En una noche tan calma y silenciosa como la de hoy, solo puedo conectarme con los sonidos que me rodean y una angustia que parece apoderarse de mi cuerpo.
Brotan de mis ojos todos esos sentimientos que tenía guardados y mantenía en secreto ante todos, y ante mi mismo.
No es sino ahora, el mejor momento para que afloren y caigan hacia el vacío de una vez por todas.
Haciendo ahora una reflexión en frío y con la mente calmada,vuelvo a tener contacto con mis sentimientos y me encuentro nuevamente frente a frente conmigo mismo, sin posibilidades de mirar al costado.
He amado, he sentido.
Amo, siento.
Tener la capacidad de poder amar es algo invaluable.
A veces las cosas no salen a nuestro favor.
Nuestro corazón, por más afligido que esté, no tiene que endurecerse.
Es propio en nuestro ser el tener que sangrar para después sanar nuestras heridas, crear barreras para que esto no ocurra solo nos priva de vivir aquello para lo que estamos hechos.
Para sentir.
Y qué mejor que estar vivos para experimentarlo.
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