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    Federico Callegari: “La explotación animal ha sido históricamente un eje central de la economía y del capitalismo”

    Feb 25, 2025

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    Federico Callegari: “La explotación animal ha sido históricamente un eje central de la economía y del capitalismo”
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    “Hay que cuestionar lo que comemos, y el impacto que tienen nuestras elecciones en el planeta y en quienes lo habitamos”, afirmó Federico Callegari, director ejecutivo de la red de organizaciones por la liberación animal, humana y de la Tierra, DifusiónV.

    La organización liderada por Callegari lanzó “Por qué Vegan”, un recurso gratuito y para todo público con el objetivo de informar sobre las razones éticas, ambientales y de salud que fundamentan el veganismo. 

    "Nuestro objetivo fue crear una guía integral que centrara respuestas a las preguntas más frecuentes sobre el veganismo, abordando temas como la decisión de evitar el consumo de leche, huevos o carne. Esta guía está cuidadosamente diseñada para ofrecer información respaldada por la ciencia, explicando además las prácticas estándar utilizadas por la industria de explotación animal", explicó Callegari.

    La guía analiza los métodos de producción, cría y uso de animales en la alimentación, a través de productos como carne, huevos, leche, peces, entre otros, y los modos de entretenimiento, moda y experimentación científica para la industria cosmética, bélica y farmacéutica, que explotan a otros seres vivientes no humanos. 

    La misma, se adentra en prácticas específicas como la producción en la industria láctea y la utilización de plumas en la industria textil.

    Según el trabajo, para producir leche, las vacas pueden ser inseminadas y preñadas a los 90 días de cada parto, lo que da como resultado 10 veces más leche de lo que producirían sin intervención humana: 50 litros diarios, contra los 5 que generarían naturalmente. Para extraerlos, son conectadas a máquinas de ordeñe, de 2 a 3 veces por día. 

    En el caso de los huevos, una de las prácticas utilizadas para la producción intensiva es la exposición constante de las gallinas a la luz artificial, diseñada para estimular la producción de hormonas y, por consiguiente, de sus embriones. Esta práctica afecta gravemente la salud de las aves. Su tiempo de vida como ponedoras se reduce en un 80% ya que en su hábitat natural podrían vivir hasta diez años.

    Las plumas se utilizan como relleno de ropa de abrigo y ropa de cama. Las especies más utilizadas son patos y gansos. Estos viven confinados en estrechas jaulas y se les quitan plumas manualmente o por medio de máquinas cada 6 o 7 semanas. Para hacer un edredón se necesitan plumas de más de 70 gansos.

    En este sentido, Federico Callegari aseguró: “Lo que buscamos es concientizar, desde el diálogo y la empatía, acerca de prácticas que deben transicionar para lograr un mundo sostenible y menos violento”. 

    “Es un material de distribución gratuita porque creemos que toda persona tiene derecho a acceder a esta información, que no es algo que se difunda masivamente. Nuestro objetivo es que esté disponible de manera accesible, sin juicios, para que cada persona pueda tomar decisiones informadas”, profundizó.

    —¿Cuál creés que puede ser el impacto de este tipo de iniciativas en el debate público, considerando que hoy en día Argentina cuenta con un gobierno negacionista y que prioriza el libre mercado por sobre cuestiones ambientales?

    —Entiendo que la coyuntura actual no es la más favorable. En realidad, esto es algo recurrente. La explotación animal ha sido históricamente un eje central de la economía y del capitalismo, por lo que, más allá del gobierno de turno, siempre ha habido políticas que la sostienen.

    En un contexto como el actual, claramente hay menos espacio para generar conciencia y cuestionar el consumo masivo. Por eso, con esta guía buscamos empoderar a cada individuo, sin depender de las instituciones.

    Un gobierno como este va a seguir promoviendo la producción ganadera y la explotación animal, y nosotros queremos cuestionar hasta qué punto seguimos extrayendo recursos del planeta, de la tierra y de los animales. Queremos poner en discusión dónde trazamos los límites éticos frente a un modelo económico que genera riqueza solo para unos pocos, a costa de la explotación intensiva, los monocultivos y un sistema que emplea a muy pocas personas en comparación con los daños que causa.

    —¿Qué incidencia creés que puede llegar a tener esta guía en procesos políticos?

    —Creo que la información es el primer paso para cualquier cambio. Que la población esté informada es fundamental para que pueda accionar y tomar postura frente a distintas iniciativas.

    Un ejemplo claro fue lo que ocurrió con el acuerdo porcino entre Argentina y China en 2020-2021, en plena pandemia. En China hubo un brote de gripe porcina y tuvieron que sacrificar millones de cerdos, por lo que decidieron dejar de producir en su territorio y trasladar esa problemática a otros países. Argentina se postuló como candidata para recibir esas factorías de producción masiva de cerdos, pero la oposición social fue enorme.

    Hubo manifestaciones, campañas de concientización y la participación de redes como DifusiónV, que agrupan a personas independientes para distribuir información y organizar acciones. Esa resistencia marcó un precedente de incidencia en la política pública.

    Desde nuestro lado, además de la guía Por qué vegan, también distribuimos otros materiales gratuitos, como el Kit de transición vegana y el Acuerdo basado en plantas. Son recursos diseñados para acompañar a quienes quieran hacer el cambio, con información nutricional, recetas y respuestas a las dudas más comunes sobre la transición al veganismo.

    —Militás por la liberación animal desde hace mucho tiempo, desde 2010 aproximadamente. ¿Notaste un crecimiento en la concientización sobre estas prácticas en la sociedad?

    —Sí, creo que desde 2010 hasta hoy ha habido un crecimiento enorme en la difusión de información y, en consecuencia, en la cantidad de personas que han cambiado sus hábitos y prácticas.

    El vegetarianismo y el veganismo crecieron muchísimo en el país. De hecho, según la última encuesta de la Unión Vegana Argentina, aproximadamente el 10 % de la población se identifica como vegetariana o vegana, lo cual es un número altísimo. También se ve reflejado en la oferta y la demanda: muchas personas ya están familiarizadas con la temática y hay una mayor disponibilidad de productos basados en plantas. Hoy existen desde pequeñas marcas independientes hasta grandes empresas que han incorporado líneas de productos veganos.

    Además, el activismo creció muchísimo. Se formaron nuevas organizaciones locales y muchas internacionales también tienen presencia en Argentina. Fui testigo de este crecimiento en los últimos 14 años.

    —¿Cómo fue para vos iniciar estas iniciativas y, en particular, cofundar Voicot?

    —Fue un proceso desafiante y, al mismo tiempo, muy enriquecedor. Voicot nació entre 2013 y 2014 como una propuesta distinta dentro del movimiento. Buscamos generar un espacio para personas que no están de acuerdo con la manera en que la sociedad trata a los animales, cómo los explota y los utiliza.

    Para mí fue muy lindo ser parte de la creación y el crecimiento de este movimiento, que tuvo un enfoque innovador. Voicot nació con la idea de comunicar desde el arte. Yo vengo del mundo de la publicidad y la dirección de arte, y lo que hicimos fue poner esas herramientas al servicio de la liberación animal. A través del arte, buscamos cuestionar la forma en la que vemos a los animales y generar un impacto en la percepción social. Fue un proceso muy gratificante.

    —¿Cuál es tu posición frente a los incendios en la Patagonia hoy en día? Teniendo en cuenta que la liberación animal y los derechos de los animales también están ligados a un cuestionamiento sobre los modos de producción.

    —Creo que esto se relaciona mucho con la motivación detrás de la campaña Por qué vegan y con la idea de vivir en armonía con el planeta y con quienes lo habitan. La devastación ambiental se repite año tras año: primero fueron los humedales, después el norte, ahora el sur. Más allá de las distintas versiones que circulan sobre las causas de los incendios, hay una falta de acción clara por parte del Estado para prevenirlos.

    De nuevo, los recursos naturales son vistos como simples mercancías. Se quema un bosque y, tiempo después, aparece un emprendimiento inmobiliario o un proyecto extractivista. Son historias que se repiten desde hace mucho. A la vez, en contraste con esta falta de políticas y el desinterés total de las autoridades, vemos la respuesta de las comunidades que se organizan para proteger su entorno, personas que dejan todo por defender la naturaleza, porque realmente les preocupa el ambiente en el que habitan.

    Estamos atravesando una crisis ambiental sin precedentes, y aún hay gobiernos que niegan el cambio climático. Pero estos desastres no son hechos aislados, sino consecuencias directas de la manera en que estamos habitando el planeta y de los desequilibrios que generamos en él.

    Es muy triste ver cómo, como humanidad, estamos despertando a esta realidad por las malas, enfrentando las consecuencias de nuestras acciones. Pero creo que aún tenemos la posibilidad de cambiar y de encontrar nuevas maneras de relacionarnos con nuestro entorno.

    Federico Callegari es director creativo y activista por los derechos de los animales. En 2018 fundó DifusiónV, y ha sido cofundador de Voicot (2014) y de Fundación Amora (2011); dedicando su carrera, desde 2010, a la defensa de los animales.


    Elías Brizuela

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