Esto no es un poema, es una carta de amor, de súplica, una noble petición.
Vida mía, hay goteras en la casa,
Hay grietas que cada vez son más grandes en lo que llamaste hogar
La huella que dejaste tras tu partida ha dejado un espacio más profundo de lo que te imaginas, un vacío
El tiempo a su paso se ha llevado consigo el rastro de tu risa que acompaña una felicidad que ilumina
Y tu ausencia repercute en nuestras Vidas
Como si tus rígidos y fuertes huesos hubieran sido lo que sostuvo cada pedazo de estos rincones
¿A dónde te has ido ahora? ¿Eres feliz allá? ¿Nos ves desde donde estás?
Ven, permite que te abrace esta noche y hazme saber que tu cuerpo físico no es más que polvo, que no me sostienen tus brazos, sino tu alma
Que sigues aquí con nosotros, que no te me has ido del corazón
Que la esperanza se queda, que la belleza de un nuevo amanecer me sabrá como tu comida...
Si, hay goteras en la casa
Pero tu llama enciende una vela que no se apaga con agua, porque la llevo dentro de mí.
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