El cielo estaba azul y el sol, con su luz, trazaba la inmensidad del horizonte. Me detuve allí, sintiendo el viento rozar mis mejillas y, luego, corrí hacia el vagón en el que se encontraba mi asiento. Al ingresar, suspiré y caminé lentamente hacia él. Tomé asiento y sonreí: había abrazado al tiempo.
Por unos instantes, temí que no lo consiguiera, pues yo estaba allí, pero ella no lo sabía. Podía observarla atentamente a unos pocos metros y juro que hallaba en mí su cercanía, su dulzura y el gran amor que ahondaba en mi corazón.
Ella, mi amada Angélica, que enaltecía la belleza de cada rincón del tren, estaba allí. Y, tan sólo unos segundos más tarde, una ráfaga cálida de pétalos de rosas me rodeó y el reloj marcó la hora. Hallé, en el cuaderno azul en el que mis números rebosaban de importancia, un pequeño papel, por lo que escogí un lápiz de color negro y, escribí unas líneas. Sosteniéndolo con mis manos, alcé mi mirada unos segundos más, volví a él, lo doblé prolijamente, temeroso y se fusionó al universo. Un ave de color blanco atravesó la ventana y lo tomó suavemente con la pureza inmensurable de los cielos. Luego, el pequeño papel se transformó en cariño eterno y cayó en el regazo de mi amada Angélica.
Un leve cosquilleo. Un obsequio mágico de un amor profundo. Cada palabra suya: la melodía dulce de las letras y de las estrellas. "Canta al viento, amor mío, canta y enaltece tú, entre las rosas, la dulzura de un corazón locamente enamorado de ti”.
Ambos se colocaron de pie y, del suelo, brotaron unas hermosas rojas rosas. Él, acercándose a ella, susurró unas palabras.
—Míralas, ¿Acaso, ves en ellas la belleza, la paz y la ternura? —exclamó el joven esposo, esbozando una leve sonrisa—. Si puedes percibirlo, Angélica, puedes, con tus manos sobre mi pecho, sentir que eso eres para mí. Lo eres TODO en esta vida.
Angélica, entonces, sonrió y colocó sus manos sobre su pecho. Ambas miradas se entrecruzaron, en silencio, sus corazones se unieron en la luz del sol que se dibujaba en el horizonte. Ella los rodeó y selló un destino de un eterno amor.
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Agus Chiera ✨🌹
Escritora del género romántico. Autora de "La sombra de Carolina" y de "Carolina. Sol ardiente del desierto". Amor por los relatos cortos de romance 😍❤️
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