He conseguido lo que tanto quería, y por eso estoy solo. Ahora que soy libre, no sólo puedo hacer todo lo que quiera, sino mucho más importante, puedo hacer lo que no pienso siquiera querer. Otra cosa pareciera, pues siempre ha de ser otro el que interceda y convenga, como una tramposa niebla donde no queda más que perdernos. Yo quisiera ahora sentirme así, y hallar en estas palabras una cobija en la cual descansar, pero es otra cosa, encima de todo esto, lo que me ocurre en verdad.
Me gustaría divertirme un poco, seguir escribiendo, divagarme, esconderme y saberme escondido en un espacio seguro donde el escondite sea efectivamente un juego. Puede quererse y conseguirse todo, menos aquello que justo no sabemos que queremos: me escondo y soy yo el que hace tanto tiempo que no me encuentra. Proseguir con una pregunta sería otra forma de alteridad, pero lo que recae en estas observaciones es una inocencia algo innata y desagradable, como quien nace y no llora, consciente de que debe hacerlo, pero que se avergüenza viendo que todavía no puede, pues no le enseñaron nunca lo que era el llanto. Tengo 23 años y no entiendo por qué llegué a tener tanta edad, no entiendo por qué tengo este rostro seco y sin lágrimas. Soy libre y estoy en en cadenas; soy libre y estoy perdido (pero nótese que la alución a Pizarnik, a Rousseau y Kafka es totalmente arbitraria, y lo realmente sustancial ha vuelto a escapárseme de vuelta).
Pero no puedo lograr divertirme. He de proseguir dando vueltas por estos lugares que conozco demasiado bien, por estas imágenes harto gastadas a mis ojos, por estas calles y estas baldosas que tan bien discierno las unas de las otras. Puede que la clave a todo lo que busco esté debajo de alguna de esas baldosas sueltas que cuando llueve te salpican por completo de agua. A veces, incluso, imagino que detrás de algun árbol, al pasar, se esconden insospechadas insinuaciones, como silbidos que de cerrar los ojos me guiarían hasta la desconocida meta; pero siempre que me adelanto y observo los árboles no encuentro nada, y continúo mi camino. No es mi vida un río que fluye. No tengo yo la naturaleza de lo que viene y se va. Sin procedencia, estoy en la situación de huir, y a donde huyo nunca es lo que quiero, y de donde me aparto es de lo que apenas logro comprender. Sigo sin llegar a ningún lugar, y prosigo aquí sin saber realmente lo que deseo.
(...)
Que otra cosa ocurra supone que algo fuimos a la par, ¿o podemos atrevernos a insinuar que morimos inmediatamente y somos, teniendo en un punto indefinido el no ser de ambos? Es difícil discernir si esto es un sol que se eleva entre grises montañas, o meramente se asemeja a una hoja entera que se desdobla --pero estas dos imágenes tienen alguna similitud. La unidad de la hoja podemos hallarlas también en las montañas, pues si bien el sol brilla alto y lejano, ellas están sujetas a una tierra que las explica.
Yo sentí una extrañeza y por instantes supuse en mi mirada una otredad íntegra que se deshizo tan misteriosamente como el mismo paso de los días. Lo único que me queda, después de todo esto, es comenzar de vuelta.
Henry
Actualmente volcando todos mis escritos a esta plataforma, esperando conseguir aunque sea una línea, un pequeño verso.
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