04/03/25
Entrada de mi diario:
Hay veces –mejor dicho, muchas veces– en la que mi cuerpo se queda sin energía, como si toda mi vitalidad se drenara poco a poco, sin dejarme más opción que tirarme sobre la cama, dormitando mientras intento pensar. Pensamientos que se resuelven en pequeños fragmentos de sueños, oscilando entre lo irreal y lo real.
Esos pequeños fragmentos semi-oníricos son tan difíciles de recordar, incluso justo después de despertar; se desvanecen como el vaho de una taza de té caliente. En ellos reina la oscuridad. En la mayoría, el ambiente es casi de absoluta penumbra, con la acción desarrollándose en pequeños escenarios de una iluminación torpe y blanquecina. Lo difícil es recordar la trama, pero el ambiente queda impregnado en mi mente, envuelto en una sensación opresiva y extraña... curiosa, en cierta forma.
¿Con qué necesidad mi cuerpo se drena de su energía para intentar sumergirme en un ambiente opresivo?
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