¿existe la felicidad cuando otro a quien amas está mal?
Abr 19, 2025
viajo seguido a mi ciudad, donde me esperan las mismas personas que me han visto crecer durante toda mi vida.
en mi nueva ciudad, a la que mi carrera me une, estoy aprendiendo a tejer de a poco una casita. eso me pone inmensamente feliz. costó unos buenos 3 años poder decir que si me quedo dos fines de semana seguidos en mercedes, mi alma se encuentra tranquila y en paz, la soledad no se vuelve arrolladora.
pero en el momento justo que piso san luis, algo dentro mío cambia. es un sentimiento de extrañeza. estas calles son mis calles, pero al caminar por ellas no las siento parte de mí.
cuando hablo con quienes amo la tristeza brota en forma de problemas, la angustia es inevitable, me siento como una forajida que al mismo tiempo despierta en esos otros la necesidad de volcar sentimientos. agradezco ser y crear un espacio para ellos, los vínculos se construyen en la cercanía, con muchas risas pero también lágrimas de por medio, pero vuelvo a mi hogar empapada y en la distancia mis brazos no alcanzan a abrazar todo lo que quiero. la impotencia es como un golpe duro, seco, me deja tirada en la cama por días pensando que todo sería distinto si pudiera estar ahí entre semana, un miércoles, un lunes, para calmar los dolores, para prestar mi oído. pero no es así, la realidad es otra, estoy en una casa de la que salgo cada día a encontrarme con muchas luces, muchísimas, cada día colecciono más risas. y la culpa me invade, porque del otro lado hay un río que se crea con los dolores de quienes quiero. es muy difícil sentir que vivo partida en dos, en dos ciudades, en dos yo distintas; una que busca la calma y la paz, otra que convive con el caos aunque no sea propio; una se inmola por los demás, otra está intentando hacerse espacio en su propio hogar; una quiere salir a cantar y reír, la otra siente que sólo sirve cuando la necesidad toca la puerta.
no quiero que se malinterprete, no me molesta estar ahí para quienes amo. de hecho, ese ha sido mi espacio desde que tengo memoria. me encanta que piensen en mí como quién no va a fallarles y jamás les negará un abrazo, una charla, el amor. pero también es duro ser feliz y no sentir que debo serlo, pues quienes me rodean están tristes, tienen problemas que los están comiendo y a los que no puedo darles batalla, ni siquiera puedo ayudarlos realmente, sólo ser hombro cuando me tienen cerca. es difícil sentir que vivo en una realidad paralela en la que todo está decente, ni siquiera digo bien, pero yo me siento contenta con lo que es.
es duro ver pasar las cosas y no tener el poder de pararlas o siquiera encontrarles un espacio para la pausa.
me duelen los brazos de vez en cuando, debe ser el peso.
he escrito tanto y sigo sin responder mi pregunta.
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