Di un paso. No mire al frente. Sólo lo di.
Pasaban las horas. Caía el sol y daba ese paso. Un punto de quiebre. Una inflexión de lo que hoy es.
Lo miro en retrospectiva. No fue sólo eso. Ese día casi sigo perdiendo tiempo. Fue una decisión y un cambio de vida.
Esperaba que pase algo. Sentado. Pero lo que busco no cae como la lluvia.
Tuve un momento lucido. Sentado ¿Estaba dispuesto a dejar ir la vida? Salí a caminar. Anduve por la ciudad 37 minutos. Caí en que me gusta ir por espacios donde haya gente. Veía sonreír personas. Eso me hizo bien.
Este primer paso fue uno grande. El más costoso y también el más llevadero. Me recordó la vida misma. Ella tiene esos agridulces poéticos al paladar.
Di un segundo paso. El viento despeinaba mis rulos. Me gustaba el aire fresco en la cara. Fue al otro día. En el camino pensé gritando: “Esto es lo que quiero”.
Hoy caigo en el logro. Un paso llevó a otro. Sin quedarme. Con más glorias que penas. Hoy caigo. Desafío la vida. La vivo a pleno.
Hoy, cuando el confort golpea mi puerta, ya no estoy. Salí a caminar.
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