Flagelo de mi alma

Has entrado a la divinidad que escondia dentro de mi alma, flagelando así con tu palabra la poca cordura que había dentro de ella.

Has desangrado mi corazón, lavandote las manos con esa misma sangre, tomando de mis lagrimas y embriagandote con el amor inmaculado que existia.

Tú, causante de mi desdicha y del aborrecimiento constante hacía mí mismo, culpable de que cargara una cruz que no me pertenecía.

¿Cómo es que pudiste haber crucificado el amor que te entregue?, ¿Acaso solo fuí yo quien te amo tal como se ama a Cristo en la eucaristia?

Desde que tu te fuiste, vivo mi día a día pensando y buscando el porque de que tu me hayas desechado de una forma tan facil e inhumana.

Hoy ya nada me conmueve, solo sobrevivo ante la asfixiante nostalgia, solo vivo escuchando aquel imperecedero y desesperante silencio de la palabra que es ajena a mí.

En mi alma ya no hay nada más que un cadaver putrefacto de lo que alguna vez fue la persona que vivio por tí y que ahora solamente murio por tí

No te pido mucho amor mío, solo que te alejes y saques de mi vista y mi cabeza esa compasión fatal y esa sonrisa tan triste que me lanzaste cuando me exiliaste de tu divinidad.