Tu iglesia decora las paredes
con los pecados de otros credos
siendo el pecar de tus sacerdotes
el regocijo de los herejes.
La indiferencia ante la injusticia
es la prueba de tu apatía de guarda solemne.
El sonido de huesos quebrados
despertará al gigante dormido
que agitara los templos con su garganta
cantando lo que todos quisieran cantar.
Dispara tus armas y encende tus hogueras.
Nadie teme a la muerte si la alternativa
es la vida en las condiciones del amo,
donde el amor es vetado, el odio respetado
y la esperanza comida para los famélicos de justicia.
Intentá matar a los artistas, y sus obras serán de mártir.
Intentá matar a los profetas, y su lápida será consagrada.
Intentá borrar todo rastro de lo que odias.
Igualmente lo humano nacerá de nuevo, cada vez más repleto de pasado,
irguiéndose esbelto plantará cara valeroso a la cobarde silueta que proyectas
con la que procuras someter lo que no puede ser sometido.
Lo humano es un ave que vuela sin plumas,
a la altura de las grande hazañas
donde lo divino lo señala riendo,
ignorando que lo divino no es más que un capricho de lo humano.

Guido Boggio Marzet
Argentino, quizá demasiado. Escribo poesía y otras cosas, a veces no se muy bien que la verdad, pero lo importante es participar.
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