quién pudiera vivir en esas paredes
llenas de historias y violencia,
pintadas de un rojo carmesí
indómito por naturaleza
dulcemente contemplé los pliegues de las grietas
y supe, como el tiempo,
que todo empieza a tomar lo que es suyo,
lo que le pertenece
oh casa, feral,
que un día anidó vida y familia:
hoy te veo desbocada de amargura
las hojas rebeldes reclamaron patria
y tus puertas —que alguna vez
fueron arco de bienvenida—
se hallan solitarias
bajo la voraz naturaleza
hoy me encuentro encarnado en tus recuerdos
querida, tu deterioro no me sienta bien:
destrucción, eso es lo que deseo,
porque el clóset lleno de huesos
ahora es mío
que caigan tus paredes
y toda floración amarga
saber que fuiste mi dulce hoguera
y que hoy te doy (mi) descanso
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