A veces siento que floto en el mar de la incertidumbre
donde todo en cuestión de segundos se puede perder,
donde alguien en cuestión de segundos se puede morir,
donde todos en cualquier momento me pueden abandonar.
La cabeza tanto me aturde que ya no puedo pensar,
la secuencia de palabras no dichas me generan angustia
y no me dejan avanzar,
¿a qué tendré que recurrir para dejar de buscar respuestas
en el más allá?
¿hacia dónde me estoy dirigiendo, después de tanto batallar?
Sutilmente el río me habla, me pide que sea paciente,
me pide que deje atrás el pasado y encare de frente el presente,
que deje de lado el rencor y sea feliz con mi gente,
pero arranco el día con una serie de pensamientos recurrentes,
los cuales no desaparecen por mucho que les haga frente,
la medicina natural no parece ayudar y hasta los llega a potenciar,
debería tomar el clonagin que anestesia mi sentir,
pero, ¿de qué me sirve volver a reprimir?
si al fin y al cabo los pensamientos no se van a ir
y la ideación siempre me vuelve a invadir.
A veces sueño con dejar de existir, otras veces me afloran
con ansias las ganas de vivir,
mis momentos de tranquilidad son los que más añoro,
me resulta imposible no hacerlo tras dos décadas de dar batalla,
el cuerpo me pide paz, la psiquis me pide calma,
tendré que fluir como fluye el mar, reír para disfrutar,
creer para no caer, y vivir para amar.
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