la primavera no empezaba hasta que él no florecía
escalando por los largos cables de aquella ciudad distinta a la de hoy
en aquel barrio que guarda el olor al tiempo pasado
al cariño inocuo
al verdadero amor.
siempre es la cronología del momento divino la que queda congelada en el recuerdo
la ternura desbordante de alegría
el aroma aterciopelado del calor
las memorias de un niño que espera al pimpollo en flor:
es el relato infantil el que crea el poema
la fragancia que hoy me lleva
el jardín de una casa añeja.
¿cuántos amores nacieron con aquellas primeras flores?
¿cuántas veces el enamorado arrancó el brote para posarla entre los dedos de su amada?
¿cuántos hilos dorados/plateados/amarronados cabellos han guardado el olor?
solo las flores marchitas de amor lo saben, no yo.
inevitable pensamiento
quizás si me hubieses amado en un jazmín igual
hubiese secado las flores cuidadosamente
volverlas cuadro inmortal.
y si quizás tus manos se hubiesen vuelto suaves y blancas al posar aquella florcita entre mi pelo
me hubiese vuelto río inmenso.
amor
quizás si me hubieses besado como aquellos enamorados en un jardín robado vuelto nuestro
solo tal vez hubiésemos vuelto a aquellos infinitos amores pasados:
si tan solo lo hubiésemos hecho (solo un beso, nada más amor) quizás ahora
estaríamos juntos perpetuando nuestro mundo
llevándonos/trayéndonos/ creándonos entre el aroma de la flor
el jazmín.
pero debo convencerme del mundo real
saber que la primavera solitaria no me hunde
es tan solo el juego de palabras
es encontrar tu nombre en todos lados
es saberme autora del poema que habla de esos nostálgicos jardines enamorados que no me pertenecen.
no tengo el beso
tampoco la espera
tengo el poema
y la primavera.
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