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hay un nuevo rey en el infierno

Jul 22, 2025

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hay un nuevo rey en el infierno
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El último concierto de Black Sabbath, el cual fue hace menos de dos semanas, recaudó más dinero que el infamous Live Aid del año noventa y dos, ese donde tocó Queen haciéndose más enorme que nunca. Con artistas del heavy metal como Pantera y Tool, más de doscientos millones de dólares fueron destinados a una fundación en contra del Parkinson, la enfermedad que arrancó a Osbourne de los escenarios.

Nacido en Birmingham con sus canales y su óxido y sus fábricas con su humo espeso, Ozzy vivió su adolescencia con una estrepitosa trayectoria: dislexia, enfermedades que lo postraban en la cama, noches en comisarías, alcohólico desde chico... Aún así, a los veintiuno, Ozzy ya era padrastro y estaba casado con su primer esposa. También lideraba el puesto veinte del top de hits junto con su banda Black Sabbath gracias a Paranoid, lo cual los llevó a su primera gira a los Estados Unidos. ¿Dato curioso? Ozzy no quería ir: tenía miedo por el asesinato de Sharon Tate y su bebé no nato en manos de los psicóticos del Spahn Ranch, liderados por Charles Manson, crimen ocurrido hacia menos de un año para ese entonces.

Lo mejor de Ozzy es que no tenía idea de lo que estaba gestándose en su voz aguda y cocaínica cuando bajó de su primer avión a Estados Unidos junto con Geezer, Tony y Bill: Osbourne salía a los escenarios con ropa blanca y llena de flecos, haciendo el signo de la paz, poco coincidente con las canciones sobre brujas, empalamientos, droga, muerte, desidia y estertor, y enojado con el rótulo de metal pesado que les pusieron los críticos, muy a pesar de que el mismo guitarrista de Sabbath, Tony Iommi, perdió la punta de sus yemas dactilares por distraerse en su trabajo en la fábrica, convencido de que el sonido de la máquina que le rebanó los dedos debía ser el sonido de su guitarra. A Ozzy le tomó un tiempo que pudiera aceptar su incisión en la música, la cual cambió para siempre gracias a él... Juguetón, rabioso, drogadicto, iracundo, fue apodado el Principe de las Tinieblas en los años ochenta, y desde entonces no dejó de exudar esa oscuridad estética que no coincidía con la jovialidad de sus palabras.

Ozzy Osbourne casi mata a su segunda esposa ahorcándola. En ese entonces ya había sido echado de Black Sabbath por su adicción a la cocaína (dicen que la banda tenía un presupuesto de dos millones de dólares por gira, solo en droga) y su reemplazo había sido el lirico Dio, otro insuperable. Sharon, su mujer y manager, a quien conoció por ser hija de uno de los productores de Black Sabbath, se enfundó en sus ropas, tomó las llaves y lo llevó a una clínica de rehabilitación. Luego apareció el Ozzy Osbourne dulce, enternecido y sobrio, el de pelo corto con mullet ochentera, el que canta Mama I'm coming home.

También está el Ozzy del reality show, el papá de Kelly, quien también tuvo sus propios problemas con las drogas y debió ser internada en un centro de rehabilitación para celebridades a los quince años, y también está el Ozzy que arrancó la cabeza de un murciélago, pero esos hitos de la cultura pop no son todo lo que él era, semi dios y sumamente mortal, a su vez, un hombre infantil y generoso. Cabe mencionar que siempre sufrió por el murciélago que decapitó, nunca encontrándole la gracia a los tabloides sensacionalistas que preguntaban al respecto.

En los primeros conciertos de Black Sabbath (pueden googlear y observar la magia en una grabación pobrísima, Ozzy con su largo pelo en un bar francés. Busquen Black Sabbath 1970 Live en YouTube), Ozzy era una bujía largando un humo tan espeso como el de las fábricas de su natal Birmingham. Era uno de esos muñequitos cabezones que se ponen en el tablero del auto, sobre la guantera, para que cabeceen ante los baches del camino y los empedrados. En su último concierto, postrado en una silla como un trono de látex, apenas podía moverse, pero su voz, inmaculada voz del Diablo, no dejaba de sonar preciosa y joven.

El Diablo puede ser hermoso y como dijo Neil Young, es en el rock and roll dónde Satanás y Dios se toman de la mano y estrechan sus cuerpos en festividad, contentos por su negocio perfecto.

@lanosferatu

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