Donde miro
hay una persona que amo sufriendo
no paran de sufrir
las personas que amo.
No existe el descanso en mí
ni en ellos
porque todo el tiempo
suena una amenaza de bomba
y yo corro de aquí para allá
de uno al otro
intentado evitar un desastre.
¿Cómo se hace?
Para parar
para decir no,
no sé, no estoy
sin que eso suene como un perdón.
La lección la aprendí como un rezo:
cuando una persona amada sufre
hay que acudir
responder el teléfono
y dar a cambio (¿de qué?)
la propia humanidad.
De repente pierdo el eje
mi cuerpo se marea,
adormece en medio de crisis ajenas
que no se enteran de mí.
Si no le concedo silencio y suspensión
me va a atacar
lo sé, lo niego, hasta que un día
estoy partida.
Cuando dirigí el auxilio hacia adentro
y deshabilité el servicio
explotaron a la vez
todos los demandantes.
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