La acompaño por el pasillo y lloro despacito, cuando no me ve.
Cuatro pasillos anchos, con almas en pena a los costados, y un patio descuidado al frente, forman un rectángulo perfecto.
Seguimos caminando hasta una esquina particular. Ella se detiene.
-Hola, mamita- balbucea apenas.
Se acerca a la placa de metal inoxidable, roza sus labios con la mano y la apoya en el nombre grabado, en forma de cuenco.
El viento mueve el pasto del patio, largo, olvidado.
Luego de mirar la placa unos segundos, saca las flores marchitas del florero y acomoda un nuevo ramo.
El viento se vuelve más intenso. Una oleada nauseabunda anuncia el horario de partir.
No me quiero ir.
Se me cruzan mil pensamientos: quiero quedarme allí, estar, permanecer, partir.
Detesto querer hacerlo.
Se escuchan las ramas de los árboles acompañar el camino de salida.
Me estoy yendo, y la tenaza vuelve a apretarme el pecho.

.f.
¿mi vida?¿Dónde está lo que yo no decidí perder mientras era maltratada, abusada y humillada con mi cuerpo en mecanismo de defensa? MI vida, cimiento de mis sueños. No esta basura.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.

Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión