No te encuentro en las fotos familiares de tu madre.
Ansiosa, busco tu rostro en cada imagen que aparece en mi celular.
Pero nada es suficiente;
mi mirada se pierde entre los detalles,
y tú… tú no estás.
La ansiedad me consume mientras espero tu regreso.
Ver tus ojos, aunque sea a distancia,
es mi único anhelo.
Y espero noticias tuyas como si mi vida dependiera de ello.
Tal vez lo que no fuimos
podría ser algún día.
Pero, ¿debería desearlo tanto?
¿Es este un sueño del que debo despertar?
Cierro los ojos,
intento moldear el final,
uno que me haga sentir especial,
que valga cada minuto de desvelo.
Quizás en los sueños encuentre mi futuro,
o tal vez, solo más preguntas.
¿Es un error mío seguir esperando después de tantos años?
¿O es este anhelo un ciclo infinito que late dentro de mí?
Suena la alarma cada mañana,
y me levanto con dudas,
preguntándome si te cruzaré en mi camino,
en esta pequeña y gran ciudad que se empeña en mantenernos distantes.
¿Y si acaso nuestras miradas volvieran a cruzarse?
¿Y si, por un instante, nos reconociéramos de nuevo?
¿Podríamos seguir el sueño que dejamos pendiente?
¿O sería ese el momento en que finalmente despierte del mío?
Aunque me atormenta,
no sé si este sueño es solo mío,
pero mientras lo sea,
seguiré moldeándolo,
como quien escribe con esperanza,
como quien busca en cada palabra la respuesta.
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