—¿sueño o pesadilla?—:
tú y nuestro grupo de amigos saliendo de aquel bar,
tú, agarrándome la mano:
—Quédate.
Y yo,
a pesar del trabajo al día siguiente,
dije que sí.
Nos miramos,
y el tiempo se congeló:
sabía que caería ante ti.
Luego, tus manos
—frías y pequeñas—
tocaron mi brazo.
Yo ya estaba rendido a este sueño huraño.
Mi pesadilla fue verte:
tus ojos en sus ojos,
tu pelo entre sus dedos,
mientras yo
era solo aire.
Yo no existía.
Yo no importaba.
Sabía que era la última vez,
y aún así,
mis labios solo supieron
temblar
un adiós
que nunca llegó a tus oídos.
Porque para ti,
yo no existía.
yo no importaba.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión