FINAL O NO
El ruido catastrófico sonó inesperado detrás suyo ….
Está en la vereda de su casa. El abuelo le ayuda a mover un camioncito que está atado a un piolín, y caprichoso se trabó en un desnivel. Tiene las manos y la cara sucia, y mira las rueditas del camión tratando de entender por qué no giran. La vereda es de tierra. El abuelo usa pantalón con tiradores, camisa y saco, y tiene puesto un sombrero; y está muy joven, como lo recuerda.
De la mano de su papá, va llegando al primer día de clases. Viste un guardapolvo a cuadritos, y lleva cruzada en el pecho una bolsita de tela azul que tiene bordado su nombre.
La mamá prendé las velitas de una torta que tiene encima una cancha de fútbol con jugadores amontonados alrededor de un número 9. Los chicos del barrio aplauden cantando que los cumplas felíz, los más amigos se van ubicando cerca para ayudarle a soplar.
Entra con un compinche a una casa abandonada a fumar a escondidas el primer cigarrillo. Fuman varios cada uno lanzando bocanadas de humo y tosiendo un poco. Cada tanto se asoman para ver si viene alguien. El amigo le advierte que cuando llegue a su casa coma miga de pan y se lave las manos con limón para disimular el olor a pucho.
La hija del vecino le pide que la acompañe de vuelta a casa después de un cumpleaños. Mientras caminan se abrazan. Antes de llegar al barrio, paran en la oscuridad contra un árbol y se besan en la boca.
Va llegando a la fábrica en bicicleta junto a otras personas. Alguien le pregunta de qué equipo es, y ante la respuesta, lo carga. Todos llevan un termo con café. Él no sabía que había que traer algo para desayunar. El mismo que lo cargó le dice que no se preocupe, que le va a compartir lo que trajo.
Mira la tele después de comer. Es sábado a la noche y hay pelea por el título. Su mujer se acerca y se queda parada mirándolo. Después de un ratito le avisa que van a tener un hijo y abrazados, lloran de alegría.
De la mano con su hijo, va llevándolo a su primer día de clases. El nene lleva un guardapolvo a cuadritos con su nombre bordado, y colgada en la espalda una mochilita con autos de carrera.
En la vereda de la casa lavan en familia el auto recién comprado. La vereda es de mosaicos. Parecen estar contentos y disfrutando, cada tanto se tiran espuma o agua, y se ríen mucho.
No alcanza a entender cómo, o de qué manera, o por qué razón puede ver igual que en el cine, tan nítidamente todos esos momentos de su vida.
Oye una voz conocida que lo llama. Hay una luz muy blanca y figuras difusas al final de un túnel. Lentamente empieza a caminar por él.
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