por Moisés escrito.
Y así se completa la serie y he aquí que el premio está servido.
Yo os lo digo.
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