Día con día, me confundes más.
Tengo más preguntas que respuestas, y tú… finges demencia ante mis palabras.
Mi mente insiste en decir que no, pero mi corazón —terco, ciego—
te anhela, y anhela seguir enamorándose de ti,
de la persona que conocí antes de que este momento nos rompiera.
Sé que no soy para ti, sé que no soy lo que buscas.
Pero si estoy en lo cierto, dime,
¿por qué sigues llamándome tuya cada vez que nos vemos?
¿Por qué actúas como si quisieras darme el mundo cuando estoy a tu lado,
y por teléfono eres tan sombrío, tan cortante, tan ajeno,
como si no te importara?
Dímelo, por favor: ¿qué estamos haciendo?
Dime, ¿a dónde vamos?
¿Qué pretendes que suceda mañana?
Amor… yo no actuaré. Es tu turno.
Aunque muera por intentar entenderte, aunque se me desgasten los ojos de tanto llorar,
no actuaré. Es tu turno.
Sé que es momento de que te vayas.
Lo sé.
Y también sé que es momento de que yo me vaya.
Pero háblame claro,
dime qué recuerdos se quedarían contigo.
Háblame.
Comunícate conmigo.
No me dejes sola en este silencio, porque te necesito más de lo que crees.
Aunque no lo aparente,
ya estoy perdidamente enamorada de ti.
Sigo aquí, esperando las respuestas de las palabras que te dije hace unos ayeres.
Estre.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.


Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión