Hoy es tu cumpleaños,
pero no hay torta ni risas,
solo un vacío que huele a tus manos
y a ese perfume que ya no vuelve.
Me pregunto si el cielo celebra
o si allá también lloran las fechas,
si hay alguien que te canta bajito
cuando el mundo acá te recuerda.
Yo no sé hablarle a la ausencia,
pero le escribo a tu sombra.
Le digo que te extraño hasta los huesos,
que el alma me pesa, que duele tu nombre
cuando lo pienso en silencio.
Desde que te fuiste,
las palabras caminan descalzas.
Todo me raspa, todo me arde.
Tu falta es una espina dulce
que se quedó a vivir entre mis costillas,
alojándose al fondo de mi corazón.
Ojalá pudiera regalarte algo,
aunque sea esta tristeza envuelta en poema.
Ojalá pudieras leerlo
como leías mi mirada, con los ojos del alma.
Hoy solo me gustaría que supieras
que te llevo en cada suspiro,
en cada silencio que florece,
aún cuando el mundo me exige seguir.
Feliz cumpleaños, abuela.
Aunque no estés,
donde sea que estés.
Porque amar
es seguir diciendo "te quiero"
aunque ya nadie conteste.
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