Últimamente no me encuentro, no me hallo.
Nada de lo que escribo se parece a mí,
pero río, hablo y hasta me visto con la ropa de alguien que dice ser yo.
Y aun así, no me siento yo.
Simplemente no me encuentro en este torbellino de pensamientos.
No sé quién soy,
y me asusta no poder encontrarme.
¿Es acaso el sentido de la vida perderse un par de veces?
Porque no me hallo, no me encuentro,
aunque sean mis propios ojos quienes me devuelvan la mirada en el espejo.
Me observo y, aun así, me siento ajena,
como si alguien más caminase con mi piel y sintiera con mi carne…
pero no soy yo.
¿Quién soy yo?
¿Será que soy yo quien no se permite sentir
y por eso dejo el poder a esta extraña y triste versión de mí?
Tal vez me cansé de sentirme herida,
quizá por eso me refugio en el hueco de mi pecho, que ahora se encuentra vacío.
Capaz esta mujer que se viste de mí también soy yo.
Porque no siempre tengo que ser tierna para ser yo.
Y acepto que ser yo incluye también perderme,
herirme, vestirme de sombras…
y aun así, seguir siendo yo.
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