Fiestas patronales

Como a los 16 años me robé la vieja camioneta de mi abuelo, me escapé con unos amigos en medio del bochinche y las ganas de fanfarronear, nos fuimos un sábado en la noche a las fiestas patronales de Salom, junto a dos amigos, transcurría el mes de septiembre.

Nunca había manejado hasta allá, salimos a la carretera la troncal 11, pasamos con cuidado lo reductores de velocidad apostados desde el antiguo Hotel Nirgua, la entrada de la Paragua, el Pantano, hasta el antiguo taller Guárico, continuamos a baja velocidad por el bache de la entrada del crossodromo donde una curva extraña nos lleva directo al “Paisa” o lo que queda de él, ya comenzaba una bajadita hasta la entrada de Salom donde gire a la izquierda, pasamos el Instivoc, Las Lagunas, una recta oscura que daba miedo, era una sola vía sin división que servía a los carros en ambos sentidos, allí aumente la velocidad manejaba asustado, llevabamos casi 10 kilómetros desde Nirgua, pronto una ligera curva y a mano izquierda un cementerio, luego un extraño puente y las luces de los postes alumbraban la plaza de Salom, su iglesia y una estación de policía. Allí estacionamos y disfrutamos.

El tiempo transcurrió rápido y se hizo de madrugada. A las 2:00 am decidimos volver; 6 personas más nos pidieron que los lleváramos hasta las Lagunas y otros hasta Nirgua. Algunos amigos nos dijeron que era mejor esperar hasta el amanecer para regresar y no agarrar esa carretera de madrugada, pero yo preferí irme y que no se dieran cuenta en mi casa que me robé la camioneta.

Las seis personas se convirtieron en 10 o más; todos se montaron en la pick-up; mis dos amigos solamente iban delante conmigo. Encendí la vieja camioneta sin problemas, al pasar frente a la escuela Pedro María Sosa, sentimos un escalofrío y escuchamos gritos extraños, justo al finalizar el puente estaba una mujer vestida de blanco, luego en el cementerio, apareció nuevamente en la entrada de la empresa la Integral, intentamos hacernos los locos pero estábamos helados, en Las Lagunas nos detuvimos a dejar a un grupo, parece que ellos no veían nada iban tranquilos riendo, otra vez en el caney al lado del Instivoc estaba a mano derecha, seguí manejando lo más concentrado posible, en la entrada de la escuela La Granja nuevamente apostada en la acera, cuando esperábamos no verla más justo al salir a las troncal 11 nos esperaba, acelere lo más que pude, no la vimos hasta la entrada del crossodromo, que también nos lleva hasta la represa Cabuy, donde apareció en el capó de la camioneta frente al parabrisas mirándonos aunque ella no tuviese ojos riendo aunque no tuviese boca ni dientes, perdí el control de la camioneta, al despertar, tenía marcas en mi cuello como si alguien hubiese intentado ahorcarme, solo yo sobreviví, mis amigos también la vieron pero no estaban allí para contarlo.

Desde entonces no manejo de noche, ni voy a fiestas patronales, ella seguro sigue allí esperando pero no que la lleves sino ella llevarte a algún lugar.