Filosofía del Vivo
Jun 3, 2024
Me gusta divagar, me entretiene horrores. Pensar y repensar las teorías más falopa que deambulan cotidianamente en los pasillos de los vínculos normales es de mis actividades cerebrales predeterminadas del día a día.
Hay una de las tantas teorías falopa que me asombra más que cualquier otra: la teoria de que existimos en otras dimensiones... ¡qué egocentrismo el que hemos alimentado (y empachado) como especie!
Nos hacen creer que existimos todos, por igual, en distintos universos donde tomamos distintos cuerpos, distintas lenguas, distintos códigos, pero permaneciendo nuestra ánima intacta.
¿Qué nos hace creer tan imprescindibles, tan relevantes, como para pensarnos en otros universos?
Tenemos el privilegio de existir en esta realidad convergente donde la luna nos regala esperanzas tácitas, donde los leopardos ronronean, donde el amor y el odio coexisten entrelazados, donde los jueguitos virtuales te regalan amistades.... y acá andamos, publicando escritos sobre la insuficiencia y quejándonos de la norma (en la cual nosotros mismos, desesperadamente, buscamos pertenecer). ¿Qué nos hace creer que, incluso viviendo esta vida con la imprudente amargura que nos caracteriza como humanos, nos podríamos dar el gusto de habitar otras dimensiones?
Disculpas a quien le corresponda, pero me parece no sólo insólito, sino insultante a la gracia de tener cabeza y corazón.
Todo en esta vida es adaptación, rebelión y picardía. Es cuestión de darte el gusto de reconocerte "mortal y loquito" — cita a Teología/3, "El Libro de los Abrazos" por Eduardo Galeano —, de cagarte en todo quien se oponga a tu derecho de ser. Es cuestión de crear tu propio método de supervivencia más adecuado al contexto en el que te despertaste.
El ser humano cuenta con un raciocinio exuberantemente codicioso. Tal vez por eso tenemos tantos sueños y esperanzas que, en caso de no cumplirlas, nos deprimen.
Mi esperanza es seguir sobreviviendo:
y, si se puede elegir, elijo sobrevivir con el alma como líder, sempiternamente hambrienta de más.
Mi sueño es algún día morir como quiero:
habiendo probado todo lo que me atreva a saborear: incluídas tanto la sobrecarga que abruma como la ingenuidad que insulta.
Jazmín De Septiembre
He aquí un agridulce diario de quien disfruta el mundano ardor de reconocerse dueña de una espontaneidad que trasluce (ah güeeeee)
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