Se enamorarán los cielos, sí.
Me buscará el buitre, me avistará el cuervo.
Llorará el bosque en desespero,
una tormenta avisará dónde es que me entierro.
Me necesitará el infierno,
sus templos sangrarán un rezo.
No importa cuánto oxígeno me hurte la tierra,
cuánta sepultura abunde en el corte
de mi existencia.
No habrá claro en el ataúd
que no me permita vislumbrar la luz.
Están sepultadas, a la estela de mi sombra,
las líneas más transgresoras de mis obras.
Le dejo a los demonios impartir mi palabra,
y al querubín, la trompeta, para, al fin, silenciarla.
Haga lo que haga el ángel,
el cielo no puede evitar enamorarse.
Los escritos me invocan para fusionarse.
Me buscará el buitre, y encontrará huesos.
Me avistará el cuervo, y encontrará sesos.
Me llamará la muerte, se acostará cerca de mi cuerpo.
Me conocerá Dios, y reconocerá en mis versos lo eterno.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión