Fuego.

Democracia

La "democracia", nuestro sistema político que funciona como sitema nervioso y oseo del estado, hoy parece dejarnos cuadriplegicos, totalmente abandonados de toda acción, de expresión.

Un estado totalmente "ausente", en el cual cabe preguntar; si es acaso ausencia por inoperancia, fallas totales en manejo y estrategias de las políticas publicas, falta de recursos, inexperiencia frente asituaciones de gran embergadura, o simplemente ¿será una ausencia prioritaria, direccionada solo a atenderlos deseos de grandes mercaderes?

Parece ser que como el principe, el estado no pretende hablar de lo que hace mal, abandonando las urgenciasdel pueblo, sino de lo que hacen «bien» creando una careta de que todo esta perfecto, en progreso y quesiempre miran al pueblo.

Hoy la ruta 40, la zona andina, pareciera sufrír la naturaleza del hombre, su estado más salvaje.

Diría Hobbes que el hombre es una bestia con intereses, alguien que en todo su egoísmo natural, hace y deshace sin importar nada más que sus objetivos.

La pregunta más importante que surge con estareflexión es: ¿Quien es el pueblo entonces? ¿a quien escuchamos? Si cuando queremos leer a los medios,escucharlos o verlos, parecen querer desviarnos yseducirnos con vanalidades que no tienen la más mínima dimensión de lo que realmente pasa.

Querer manipularnos, querer controlarnos y sobre todo querer anular el pensamiento y la empatía.

Reformulo, ¿Quién es el pueblo entonces?, ¿Quién vela por nosotros? Se muy bien que todo es cuestión de perspectiva y que la gente que ayuda por encima de lo que tiene, aquellas que con empatía y fuerza parece poder con todo, dando una mano, combatiendo cuerpo a cuerpo el fuego.

La gente que hoy toma consciencia de que nadie va a ayudarlas mas que la medida en que ellas mismas dispongan de hacer algo.

Es increíble ver como las adversidades así sacan a flote ese deseo instintivo de supervivencia y todos juntos tiran para un mismo lado.

La gente contra el fuego, la gente contra el abandono de persona, la gente contra el olvido, la gente contra el abuso de los que destrozan la tierra, y sobre todo la gente que le demuestra al estado una vez más, que el pueblo es siempre la gente, siempre el otro. Que es la base de la piramide, y sin esta, todo se cae.

Demostrar de forma figurada que así como el fuego de esta avaricia despreciable consume, el pueblo lo resurge de las cenizas.

Dejando en claro que el pueblo no duerme nunca, y que los hilos con los que nos prentenden manejar cual títeres, siempre se pueden cortar.