Ganadores vs Perdedores

Hay una diferencia abismal entre uno y el otro; he dedicado gran parte de mi vida a estudiarlos, a analizarlos, los he observado con extrema delicadeza.

Unos son ganadores natos, lo llevan dentro de ellos, su madera está hecha para ganar, no se conforman con un segundo puesto o con el haberlo intentado; si no ganan sienten que algo dentro de ellos muere, se alimentan de los perdedores, los sienten en el aire, beben en cáliz sagrados las lágrimas de aquellos que no llegaron, aquellos conformistas del intentarlo.

Los ganadores sueñan con ser epónimos, alcanzar la transcendencia más allá de la banalidad; jamás se van a conformar con poco; su naturaleza se los prohíbe; es como si tuviesen una religión aparte, un Dios al que le rinden tributos en forma de trofeos, victorias, aplastando a los que pierden. Nacieron para esto, nacieron para ganar. Los denomino los inconformistas del éxito.

Por otro lado, los mal llamados por la sociedad "perdedores", en ellos descansa el sentimiento de haberlo intentado, para estos prevalece más el camino que el premio en sí; dicen que el hecho de ganar el trofeo o no es un hecho burocrático ligado a una coronación; prefieren quedarse con el esfuerzo y la disciplina. La sociedad los observa por encima debido a que se dejan llevar por un erróneo mensaje. El trofeo vale más que el intentarlo una vez tras otra.

Irrisoria mirada, el pensar que el ganar vale más que intentar sin parar. Ellos trabajan como herreros; en sus yunques de experiencias forjan sus mejores derrotas, sueñan con transformarlas en algo más y no descansan hasta lograrlo.

Al final, ¿qué vale más, los trofeos de aquellos que nacieron para ganar, o los perdedores que tuercen un destino que nos les pertenece? Nacieron con la maldición de perder, pero aún así nunca se rinden, y convierten sus fracasos en trofeos, y luego de tantos años de estudiarlos, permítanme decirles que ahí están los verdaderos ganadores.