Hamburguesa

Podría vivir a hamburguesas.
Donde vivo hay unas re baratas que, comparando precio-calidad,
una puede caer en la tentación de vivir solo a hamburguesas.

Siempre que iba a tu casa comíamos hamburguesa.

Ahora estoy saliendo del mejor lugar de comida rápida de toda esta ciudad.
Ese que vos me enseñaste.
Camino hacia casa con mi hamburguesa en la mochila.

Paso por el parque, y veo a una mujer que pasea a un perro.
Supongo que es de ella, o por lo menos al que ella cuida.
Veo que se seca una lagrima, y me doy cuenta que la mascota es una excusa.
Lo que necesita es salir, sacarse a pasear ella, escapar por un momento de los mensajes que la obligan entre las paredes de su casa, escapar por un momento de las exigencias que ella misma se miente.
Pero salir la libera, le desata la garganta y deja correr a las lagrimas.

Me pregunto si vos también necesitabas una excusa.

"Pero no le escribí a nadie", me dijiste, justamente como excusa, después de desaparecer.
"No le escribí a nadie". Un eco vacío me elimino de tu discurso.
No me interpelaste.
Ese eco me hundió, en un segundo, en ese parangón incierto entre el nadie y el todxs, que solo vos sabes a quienes engloba.
Una sombra etérea entre un montón de otras sombras que asoman de una historia tan tuya y tan de otrxs, que lo poco mio moría.

Pero ahí lo entendí.

¿Como puede una convencerse y mentirse tanto así? Me pregunté.
¿Es tan doloroso ver la verdad, que una debe crearse mensajes irreales?

La señora amarra al perro, se seca otra lagrima, cambia de rumbo.
No le puedo decir nada como consuelo, ya no quiero mentir.
Solo sigo caminando con mi hamburguesa en la mochila.

Quizas cuando llegue a casa, siga en la mochila.
Y quizás pasen un par de meses, y la hamburguesa siga en la mochila.

Y cuando este lista, la saque, la mire de frente y le diga Gracias.