A veces me gusta contarme mi propia historia
me afirma que soy yo
que soy un ser solemne,
que estoy acá
y tengo que estar...
Debo reír y soñar
debo de reaccionar.
Pero no puedo
es difícil meterse en el personaje,
todo es distante
y la paradoja más grande
es que el vacío me llena
o me drena.
El crujido de los huesos se siente ajeno
las lágrimas de ayer
se mezclan con las de hoy,
el bullicio del exterior
se convirtió en un silencio religioso.
Mi alma se arrastra por el suelo
y las paredes de mi mente se tiñen de negro,
no puedo evitar no encajar
mi personaje no puede con sus líneas asignadas.
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