Guardia Civil.
Sep 21, 2024
...
Tiempos oscuros.
Yo corría hacia mi casa, era ya noche... en invierno dura tan poco la tarde... la pareja de la Guardia Civil acababa de parar sus motos en la puerta del cacique que, por costumbre y conveniencia, los invitaba a vino y queso y sardinas saladas. Uno de ellos dio una voz dirigiéndose a mí:
-¡Muchacho!
Yo me detuve en seco. Todo un guardia me llamaba la atención. Me invadió el miedo.
Me quede allí parado. No sabía que más podía o no podía hacer.
-¿Por qué corres?
Me preguntó con una voz autoritaria.
Yo siempre corría. Montaba en mi caballo imaginario, marrón claro con la cola y las crines blancas y corría a hacer el recado o de vuelta a casa o... corría.
No supe contestar, porque no tenía respuesta ni el miedo me dejaba decir nada.
El del tricornio y el capote, desde la semi oscuridad de los soportales (imagen que me atemorizaba), insistió de algún modo, pero su compañero, quizás más sensato o con más frío y pendiente del refrigerio, dijo:
-Deja al chaval.
Y ahí, salí de nuevo corriendo, con el miedo en el cuerpo, en los huesos.
En mi casa no dije nada.
Quizás era yo culpable de algo.
En aquellos tiempos uno no sabía muy bien cuando pecaba.
(Me siguen dando miedo).
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