Existen personas con el alma honda. Allí abajo no llegan los servicios, no hay luz ni agua… no hay nada. Los ecos retumban y multiplican la soledad. También la profundidad hace que a cualquier compañía se le haga difícil llegar, estar, acompañar. Además de que no hay nada, nada que la llame a estar, a visitar, o a quedarse.
La altimetría no es azarosa, el alma está a una profundidad exacta: está contigua al duelo. Al lado de la tumba de esos a quienes estamos ridícula, simbólica y especialmente ligados. Ni un centímetro más arriba, ni un centímetro más abajo.
En la oscuridad sin música después de los ecos, los puedo oír. Mi alma los oye. Dialogamos sin hablar porque el alma es muda, pero dialogamos.
A veces sueño que toco las paredes de barro seco y siento su textura. Otras veces sueño que intentó escapar. ¡Que estupido querer escapar de tu propia alma! Una total contradicción, una imposibilidad.
Vivo contigua a la tumba de un hombre adulto que habla varios idiomas. Estar a la misma hondura nos permite una comunicación muy fluida. En el hoyo la interacción sólo es posible en horizontal, ya que las almas son humildes y les es posible dialogar únicamente estando en el mismo escalón.
Me cuesta entender quien tuvo la idea de poner tumbas y almas en el mismo lugar, en la misma tierra. A veces cuando cuento donde vivo algunos piensan que es un cementerio, pero no lo es, esta es la vida. Vidas y tumbas, ¿acaso no tienen todo que ver? Es casi un oxímoron, de los que el mundo está lleno. Luz y sombra, felicidad y tristeza, amor y odio.
Gracias a la ubicación de su tumba, exactamente a la izquierda de mi alma, pude saber algunas cosas de su vida y de él, y me enamoré dos veces: de su nacimiento y de su muerte.
Su nacimiento fue como todo inicio: infantil, inocente, rápido pero definitivo. La vida se mostró con todas sus sombras y lo hizo feliz y triste en cantidades enormes y similares. Se enamoraron perdidamente y ella aun lo extraña y lo quiere como a nadie nunca. Lo espera aunque sepa que él no debe, no puede, ni quiere volver. La vida fue con él como su inicio, completamente definitiva.
Su muerte fue casi como la mía, intentando escapar del pozo del alma, queriendo subir a la superficie. Ella lo miro desde lejos mucho tiempo, contemplando sus acciones, deseándolo con amor y paciencia. Cuando él se le acercaba ella tuvo la decencia de rechazarlo un par de veces, a veces por su bien, otras porque así lo entendía. El final de su historia no lo conozco, tampoco sé si existió, ya que supongo que con la muerte únicamente existe el encuentro.
En las distintas charlas, entre la de su nacimiento y la de su muerte, a mi derecha se hizo otra fosa y por lo tanto surgieron nuevas conversaciones: de recuerdos y alegrías y otras de culpas y disculpas. Su muerte fue casi como la del hombre que yace a mi izquierda, intentando escapar del pozo del alma, queriendo subir a la superficie.
Al poco tiempo, con las dos voces mudas en simultáneo, los ecos se hicieron insoportables. Mi alma se saturaba de cuentos y anécdotas y la soledad seguía multiplicándose. Sentí la textura de las paredes de tierra cuando intenté escapar, trepar hasta la superficie, sabiéndolo imposible. Acá abajo no hay luz ni agua.
Ante mi inesperada ausencia, las tumbas a mi izquierda y derecha resultaron contiguas, y por lo tanto, con comunicación directa. Muchas almas pueden percibir lo que sucede en su entorno por la vibración de la tierra. El hombre le preguntó: - ¿En qué pensabas cuando la sentiste caer? Uno nunca se olvida qué era lo que estaba haciendo cuando se entera de algo así -. A los pocos minutos de esta pregunta pudo sentir su cara un tanto desfigurada como la de quien empezó a llorar hace un rato y le nació la necesidad urgente de darle un abrazo. El alma contigua al sentir sus brazos le respondió: - Pensaba en que será siempre imposible salir, porque para nosotros, las almas hondas, la superficie no existe.

Lucía
Me animé a publicar cuando leí que escribir, publicar y que te lean es la combinación salvadora. Uruguaya.
Recomendados
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión