Gloria y luto.

...

Conmigo hablo.

-¿Matarías?

-Si uno se para a pensar, la mayoría matamos cada día.

-Explícate.

-Comemos carne.

-Sí, eso es cierto, y es mucha muerte la que viene de ahí, aunque no la veamos, aunque suceda lejos de nuestro olfato y nuestra vista.

-Y no es eso lo peor. Lo más grave no es matar, es dar mala vida.

-Comprendo. Las condiciones de crianza y engorde, los modos de transporte y almacenamiento de esas vidas...

-Y el divertimento. Hay animales destinados a sufrir para que unas gentes aplaudan y rían.

-Poco bueno dice eso del ser humano. Pero... ¿matarías a uno de ellos?

-Creo que sí.

-Explícate.

-Hay muchos humanos que son muy dañinos. Igual que acabamos con un virus, creo que es necesario acabar con determinados elementos. "Solo hay que colgar a los malnacidos, pero a los malnacidos hay que colgarlos".

-Eso es de una película.

-Los odiosos ocho.

-¿A quien colgarías?

-No es fácil erigirse en juez de la horca cuando hay que poner caras y nombres, pero es evidente que hay seres que merecen ser acabados.

-Al estilo revolución francesa.

-Sí, ese es buen ejemplo.

-Hubo injusticias.

-Por supuesto, pero esta vez las sufrieron quienes permitían y aseguraban que la injusticia fuera un mal contra los miserables.

-Visto así ¿quién se libra?

-Puede que tengas razón... quizás no deberíamos librarnos nadie.

..

Matamos sin piedad, pero matamos de forma equivocada. Mueren los inocentes, cada día, por culpa de la maldad y de la indiferencia. Mientras tanto, los culpables disfrutan de la vida en sus palacios y sus yates. Mientras tanto, los que nos libramos de ser víctimas, somos cómplices indolentes de tanta barbarie.

Y más en sábado.

Ahora,

que la piel es una manta,

que canta la cigarra su estridente garlido.

Ahora que cada sombra vale un reposo,

que el sol mata con su brillo en oro,

mata también en su defensa el toro.

Murió ayer un torero.

Gloria y luto.

Negro el terno.

Hace calor en el centro del albero.

Y en el andamio.

Y en el infierno.

Dolbach.