Te espero
como quien aguarda la lluvia
en un campo que no florece.
Te espero
como si en tus manos
pudiera abrirse el milagro
que me devolviera la calma.
Cuento tus silencios,
los pongo en fila,
los disfrazo de promesas
que nunca llegaron.
Me convenzo de que un día
vas a dar el paso,
que tu mundo abrirá un espacio
donde quepa el mío.
Las flores que no se riegan
aprenden a inclinarse
ante la indiferencia.
Tu amor existe,
lo sé, lo siento,
pero no me envuelve
como yo te abrazo a vos.
Tu amor me confunde.
Y ahí es donde duele:
en la diferencia,
en la balanza torcida,
en el dar sin recibir igual.
Y me encuentro entre
la constante lucha
de no permitir que se me
vuelva de piedra el corazón.
El tiempo no perdona:
en la espera
se me agrietan los días,
se me marchita el pecho.
Me encuentro floreciendo en agonía.
Y empiezo a sospechar
que la única que cambia
soy yo.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión