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Eterno Mal.

Aug 22, 2024

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Eterno Mal.
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Eterno mal.

Sebastián, actual ministro de Alemania caminaba por aquel congreso. Se paseaba con su traje de alta calidad, completamente negro como en su pasado, aquel país acostumbro.

De forma realmente dudosa, este llego a la presidencia de aquel país y vaya que esto creo repercusión en el mundo.

Se lo tachaba de fascista, de ser un señor y de la guerra… y quizás, no estaban tan equivocados con lo segundo.

Desde que él se perpetuo en el poder hace tres años, su país no había parado de crecer. Este vendía los carros obsoletos al mejor postor mientras que su industria armamentista comenzaba a apretar el acelerador para mejorar aún más sus tecnologías.

Obvio esto no le agradaba a nadie, ya era demasiado que Rusia y Estados Unidos se estén amenazando de muerte nuclear constantemente como para que ahora un “Alemán” vuelva a alzarse con ideales algo dudosos en los cuales el solía clamar que quería la libertad para su pueblo.

¿Qué libertad? ¿la económica? ¿la social? Si ese era el caso ¿Por qué deporto a todos los inmigrantes ilegales? O al menos, la pregunta era ¿Por qué fue tan recto con los inmigrantes ilegales que causaron disturbios en su momento? Era cierto que había inmigrantes que no estaban del todo en regla en su país, sin embargo, estos eran personas calmadas que solo buscaban un mejor futuro y aparentemente, eso no molestaba. Sin embargo, a los problemáticos los devolvía a sus países… o, mejor dicho, los echaba a la frontera para que se hicieran cargo los demás países dado que, no iba a gastar recursos en devolverlos en avión al país del que venían.

Entonces ¿Qué tan malo era este rubio como presidente? Según los alemanes, era un buen presidente que por fin vino a hacer lo que se debía hacer sin importar la crítica, pero según el que mirase el asunto por afuera… esto no era así.

Los negocios que ese país hacia eran cuanto menos extravagantes. Vender cañones de la segunda guerra mundial o artefactos de la guerra fría a países tercermundistas… ayudar de manera sospechosa a aliados de antaño, compartir información con los mismos… ciertamente, parecía el retorno del tercer Reich cosa que a casi todos los países vecinos aterraba.

Si bien, en ningún momento sus declaraciones al público fueron… ¿Cómo decirlo? ¿obvias? Algún que otro guiño camuflado lanzaba y eso, a pesar de no ser “comprobable” o suficiente para un juicio político, a los países como Rusia, Francia, Bélgica, Polonia o a cualquiera que se haya enfrentado a los Nazis en la segunda guerra mundial le aterraba.

Por lo mismo, el mundo entero comenzó a demonizarlo, sin embargo, como este era de esos tipos que nada tenía que ocultar y que todo su pasado estaba limpio, nadie podía afirmar que él era una basura afiliada o que en su pasado fue la peor porquería existente.

Sin embargo, para Luz Zaffaroni, una detective retirada que se había vuelto periodista, sentía que ese tipo ocultaba mucha mierda y estaba en la labor de descubrirlo.

Analizo muchas veces cuales eran sus comportamientos, analizo a sus aliados, a sus empleados e incluso, investigo a sus padres y abuelos sin encontrar casi nada… lo único sospechoso del asunto era ese castaño de un metro setenta que siempre estaba con él o que se hacía cargo de hacer viajes al extranjero por él.

Matias, su segundo al mando era casi igual de extravagante que Vannucci. Ambos siempre andaban para todos lados juntos, casi hasta se hacían bromas respecto de ellos dos. Se solía insinuar que, como ambos eran solteros y sin vida social activa, estos eran pareja.

Inclusive, aquello fue utilizado por la oposición para cuestionar sus políticas en base a que estos eran homofóbicos o similar, sin embargo, la respuesta fue simple “¿Homofóbico? –levanto su ceja - ¿en qué momento castigue la homosexualidad? Lo único que hice fue quitar subsidios para hormonas y políticas insalubres como hormonas para niños… lo que haga un adulto con su culo no es mi problema, ni me importa… sin embargo, el dinero de los contribuyentes debe ser utilizado en algo que beneficie a los contribuyentes, no a un sector mínimo de estos – este miro a su vice ministro – y si se diese el caso de que con mi vice ministro fuésemos pareja ¿Qué problema habría? ¿acaso es determinante ello para la dirección de un país? ¿acaso alguien está en contra de ello?

Hubo un tiempo en el cual, se consideró a ese castaño como su guardaespaldas, sin embargo, con el tiempo, muchos inquirieron que era la sombra de Vannucci y que probablemente, a él se debía investigar porque, la probabilidad de que este haga los trabajos sucios de ese rubio era alta.

Las elecciones estaban a la vuelta de la esquina y si bien Vannucci no estaba muy metido en la campaña dado que, según él, había problemas más grandes que solucionar, se le hicieron algunas entrevistas en las cuales, le preguntaron de qué manera conoció a su mano derecha.

Este no fue preciso en el relato por lo que las dudas se hicieron presentes, solo afirmo que, por Matias, él estaba dispuesto a poner ambas manos en el fuego de ser necesario. Confiaba su vida en su mejor amigo… en su hermano.

Como se veía a leguas, la oposición estaba en labor de intentar poner en duda su “integridad” y usaron aquello para acusarlo de acomodar a ineptos en el estado, sin embargo, basto que tomaran al castaño en la salida del congreso para que este de catedra en las escaleras del mismo.

 “– Matias, aquí – una periodista llamo su atención – ¿Cuánto de verdad tienen las acusaciones hechas por Mikel acerca de tu posición en el estado?

- ¿Cuántos tratos cerro el cuando gobernó? – el castaño lo observo directamente – yo llevo tres años mediando con diferentes lideres y trayendo dinero a este pueblo. Apenas en tres años cerré noventa y siete tratos. El triple de los que el cerro con su política centrista y cerrada. Que él sea incapaz de notar los errores de sus políticas no es problema nuestro. Que la gente vea como esta hoy y que compare como estaba hace tres años atrás. Ahí sabrán a quien deben volver a votar.

- ¿y respecto a los fondos destinados al armamento? – El castaño se sonrió levemente.

- ¿Cuál es tu pregunta?

- se la acabo de hacer señor vice ministro.

- solo preguntaste por los fondos destinados a armamento, si, destinamos fondos ¿Qué quieres saber?

- bueno… - la muchacha se cohibió ante su actitud.

- vamos mujer, tengo que irme, hazme la pregunta – esa actitud algo agresiva puso un poco más nerviosa a la muchacha y el al final suspiro bajando su mirada. El frio movía su abrigo hacia atrás - ¿hace cuanto trabajas como periodista? – ella se helo levemente - ¿seis meses? ¿nueve?

- es… mi… segunda entrevista – ella estaba completamente nerviosa por lo que, él sonrió levemente.

- bien – saco de su abrigo un anotador y un lápiz, puso un número telefónico – llama a este número en la mañana. Mi asistente te conseguirá una entrevista conmigo. Nos vemos…

- Sofia – el asintió.

- nos vemos Sofia – el castaño la dejo ahí y bajo las escaleras con un sabor amargo en sus labios.

Con todo ello, las dudas estaban de pie, sin embargo, el pueblo estaba feliz, todo era más barato, un joven de dieciocho años podía pensar en adquirir una casa, formar una familia, vivir una vida plena… expandirse, comprar bienes e incluso, volver a invertir… ¿Por qué no votaría nuevamente a la persona que estaba haciendo grande a su país? Esa era la pregunta que el propio castaño había hecho tiempo después en la entrevista junto a esa rubia que, ahora se veía más relajada y cómoda frente a el.

Por parte de Vannucci, su sola presencia imponía respeto, escucharlo hablar delante del parlamento sin necesidad de un guion… con una mirada algo fría y penetrante para sus opositores, con calidez para sus simpatizantes… se podría decir que era el prospecto perfecto para su pueblo. Un líder joven de no más treinta años, sin pasado oscuro, sin corrupción, con actitud y convicción… todo ello era lo que era Vannucci.

Todo ello rodeaba a Vannucci. Parecía ser un tipo transparente… parecía.

Este entro a su propio despacho y dejo aquel abrigo en su perchero con lentitud. Los pasos que se hacían cada vez más fuertes lo hicieron girarse hacia la puerta – Matias ya era hora que… - se quedó quieto. Un hombre con una pistola silenciada le apuntaba directamente al rostro. era tarde en la noche por lo que, probablemente haya burlado la seguridad del lugar.

- siéntese – el rubio observo el rostro lastimado de este un momento y luego suspiro.

- ¿me deja fumarme un cigarrillo? – al decir aquello, este asintió por lo que, de forma muy lenta metió su mano en uno de sus bolsillos sacando aquel encendedor y su caja de cigarrillos - ¿Por qué este juego tiene que ser así siempre? – el sujeto lo observo – cuando no les vendes lo que desean, cuando no les permites entrar hasta tu medula… te mandan a un idiota a intentar matarte ¿Cuánto te pagaran por esto? ¿un millón? ¿dos? ¿Cuánto vale mi vida?

- sesenta y cinco millones – Sebastián asintió un par de veces poniéndose aquel cigarrillo en su boca.

- ¿y como sabes que los recibirás? No, espera… esa no es la pregunta – este tapo con su mano la parte superior del cigarrillo y lo encendió - ¿Cómo sabes que vivirás para usarlos? Todos los mercenarios que hacen ese tipo de trabajos aparecen flotando en el arroyo tiempo después – este curvo su rostro sin dejar de apuntar su arma hacia este. La puerta ya se encontraba cerrada – vamos a tomar algo. De todas formas, morir solo no es bueno – Sebastián señalo la licorera – sírvelos tu… después de todo, eres quien tiene el arma – el hombre sonrió levemente.

- ¿Qué tiene ahí?

- Whiskey.

- ¿Escoses?

- Irlandés.

- ya… provengo de ahí – Sebastián asintió – tiene buen gusto dictador.

- dictador – Sebastián lo observo servir dos copas sin dejar de apuntarle. Cuando estas estuvieron hechas, este se acercó a él y dejo el vaso al borde de su escritorio para luego volver por el suyo – eso diría alguien que sabe muchas cosas… ¿Qué sabes?

- sé que tu segundo al mando está charlando con Vladimir – este sonrió - ¿Qué planeas conseguir? ¿ojivas nucleares viejas?

- ¿trabajas para Estados Unidos? – este asintió – ya… las ojivas nucleares se las compre de contrabando hace tiempo a los tuyos. Las actualice y las prepare.

- eso está prohibido.

- no hay registro de nada, así que simplemente no paso – este sonrió asintiendo y luego le dio un sorbo al Whiskey.

- bueno ministro… termine su cigarrillo y – Sebastián negó con su dedo.

- ahórrame arruinar mi traje – este suspiro quitándose la corbata – es muy caro, de hecho, vale más que esa pistola que tienes en tus manos – este levanto su ceja – cuando me mates, quítale la etiqueta, mi diseñador es el mejor del país. Quizás, te puedas dar el lujo de comprarte uno con los sesenta y cinco millones que cobraras – este sonrió y noto como este se desabotono la camisa quedando con el torso descubierto – rápido, hace frio. Dispara al pecho, no arruines el velorio – este asintió y algo confuso por su actitud tan fría para con la muerte, le disparo cuatro veces al pecho. Sebastián cayo redondo y la sangre comenzó a brotar de su pecho al instante. Tembló un momento antes de detenerse por completo.

Al final, el regente murió asesinado en su propio despacho y aquel asesino le saco una fotografía para comprobar que este estaba muerto. Iba a salir de su despacho, sin embargo, cierto castaño lo golpeo y le quito la pistola de las manos dejándolo sorprendido porque ni siquiera lo escucho entrar.

- por cosas como estas se desencadeno la primera guerra mundial – El castaño suspiro mirando el cuerpo de su mejor amigo tirado ahí – claro… siempre hacen lo mismo, si alguien les lanza la negativa intentan infestar su país con personas que la desequilibren, le pagan a los organismos mas ruidosos y si no lo consiguen de esa manera, van a la sangre – este negó lentamente – lastima – miro al asesino de Sebastián a los ojos – lastima para ti.

- ¿acaso no te interesa que tu amigo este… - el rubio de aquel cuerpo llamo la atención de este asesino. Al mirar en esa dirección, noto como este de forma pesada se volvía a levantar - ¿q..que?

- Ah… Matias – este suspiro y apoyando su mano bajo su torso, agarro las balas que salieron de su cuerpo expulsadas por la propia piel que se regeneraba – demoraste en volver.

- si. Estaba ultimando algunos detalles.

- ¿la reportera?

- no – este negó – un idiota me mando a Venezuela a negociar con el dictador de turno.

- bueno… - el rubio suspiro – te dije que necesito el hierro que ellos tienen.

- ¿y por qué no se lo compramos a los finlandeses? Estoy harto de tener que mediar con comunistas. Los aborrezco.

- lo que tu aborrezcas no me interesa – este suspiro levantándose y con un pañuelo limpio la poca sangre que su cuerpo expulso – ah… por cierto – este le sonrió – una lástima que no puedas comprarte un traje como este – el escoses abrió sus ojos en grande y Matias le vacío el cargador en el rostro.

Entre los dos se encargaron de sacarlo de forma disimulada y luego desaparecieron el cuerpo con sus otros agentes que vinieron a limpiar el lugar del asesinato.

Era tan sistemático el asunto que, nadie podría sospechar nada más y los que manejaban la verdad solo eran ese rubio y su mano derecha.

- ya… ese lo uso ese sujeto – Sebastián movió su Whiskey – no creo que te interese tomar su saliva.

- que asco – el castaño tiro el vaso a la basura y agarro el otro que esperaba.

- ¿limpiarlo no es más fácil?

- … luego – este se sirvió otro vaso para él y se sentó frente al rubio – hace mucho no morías – este miro al castaño ¿Cómo estuvo?

- como siempre – este suspiro sobándose el pecho – ardor, dolor, agonía leve y luego volver a despertar en el momento.

- no dijiste eso cuando nos lanzamos al volcán – este divertido comento y Sebastián se sonrió bajando su rostro.

- los peores siete meses que viví – Matias se carcajeo al escuchar aquello – Pompeya fue culpa nuestra – El castaño negó divertido.

- solo queríamos morir.

- fue el último intento – este suspiro para luego mirar hacia arriba echándose en su sillón - ¿te gusta la rubia?

- es ella – el castaño murmuro ante ese rubio que asintió – volvió a la vida…

- ¿Qué harás?

- no… no voy a hacer nada – el castaño observo su Whiskey otra vez – verla morir…otra vez.

- las envía constantemente.

- lo se…

- y siempre mueren en nuestras manos – Sebastián al final recordó aquello – Luz… tuvimos tres niños preciosos… y luego ella murió.

- siempre lo hacen – El castaño recordó el cáncer que se llevó a su amada rubia – y luego… los niños quedan desbastados cuando nosotros fingimos nuestra muerte – el recordó como hizo ademan de morirse años después cuando sus hijos ya comenzaron a notar que estaba rejuveneciendo en vez de seguir envejeciendo – los hijos de Santino ya tuvieron hijos – este murmuro sonriendo – él es abuelo.

- si… los míos también tuvieron los suyos – el rubio suspiro mirando hacia arriba – Luz volvió… es una detective, también periodista… nos está investigando.

- ese hijo de puta disfruta haciendo eso – Sebastián se sonrió al entender a lo que se refería - ¿Cuándo crees que llegue nuestro día?

- no lo sé – este suspiro con impaciencia – tantos milenios llevamos juntos… tanta… vida ¿con quién se casaron los hijos de Santino? – este cambio de tema.

- Polacas – Sebastián se sonrió – les gusta el carácter fuerte…

- esas mujeres peleaban con rabia – el rubio recordó su paso.

- Sebastián, aun no pudimos descifrar aquel mensaje. Luchamos a favor y en contra del bien… ¿Qué mierda quiere de nosotros? ¿Por qué no dejarnos morir?

- porque nos quiere ver sufrir eternamente.

- a Caín no le hizo eso – Matias contesto – lo mato a los mil años de vida.

- Caín ya estaba muerto cuando Dios lo marco – el rubio frunció su ceño – nosotros no.

- no fuimos tan irrespetuosos – el castaño inquirió pero el rubio negó.

- no, fuimos peores – al decir eso ambos se miraron recordando aquella gran falta de respeto que cometieron al desafiarlo directamente – no podemos pelear contra un ángel, derrotarlo y amenazar directamente al padre de los cielos sin esperar reprimenda – ambos se sonrieron para luego recordar como este los condeno a una vida eterna. No tendrían acceso al cielo ni tampoco al infierno porque nadie los quería en ningún lugar.

- ya… ¿entonces Venezuela?

- si. Solo logra que acepten ese acuerdo. Luego arreglaremos con Argentina para que trabajen el hierro. Ellos se quedarán con gran parte, pero es más barato que comprarle a los chinos y la calidad será mejor.

- comprendo… ¿Qué pasa con México?

- ¿el asunto de los motores que exportaremos de la frontera?

- hablo de los motores que robaremos de la frontera.

- aun no lo acorde – el rubio suspiro – se supone que era algo sencillo para ellos, asaltar un par de camiones de GM, de Ford, desaparecerlos en el desierto, que los Narcos se hagan los locos un poco y luego que misteriosamente aparezcan aquí… pero el “túnel” se puso complejo.

- quizás nos están espiando.

- no hay micrófonos en esta habitación. La reviso todos los días.

- sin embargo, estos sujetos nos odian.

- tanto que nos invitaron a pasear por Washington – Sebastián se carcajeo.

- igual que los rusos que nos invitaron a pasear por Moscú.

- se están aliando Matias… - el rubio suspiro – es muy probable que tengas que hacer el trabajo sucio nuevamente.

- siempre yo – este bufo algo molesto – la última vez me disfrazaron de queso gruyer – El rubio se carcajeo al imaginar el dolor que había sentido su amigo – “El diablo, el diablo” gritaban… pobres brasileros… un puto cañón de treinta y siete milímetros me arranco un brazo ¿y tú? Cambiando pañales – este negó divertido.

- lo disfrutas, no te hagas el torpe – Matias chasqueo su lengua molesto y miro hacia la lluvia un momento – disfrutas de esos trajes tan costosos, de la elegancia que te dan, de maltratar a la gente… eres malo.

- igual que tu – El castaño miro fijamente al rubio que se sonrió mirando hacia la pared contraria a la ventana – igual que tú.

- todos somos malos por Naturaleza – el rubio contesto – solo que en diferentes medidas por lo que eso nos evita ser iguales.

- no – el castaño negó – Sofia… ella es un ángel…

- son casos especiales – Sebastián declaro.

- no… son personas que tuvieron una buena infancia – al final Matias intuyo – quizás, somos buenos siempre y la vida nos hace malos… o en nuestro caso, nos condena a estar rodeados de la misma.

- ¿realmente la vas a dejar ir? – él se afligió un momento – es una decisión… que también la condena a ella – ambos se observaron – a morir en soledad…

- ¿realmente… nuestras almas hicieron ese pacto?

- todas las almas lo hacen cuando encuentran al amor de su vida – el rubio al final declaro – hay relaciones que tienen millones de años juntas… y pelean por reencontrarse una y otra vez. Las almas que no lo hacen son las que aún están en la búsqueda de esa persona en particular – el castaño no respondió nada y tragándose el contenido de su vaso se puso de pie.

- en fin… me voy a ver si mato algún comunista en mi viaje – este molesto dejo el vaso sobre el escritorio – por cierto – se dio vuelta antes de salir – ten cuidado con lo que vayas a declarar estos días… eres propenso a mostrar los dientes cada vez que sales a la calle.

- ah… ahora que lo mencionas – El castaño se giró algo confuso – en el boleto que te saque, vas a tener que hacer una escala en Israel – el muchacho soltó un bufido que hizo sonreír a Sebastián – tengo un cliente que está en un aprieto y le encantaría que saquen a sus hijas del lugar.

- dime al menos que vamos a recibir una jugosa cantidad.

- veinte millones de euros… ¿te parece poco?

- al fin empiezas a conseguirme buenos números Sebastián – el castaño tocio y bajo su mirada notando la sangre que de su cuerpo salió. Se sonrió ante ello y Sebastián también lo hizo.

- estas pasando mucho tiempo con ella.

- si… - el suspiro levemente. Uno de los “problemas” acarreados por pasar tiempo con el alma de sus esposas era perder parcialmente la inmortalidad. Aquello lo solían utilizar para “morir” cuando eran personas mediáticas.

Por lo general, solían desaparecer cuando no levantaban revuelo, sin embargo, en este caso, lo ideal era la muerte por vejez dado que se habían puesto al frente de todo un país y se convirtieron en la cara visible… una cara visible de pocas pulgas y de pocos amigos.

- ya… vete que se te hace tarde – estos se miraron una vez más y Matias dijo algo que inquieto a Sebastián.

- este pueblo… me gusta. No lo metas en una guerra – el bajo su mirada – evitemos el conflicto a gran escala… en todo caso… peleemos nosotros.

- ¿Qué sabes? – este miro al castaño bajar su mirada – Matias…

- solo sé que a donde vamos, traemos el caos. Solo sé que nunca vamos a morir, solo sé que conozco la historia a la perfección y que esto siempre se repite.

- Matias…

- solo sé que mi mujer pertenece a este pueblo ahora y no quiero que ella se ponga triste por una guerra… hagamos esto juntos como antes… tenemos los medios y las armas… quitemos el parche de nuestro abrigo y matemos a quien tengamos que matar… no nos tiembla el pulso para hacer eso.

- mierda somos…

- mierda seremos – estos asintieron y se despidieron mutuamente.

El cuerpo de aquel sicario apareció en la frontera, aparentemente este tipo era un hombre sin identificación alguna que se había volado la tapa de los sesos, era extraño el asunto, pero al no encontrar pruebas de que lo hayan asesinado inquirieron que el se había suicidado.

Obviamente, los agentes que llevaron el caso lo cerraron y lo enviaron a cremar a cajón cerrado para que no sean visibles los siete disparos que en su cabeza había.

Por parte de Matias, este abordo aquel vuelo en dirección a Venezuela, debía ir a conversar con dicho dictador de manera más privada y ver de qué manera sacar provecho de la situación.

Sin embargo, en el corazón de aquel castaño, lo que le enervaba la sangre era ver cómo, se mentía descaradamente.

Caracas, es un lugar bellísimo, sin embargo, que la gente ni siquiera utilice su propio dinero optando por el canje de productos o servicios era algo que a Matias lo hacía sentir más indignación por lo que observaba.

Obvio que, en su mente, sacar su pistola, ponerle tres balas a ese tipo y hacerse cargo el del asunto era… sin duda alguna la opción favorable, pero Sebastián no le permitiría dicho acto.

Fue ciertamente un acierto consultar el clima antes de ir a ese lugar. Sabía que era un lugar por demás cálido, pero justo tomaron un frente frio y de tormenta por lo que, el clima era propicio para el que disfrutaba de ese tipo de temperaturas.

El recuerdo de esa rubia rondaba en su mente, tener su número telefónico en su agenda no era casualidad y que su cuerpo este tan feliz porque ella este nuevamente ahí tampoco lo fue. Obvio que Sofia… ese nombre nunca fue casualidad que ella lo tenga. Siempre que ella volvía tenía el mismo nombre y siempre se encontraba con el… siempre se enamoraban perdidamente el uno del otro y con ello, llegaba la gran verdad, llegaba la revelación de que hay toda una religión que no mentía en todo lo que se decía y que existe un Dios que no es benevolente precisamente con ellos.

- ¿desea hacer turismo señor Magnago? – este tenía su cabeza apoyada en su respaldo – quizás, conocer nuestras zonas turísticas, le vendría bien comer comidas típicas de por aquí – el castaño no le respondió y este quizás, un poco más atento con ello se sonrió – quizás, desee pasar por nuestra zona… roja, esta noche le podría pasar a buscar, no se preocupe, nada le ocurrirá.

- dime… ¿eres parte del gobierno de aquí? – este asintió - ¿y te asignaron como mi guía? – nuevamente asintió – ya… - este apoyo su frente en contra del cristal.

- ¿le molesta eso Chamo? – el Castaño frunció su ceño levemente.

- ¿me considera un niño?

- ¿qué experiencia puede tener alguien de veintitantos? – el castaño sonrió levemente – manejar un país necesita experiencia previa para poder administrar las crisis y todo lo que rodea a un gobierno.

- vaya, en tu país tienen mucha experiencia por lo que veo.

- no nos dejamos pisotear por los demás países.

- ¿sí? – el castaño divertido se sonrió – se nota que les va genial.

- ¿de verdad está tentando su suerte aquí? ¿tiene idea de cómo terminan los fascistas como usted en mi pueblo?

- ilústreme si es tan amable – El castaño lo observo fijamente y este chasqueo su lengua.

- usted está loco… - este murmuro y Matias sonrió.

- loco… esa palabra me gusta – el muchacho se echó hacia atrás – hay que estar loco para decidir por un país, hay que estar loco para ser la cara visible de algo tan grande e incluso, hay que estar loco para poner a un pueblo completamente de rodillas para enfrentar a un invasor opresor de la manera más estúpida posible.

- ¿y como lo haría usted? ¿Cómo se enfrentaría a ese gigante que tenemos de este lado?

- de la misma manera que enfrento a los gigantes que tengo de mi lado – el castaño se quitó aquellos lentes que solía usar cuando debía descansar su vista – Rusia, China, Corea del Norte… este juego es simple. O eres un perdedor fracasado como es el caso de los tuyos que sucumbieron a ser la peor mierda, o eres inteligente y bailas con la muerte de la manera más dulce posible.

Aquel conductor acomodo el retrovisor para verlo directamente a los ojos - ¿de verdad espera que compre esa mierda?

- pues evitamos el default y fortalecimos nuestra moneda un quince por ciento desde que estamos al poder. Nuestros jóvenes pueden aspirar a comprar un terreno y edificar su propia casa, pueden permitirse pensar en tener familias numerosas, en comprar vehículos o invertir en grande… jugamos el juego de ellos y estamos ganando.

- ¿y cuánto cree que puedan jugar sin salir lastimados?

- ¿habla personalmente? – este asintió – lo intentan constantemente. Pero el ministro y yo no somos de huesos frágiles…

- veremos eso – este divertido se sonrió y al final lo llevo frente a aquel dictador perpetuado en el poder.

Era obvio que no habría fotografías, a Vannucci no le interesaba hacer políticas públicas con esa persona, mucho menos habría un trato amigable por lo que, cuando Matias entro a aquel despacho, el dictador le sonrió con cierta malicia.

Detrás de él, dos guardaespaldas de gran tamaño, así como también estaban estos en la puerta de aquel despacho – tomé asiento vice ministro – el castaño tocio nuevamente y se terminó sentando con lentitud – bien, pude conversar con el señor Vannucci ¿Qué recursos manejaremos?

- ¿nosotros? Ninguno – este frunció su ceño – usted se lo venderá a nuestro contacto en Argentina. Luego nos haremos cargo nosotros del resto.

- ¿y nuestro acuerdo? Se supone que al hacer la venta nosotros recibiríamos el armamento.

- luego de que nos envíen seis meses del metal requerido, un barco perderá cincuenta contenedores con lo acordado. Será trabajo suyo recuperar los contenedores.

- y asumo que nos darán, aunque sea un leve aviso de que ese accidente ocurrirá ¿verdad?

- eso depende de que tan cumplidores sean ustedes. Los materiales los necesitamos con urgencia y de darse el caso de que retrasen la exportación del mismo… asumo que nos veremos obligados a aumentar las medidas de seguridad de nuestros buques de carga.

- ¿entonces esa es la política del ministro?

- efectivamente. Si ustedes cumplen, nosotros cumplimos… ¿le parece aceptable eso? la Guayana espera por su invasión señor… - este asintió un par de veces llevando su mano al cajón.

- oh… ¿Dónde está mi hospitalidad? – este divertido tomo un habano - ¿fuma?

- no – este divertido hizo una seña y dos de sus guardias trajeron dos bandejas distintas. Al destaparlas, cocaína, mariguana, alcohol, fentanilo y aún más drogas duras estaban sobre estas.

- agasájese – este divertido comenzó a encender su puro y el castaño bufo molesto empujando con suavidad las bandejas - ¿Qué es esta forma de actuar? ¿no desea cerrar el trato? ¿Qué clase de marica es?

- ¿marica? – este levanto su ceja – creí que, por sus dichos, estaba del lado de los maricas.

- ah… eso… - este divertido levanto sus hombros con una sonrisa divertida.

- ya… - Matias agarro el Ron que estaba en la bandeja y se sirvió un vaso – por lo general no suelo aceptar nada que venga de Comunistas… de hecho, en Rusia me dieron Cianuro por faltarle el respeto a un capitán del ejército – este me observo – pero por lo general, suele ser gente que no tiene idea de con quien habla.

- ¿y precisamente con quien hablan?

- soy el amigo del diablo… esa sería la descripción más acertada de mi persona… y un amigo tan cercano a el… no es fácil de matar – este medio levanto su rostro – solo por cortesía… esta será la primera y la última vez que aceptare una falta de respeto como esta – El castaño volcó el contenido de aquel vaso sobre la madera del escritorio de aquel sujeto y este líquido al salir del vaso comenzó a hervir y quemar la madera – no me vuelva a poner a prueba o liberare este pueblo a punta de pistola sin ayuda de nadie – la seriedad del lugar era visible, incluso se podría decir que la tensión se podía cortar con cuchillo de la forma en la que se manifestaba en todos.

El más tranquilo allí era el extranjero que vino a negociar con el dictador. Los demás estaban inclusive listos para sacar sus armas y matarlo, sin embargo, a aquel dictador se le hizo magnifica su actuación y las risas no se hicieron esperar mientras se quitaba el puro de la boca. Le dio manotazos a la mesa mientras reía cosa que, en parte causo cierto… malestar en todos los presentes.

No sabían si habría una ejecución en el momento o si solo, se harían las paces. Al final este comenzó a negar – ¡que cabron con bolas más grandes! – este lo aplaudió – ¡no solo me amenaza en mi propio despacho, delante de mis hombres si no que, me advierte que esta vez me ha perdonado! – este se reía aún más fuerte causando risas en los que estaban a su lado - ¿¡puedes creerlo!? ¡la esposa de este hijo de puta debe estar harta de drenar sus bolas! – la risotada de todos en el lugar molesto a Matias que, se levantó.

Al hacerlo, todos los guardias de manera errática sacaron sus armas para apuntarle a ese hombre que, giro la silla y se encamino a la puerta principal.

- ¿¡a donde va!?

- ya se lo dije. El trato está cerrado, no tolero a los comunistas.

Salió del lugar por su propia cuenta blasfemando entre dientes. Su guía lo subió al auto y lo llevo a ese hotel, sin embargo, nuevamente le insistió nuevamente con ir a la zona roja para buscar diversión.

Estaba claro para Matias que llevarlo a ese lugar era para extorsionar a Sebastián, sin embargo… por la mente del castaño, un plan se hilaba dejando sin capacidad de extorción a la gente de Venezuela.

Luego de cenar, se encamino a ese lugar por cuenta propia, llego a uno de esos lugares que le recomendó y noto a funcionarios del estado en el lugar. Se sintió asqueado por lo que veía y de su portafolios saco aquel “juguete” que se llevó con él.

Se sentó en una de esas mesas, se tomó un trago de Ron, esta vez real y disfruto de su sabor un momento para luego ver como dos chicas de tez morena se acercaban a él. ambas se sentaron de forma provocativa a su lado. estas tenían poca ropa y una actitud de “primera” para cualquiera que frecuentase ese tipo de lugar.

- Hola papito ¿quieres compañía?

- sinceramente… No – una de estas tomo su mano derecha inspeccionándola rapidamente.

- no veo una sortija aquí papi – esta con su acento algo marcado le comento.

- y yo no veo que tengas dieciocho años – el la observo fijamente. Esta frunció su ceño echándose para atrás y el atrapo su mano antes de siquiera irse - ¿Qué edad tienes?

- suélteme… suélteme o gritare.

- qué edad tienes – Matias no se andaba con rodeos. Ella trago con algo de terror y el al ver que esta no respondía miro sus pechos. ahí lo noto, ese “busto” tan grande, era a raíz de los plásticos del “brasier” que utilizaba. Su cuerpo no estaba del todo desarrollado y vaya que eso le basto para ponerse colérico - ¿Quién es tu jefe? – la otra correo directamente hacia el proxeneta que manejaba el local. Matias había detectado al que tenía la cámara por lo que, al ver como se le venían todos los guardias encima, se levantó soltando su mano y camino directamente hacia ese tipo. Este se intentó hacer el idiota, sin embargo, el castaño lo golpeo sin mediar palabra y quitándole la cámara, la rompio para luego quedarse la memoria.

Uno de los gorilas quiso golpearlo, pero el castaño pateo su pierna logrando que este se trastabille y así comenzando una pelea en ese local que en teoría no debería existir.

Aquello termino con todas las chicas fuera del local que se incendió por un supuesto “corto circuito”. El proxeneta estaba dentro, con su estómago abierto y su propio miembro en su boca.

Los que estuvieron presentes, no dijeron absolutamente anda acerca de aquello y claro… jamás lo iban a hacer si ellos fueron testigos de, como incluso luchando con tres personas a la vez, ese castaño fue dado de baja por un disparo de pistola en la cabeza y volvió a la vida.

Nadie en su sano juicio creería eso y tampoco diría nada sabiendo que ese sujeto luego dijo en voz baja un “Ni una palabra de esto o vuelvo”.

Para Matias, aquello no era otra cosa más que justicia, sin embargo, la justicia que el o Sebastián impartían no era otra más que una justicia sangrienta, que llenaba el mundo de cadáveres, que acababa de forma dolorosa con sus enemigos y que para peor, ya los había hecho insensibles a eso.

Los dos sabían perfectamente que podrían llevarse el mundo entero por delante si así lo quisieran… sin embargo, el no hacerlo más allá de ser por simple… “vagancia” también era porque ambos comprendían que para cambiar el mundo, se necesitaba algo más que violencia.

Quizás, para ello los dejo a ambos hace tanto tiempo… más que castigo, era una misión para dos guerreros de primera línea que no se acobardaban con nada. Sin embargo, el hecho de que nunca les comunique nada, ni siquiera que si están o no cerca de algo… era lo que más les molestaba a ambos.

Era una tortura horrible ver como tu esposa muere, como tus hijos mueren, como tus nietos y los nietos de tus nietos también lo hacen… era una realidad de la cual, no podían escapar y aunque con los demás, Sebastián y Matias eran realmente unos cabrones despiadados, el dolor que sufrían al ver perecer a sus seres queridos… no ofrecía paz.

Buscaron la muerte por demasiado tiempo hasta que se resignaron de seguir intentándolo, luego lucharon todas las guerras, a favor y en contra de los bandos, ganaron y perdieron… y nada, mataron a todos los malnacidos e incluso, también mataron ya por probar a personas de buen corazón y nada. Entonces, en este momento, decidieron tomar la decisión de agarrar una de esas potencias mundiales, hacerla lo más grande que existe y de la misma manera que los corruptos, ponerse en cabeza de todo para luego entender que estaba mal con ellos dos.

En el tiempo que llevaban vivos, hicieron locuras, saltaron de alturas inimaginablemente altas, se metieron en lugares peligrosos, caminaron por desechos radioactivos, bajaron a las profundidades del océano… hicieron de todo.

Nada los mato y como eso jamás ocurría, el odio los consumía. Era tal el asunto, que cuando la violencia se exteriorizaba, la forma en la que estos la dejaban salir, era tal que aterraba a quien la tuviese que sufrir.

Ya no había nada que estos dos no sepan o conozcan por lo que, en parte, nada los emocionada – la vida es distinta cuando vez morir a todos los que amas – Sebastián murmuro estando en llamada con el castaño – deja de ser tan obvio. Eso que hiciste nos puede costar dinero.

- lo que digas – el castaño suspiro – en tres horas estaré en Israel… ¿alguien me dará indicaciones?

- mi contacto te espera… te dará armas, un traje distinto y una máscara. Procura no recibir tantas balas.

- claro… como si no fuesen miles a los que me enfrento… en Brasil me pediste lo mismo y me enviaste al medio de la favela. Salían de todas partes esos…

- cuidado con las palabras. Te pueden denunciar por racismo – este divertido se sonrió.

- ¡ay, que será de mí, me harán una denuncia colectiva en las redes sociales! – Matias bramo “asustado” haciendo reír a Sebastián que ya estaba relajado - ¿¡de donde mierda crees que provengo!? ¡de Alemania, nosotros somos racistas por naturaleza! Eso es lo que un idiota en la oposición quisiera escuchar. Por cierto, te había arreglado una reunión con el accionista de Airbus… ¿Por qué no fuiste?

- Por que me reuní con el presidente de Airbus – Matias levanto sus cejas impresionado.

- creí que no nos quería…

- no lo hace… pero en Rusia le cerraron la puerta.

- ya se quedo sin el pan… véndele la torta el doble de caro – Sebastián asintió divertido y Matias suspiro – por cierto… María me mando la lista de reuniones… Sebastián, el Líbano no es un lugar en el que debas estar.

- no iré.

- eso es lo que me preocupa – El rubio frunció su ceño – si esos tipos entran a nuestro país, pueden encontrar algo que les interese más que el dinero.

- Ya entraron hace tiempo.

- ¡y sabes lo que nos costó echarlos! – Matias grito furioso - ¡los tuve que buscar hasta su puto hoyo en el puto desierto! ¡solo! ¡todo el trabajo pesado me lo dejas a mí! – Sebastián mascullo levemente y luego suspiro.

- bien… entonces, no vuelvas aquí cuando asegures el paquete. Ve directamente hacia el Líbano. Te daré la información con antelación.

- ¡Pero! – el castaño se quedó con la boca abierta algo dudoso de que decir y luego, bufo echándose en su asiento. Sebastián sonrió al oírlo y soltó un suspiro.

- Sabes que no puedo acompañarte Matias… soy la cara visible de un país. Tu pasas de ser percibido.

- claro, un rubio de ojos azules no pasa de ser percibido como un castaño de ojos marrones. Vete al infierno.

- ¿Qué no estamos ahí ya? – Sebastián se carcajeo y Matias al final termino cediendo compartiendo esa risa – dime ¿comiste algo? ¿o sigues en ayuna?

- acabo de almorzar – este sonrió – no te imaginas lo rico que estaba el arroz con pollo que acabo de comer.

- a veces no se si estas siendo sarcástico o me dices la verdad.

- ¿tantos milenios y aun no lo notas? – el rubio se carcajeo divertido al escuchar aquello – estaba horrible. Me tuve que tomar tres vasos de Whiskey para poder quitarme ese sabor de la boca ¿tú que comiste?

- Aun no llego la hora del almuerzo. deja de tomar tanto – este lo regaño y justo cuando iba a seguir hablando, su asistente abrió su puerta - ¿María?

- señor Vannucci… una reportera pidió una nota hace unas semanas para tener una entrevista con usted, está firmada por el señor Magnago, pero nunca acomodamos la entrevista.

- ¿tu acordaste una entrevista con alguna reportera? – Matias negó - ¿a nombre de quién?

- Luz Zaffaroni – el rubio se sonrió y Matias que estaba escuchando todo contesto.

- no la firme, pero seguramente la falsifico… te están cazando tigre.

- ah… con lo que me gusta estar de cacería – divertido se sonrió y le hizo una seña a María para que dejara pasar a la muchacha – en fin… consigue lo que necesitamos… - Luz entro al lugar, Sebastián no pudo evitar observarla, notar su belleza, su rostro, sus curvas, su cuerpo por completo… siempre era una delicia verla – ten cuidado… no quiero que te ocurra nada.

- ¿eso me lo dices a mi o a ella? – divertido el castaño bramo y Sebastián se sonrió – en fin, galán. Me voy – el castaño colgó la llamada y dejo a Sebastián con el teléfono en su oreja.

- pues… adiós – este también hizo ademan de terminar la llamada sin dejar de mirar a Luz que se mantuvo de pie en la entrada de su oficina – por favor Zaffaroni, tome asiento – el rubio se puso de pie y estiro su mano hacia ella que, de forma un tanto arisca la tomo. Le encantaba que ella sea tan agresiva en su trato.

Esta se sentó con sus portafolio en sus manos – buenas tardes Ministro Vannucci – el curvo su rostro un poco sin dejar de observarla. Le encantaba completamente sus formas, sin embargo, también sabia que ella no estaba enamorada cien por ciento de el por lo que, como siempre, una vez mas debía hacer las cosas como acostumbraba – tengo una serie de preguntas… que me agradaría hacerle ahora que lo tengo enfrente.

- claro… - este suspiro levantándose hacia la licorera - ¿bebe? – ella negó – bueno – él se sirvió una copa para él, la observo en sus manos - ¿agua quizás? – esta trago levemente y luego accedió por lo que, este le sirvió un vaso de agua para ella. Se lo entrego y luego volvió a tomar asiento frente a esta – dígame… señorita Zaffaroni… antes de comenzar con su entrevista ¿Por qué mi vice ministro acordó una reunión que el declara no haber firmado?

- ¿estuvo hablando con el?

- hace un momento si…

- creí que hablaba con su amante.

- No seria la ultima que cree que mi vice ministro es mi amante.

- ambos son solteros… - ella inquirió aquello ante un rubio que se sonrió divertido – cada vez que están los dos en Alemania, ambos están juntos de aquí para allá… no sería menos pensarlo – divertida ella acoto ante un Sebastián que se carcajeaba internamente al oírla.

- claro… lo que sucede es que cuando la gente ve a dos hombres llevarse bien y cuidarse las espaldas… no los considera amigos – Luz frunció su ceño observándolo fijamente – tienen la errada visión de que estos son homosexuales y que están en una relación íntima. Pues, se equivocan.

- ¿hace cuanto conoce a su amigo? – ella hizo comillas al decir amigo y Sebastián se sonrió divertido. Sabia perfectamente que ella lo gravaba por lo que tenía que tener muchísimo cuidado con sus palabras.

- a veces siento que conozco su alma hace milenios – divertido se sonrió – desde que somos niños. Ambos nos criamos en Heppenheim. Fuimos vecinos por lo que, crecimos juntos.

- esa historia es muy conveniente ¿verdad? – esta miro al rubio levantar sus hombros sin necesidad de acotar más - ¿Qué opina acerca de su vice ministro? – Sebastián iba a hablar, pero Luz abrió su portafolios – no hablo acerca de el como amigo, hablo de el cómo sicario – ella lanzo las imágenes al escritorio – esto es Brasil señor Vannucci – Sebastián tomo las imágenes, un soldado con una mascara destrozada dejaba ver poco mas de la media mitad de su rostro y cabello – las fechas coinciden con el viaje que hizo su ministro segundo al país…

- dígame… y sea sincera ¿de verdad cree que un vice ministro, una persona tan importante en el cargo tendría una doble vida y cumpliría como un sicario? – esta levanto su ceja - no le parece mas razonable… no se… ¿elegir a miembros del KSK para enviarlos a hacer ese tipo de incursiones? Además… de darse el caso ¿Por qué mierda mi vice ministro estaría armado en las favelas? Ningún mandatario normal lo haría.

- sin embargo, ustedes no son mandatarios normales – ella acoto y dejo otra imagen. En esta se veía el perfil de aquel castaño. Ciertamente era Matias el de la imagen, pero al solo verse de perfil, se podría decir que cualquiera podría ser el de la imagen y claramente esa era la coartada perfecta – dos jóvenes idealistas, de veintitantos…

- deje de tirar ese cable Zaffaroni. No es coherente.

- no es coherente… - ella sonrió divertida - ¿y es coherente mandarlo a Venezuela? ¿Qué negocios hizo? ¿Qué le compro a ese dictador?

- ¿comprar? – divertido Sebastián se sonrió agarrando por abajo su propio Whiskey – no compramos absolutamente nada. Ellos querían conversar con nosotros acerca de los inmigrantes que deportamos…

- ¿y su postura?

- no cambiara. Desde que sacamos a los problemáticos y dejamos a los que querían vivir en paz, la gente está feliz.

- ¿escucha lo que dice? ¿problemáticos? ¿acaso no son personas que – Sebastián la detuvo.

- Señorita Zaffaroni… no me interesa lo que usted piense. A mi solo me importa la vida de los Alemanes y nada más que los Alemanes. Todos están mas tranquilos desde que sacamos a los revoltosos de este lugar.

- eso suena similar a lo que dijo cierto sujeto por el treinta…

- no lo reivindico y no me interesa ese sujeto. No me interesa en lo absoluto cuales eran sus ideales, ni siquiera me interesa lo que el deseaba hacerle a cierta etnia o religión. Mis intereses son más profundos.

- ¿y cuáles son esos?

- asegurarme que este país sea el mejor para vivir. Que todos comprendan que mis políticas son las adecuadas para realzar un lugar y que esto se logra con tres cosas. Fuerza, amor y libertad.

- amor… - ella divertida se sonrió – curioso que alguien como usted lo diga.

- ¿sabe algo de mí?

- lo investigue por mucho. No hay novias, no hay amantes, no hay nada… ¿Qué tipo de amor puede dar usted? – el rubio bajo su mirada al escritorio recordando inevitablemente el pasado a su lado, como a ella… él le cumplía sus caprichos, como a ella la tocaba con ese amor… que estallaba en su pecho, como a ella…

- ¿le interesa saber eso? – este le dio un sorbo final a lo que quedaba de su Whiskey – tenga – Sebastián le entrego un papel a ella – venga a cenar conmigo.

- ¿cenar? – esta levanto su ceja algo confundida.

- lo que oye – este se giro hacia la ventana – tiene razón en algo… no tengo novia, no tengo amante… y usted es una señorita muy hermosa con un carácter que sinceramente… - él se sonrió – podría asegurar que, cuando entro por esa puerta, estaba lista para hacer la guerra.

- si acepto… sepa que no me pienso limitar en mis preguntas – él se sonrió – no me interesa que usted se ponga incomodo o – el se giro un poco hacia ella.

- no esperaría menos de ti – divertido le dedico una cálida sonrisa a ella que tuvo que tragar con algo de duda – póngase algo lindo, hace mucho no recorro la ciudad.

- ¿recorrer la ciudad? – ella algo dudosa pregunto aquello – eso…

- ¿miedo a que te vean con el ministro? – divertido el miro a Luz que bajo su mirada - ¿acaso tienes novio?

- no – ella negó.

- entonces no habrá problema alguno – el se levanto y tomo aquel saco para luego agarrar el sobre todo negro que se solía colocar – si desea salir, solo llámeme.

- ¿y… si no lo hago? – ella miro a Sebastián pararse en la puerta.

- romperá mi corazón – este divertido abrió la puerta – husmee todo lo que quiera. No encontrara nada en la oficina – el se fue y ella suspiro levantándose para irse también.

Al final, aquel sujeto… tan enigmático le produjo cierto… interés que, con el pasar de las horas se volvió cada vez más poderoso.

Vannucci Sebastián, un ministro… interesante cuanto menos.

Eterno Mal 2

La lluvia que caía sobre medio oriente hizo enfadar a Matias. Odiaba ese clima y este aparentemente lo adoraba a él porque siempre que iba a otro país, desembarcaba con la lluvia cayendo con fuerza. Ya lo tomaba como una profecía, si llovía, corría sangre y el sufría el daño del enemigo.

No le extrañaba para nada que ni siquiera lo hayan controlado al bajar de ese avión privado en el cual hizo escala, es más, estaba seguro que, sin seguía en esa línea, a nadie le interesaba lo que él, un castaño de tez blanca haría en medio de la nada.

Dos hombres frente a una camioneta lo esperaban, este suspiro y se acercó a estos – Matias ¿Verdad?

- efectivamente – el muchacho asintió. Estos abrieron la camioneta permitiéndole ver a una mujer dentro – ¿es el contacto? – estos asintieron y el suspiro entrando a esta – bien… ¿Qué tenemos?

- buenas tardes primero – el sonrió de medio lado – aquí está todo lo que debe saber.

- ah… que sofisticado – el murmuro agarrando los papeles.

- lo segundo es que, durante esta misión, seguirá mis órdenes. Su ministro dijo que es un soldado extraordinario y que ha sabido sobrellevar misiones de alto riesgo. Sobre todo, dijo que sabe seguir órdenes.

- vaya, ha de estar contento. Nunca habla así de mi – Matias suspiro echándose un poco más sobre el asiento de la camioneta que ya se estaba moviendo - ¿son ellas? – la mujer asintió – perfecto.

- ¿no va a preguntar mi nombre?

- ¿para qué? Siempre usamos seudónimos – la mujer levanto su ceja algo intrigada.

- en parte – esta suspiro – pero si vamos a trabajar juntos, quiero que me respete.

- ¿le falte el respeto? – el castaño miro a la mujer y luego suspiro – dígame su nombre.

- Candela – el asintió.

- señorita Candela, espero que este servicio a su lado sea un éxito – el estiro su mano hacia ella que la tomo algo dudosa por su cambio de actitud - ¿feliz? – cuando este le pregunto aquello la muchacha se sonrió y soltó su mano dejándolo leer aquellos documentos – son mil cuatrocientos kilómetros de desierto… y toda Jordania completa… hasta Arabia Saudita… ¿Quién ideo esto?

- su ministro – ella contesto de forma escueta – ideamos con el este asunto. Es lo más sano. Su avión lo esperara allá para cuando llegue.

- juro que lo voy a matar un día de estos – el castaño bufo molesto y se inclinó hacia adelante observando los mapas – dudo llegar hasta acá sin enfrentarme a varios… esto está dominado por los insurgentes.

- lo está – ella asintió – pero justamente, es donde están las niñas.

- ¿no estaban aquí? – ella negó – eso no decía el trato.

- si le decíamos eso a tu ministro nos cobraría el triple – el castaño frunció su ceño – son niñas alemanas Vice ministro… ellas no tienen nada que ver en esto – el castaño apretó su mandíbula – no piense en el – El castaño le dio un golpazo a la puerta y de forma furiosa miro a la mujer.

- Esta será la última vez que me mentira ¿¡entendido!? – la mujer se echó para atrás al oír su voz elevarse - ¡no tolero este tipo de actitudes! ¡esto no va por dinero! ¡esto va por logística, mierda! – el castaño bufo molesto y sacando de su propio portafolios un lápiz, comenzó a trazar desde donde en teoría cambiarían de vehículo, el camino que harían – nunca podremos cruzar este lugar si tenemos que parar aquí… puta madre…

- ¿Por qué lo dice?

- ya estuve acá… conozco este lugar… - el castaño apretó su mandíbula – bien… jugaremos estas cartas – el trazo la línea directa al Líbano – tengo un contacto que me puede dar una mano…

- ¿una… mano? ¿de que habla?

- lamento su inoperancia, pero esta zona hacia la que quería que escape, está plagada de montañas en las cuales se esconden los insurgentes. Una vez pase este cerco, no hay manera de volver legalmente… es más, abrirían fuego o procesarían a las niñas al igual que a mi…

- ¿y el Líbano es mejor?

- en el Líbano no están observando la frontera. Están mas concentrados en lanzar misiles que en controlar quien entra o sale.

- conoce mucho de la zona por lo que veo.

- no ve nada – Matias tocio nuevamente sangre por lo que, se observó la mano. Suspiro y negó – al igual que el ministro.

- ¿Por qué lo dice?

- el idiota se enamoró otra vez – el suspiro levemente y miro hacia el camino notando como ya estaban llegando al primer destino – en fin… déjeme trabajar.

- encantada – esta levanto sus manos haciéndose menos para que el muchacho no este enojado. Al bajar la tormenta comenzó a apretar aún más por lo que, el castaño tomo una decisión.

- Candela – ella lo observo mientras caminaban por aquella “casa” que tenía una red de túneles debajo – Dame el equipo ahora, saldré lo antes posible.

- ¿enserio?

- si – este asintió mientras caminaba a su lado – no me agrada de este lugar y menos me interesa seguir respirando este aire – ella rodo sus ojos algo confusa y al final, le cumplió a ese castaño entregándole la ropa.

Chaleco antibalas, un fusil Fal, cargadores, pistola, mascara, casco y demás cosas que completaban su equipamiento. El muchacho por su parte, hizo un par de llamadas acordando ciertas cosas con sus contactos en el Líbano y ni bien acordó lo pertinente, salió en dirección de esas niñas listo para sacarlas del lugar.

Por parte de aquel ministro, se alisto para una noche con la mujer que amaba. Su teléfono comenzó a sonar una hora después de haberse despedido de aquella pelinegra que tanto le gustaba. Sabía perfectamente que ella volvería a caer en él y vaya que amaba aquello.

Sin embargo, lo que le inquietaba era el mensaje que su vice ministro le había enviado hace unos veinte minutos “No eres más idiota porque no tienes tiempo” - ¿Qué mosca le pico ahora?

Se subió a su auto de lujo y fue a la dirección que aquella periodista le había enviado. Ella entro a su vehículo, lo saludo con cierto recelo y ambos salieron directamente a ese restaurante lujoso en el cual ambos iban a pasar una noche un poco interesante.

Obvio que, cenar, hablar juntos, “conocerse”, hacer que Luz se sienta cómoda son cosas que Sebastián manejaba a la perfección y la realidad es una. La conocía tan bien que, sin importar en que instante de la humanidad, ellos siempre se amarían y siempre se buscarían.

Sin embargo, aún no podía obviar a Matias por lo que, volviendo a revisar su teléfono que aún se encontraba sobre la mesa mientras ella le daba a un sorbo a su vino caro, frunció su ceño al notar que este solo le había puesto el visto.

Habían pasado unas horas desde aquello por lo que, volvió a insistir en que este le conteste, sin embargo, como anteriormente ocurrió, no lo hizo.

Para Luz, aquello no paso de ser percibido. Hacia buena noche en ese momento, no estaba nevando e incluso, hasta la temperatura había aumentado un poco por lo que, caminar por el centro se hacia realmente agradable. Berlín era una ciudad hermosa y en estos tiempos, era realmente segura.

- entonces… - ella caminaba a su lado con una sonrisa bastante cómplice para con el rubio - ¿alguna novedad en su teléfono? ¿acaso su amante no le contesta? ¿se habrá ofendido por que salió con otra mujer? – él se sonrió al oírla y negó – no ha dejado de mirarlo durante toda la noche.

- Mi vice ministro me tiene a la expectativa.

- ¿expectativa? – ella lo observo curiosa - ¿será que se puso complicado Israel?

- espero que no… necesitamos cierta información para progresar.

- ¿Qué tipo de información busca? – el curvo un poco su rostro.

- una que beneficia a los alemanes.

- claro… sabe, vuelvo a insistir sobre lo mismo – Sebastián se detuvo a un lado de la ribera de aquel gran canal que dividía a la ciudad y se apoyo sobre la baranda de este – si usted y su vice ministro mantienen una relación, seria bueno que el pueblo lo sepa para que entiendan que nuestros mandatarios son personas con una mente abierta – ella divertida se apoyo y el la observo un instante.

- ¿y esa conclusión la sacaste tu solita o alguien te dio dinero para que la sueltes de la manera más estúpida posible? – ella frunció su ceño ante el que, ni la miro – no seas estúpida Zaffaroni. Te lo aclare esta mañana y si salimos juntos es por que eres la mujer mas hermosa que mis ojos pudieron ver.

- ¿anda por ahí con los ojos cerrados? – el la observo un instante más – muchas actrices se han acercado a usted… sabe de quienes hablo.

- ah… te menos precias – el divertido sonrió y su teléfono sonó. Al contestarlo, los ruidos de las balas y las explosiones se intensificaron por lo que bajo el volumen del celular – Hola. Cuéntame.

- ¡todo se fue al carajo Sebastián!

- ya… entiendo ¿puedes comprar algunos más?

- ¡tu y esa perra con la que ideaste esto hicieron todo mal! ¡apenas y las logre sacar con vida! ¡de ahora en adelante me hare cargo yo, estas pensando con el pene maldita sea!

- yo no firme la entrevista con la señorita Zaffaroni – Luz al oír aquello se ruborizo. Estaba intentando hacer el esfuerzo de escuchar lo que ocurría del otro lado, pero Vannucci fue bastante mas listo y le bajo el volumen al teléfono.

- ¿¡Sebastián me estas escuchando!? ¿¡de que mierda hab… - una fuerte explosión distorsiono todo del otro lado de la línea - ¡puta madre! ¡sigo vivo malditos aficionados! – se escucho como este gatillo unas siete veces y seguido de aquello un vehículo se encendía - ¡ya dejen de llorar mierda! – el llanto de las niñas, el mal humor de un Matias que poco había dormido, el golpe de las balas y vaya, seguramente mas que desconocía justificaban que este tan enfadado.

- entonces el trato sigue en pie – El castaño aceleraba pasando los cambios mientras conducía por un terreno complicado – Matias… ¿sigue en pie?

- ¡Si mierda! ¡sabes que sí! ¡te voy a romper la nariz cuando nos volvamos a ver! – este bufo molesto mientras se alejaban de sus enemigos – hable con Samid.

- ¿Samid? ¿Qué te ofreció ahora?

- me va a ayudar a llegar al avión privado. Las asegurare en el Líbano.

- ¿y te quedaras a charlar?

- ¿tú qué crees?

- te noto mas tranquilo ahora. Te dije que son buenas personas. Además, sabes que siempre cuido de tu salud.

- hijo de puta – Matias colgó y Sebastián suspiro bajando su rostro.

- ¿problemas maritales? – Sebastián se harto de escucharla mencionar aquello por lo que clavo su mirada directamente en ella.

- ¿quieres comprobar si realmente soy homosexual? – esa pregunta basto para hacer que esta se sonroje con furia – deje de insinuar eso o pasara una noche que querrá repetir – el molesto mas que nada con Matias saco su caja de cigarrillos.

- sabe… - ella se acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja – desde… que hable con usted esta mañana, siento que lo conozco desde hace muchísimo tiempo atrás – Sebastián no le respondió – no sé que es… una química, una atracción pero, sinceramente, que sea una persona tan digna de la desconfianza, me hace tenerle recelo.

- Señorita Zaffaroni – El rubio la observo mientras agarraba un cigarrillo con sus manos – déjeme decirle algo – se encendió aquel cigarrillo y se lo llevo a la boca con lentitud. Luego de una suave pitada, miro hacia el agua – la vida en si es un círculo. Las almas gemelas se buscan constantemente y se reencuentran siempre que vienen al mundo – ella lo observo algo curiosa – así lo diagramo Dios.

- ¿Dios? – el asintió – no sabia que… era creyente – él se sonrió al escuchar esa afirmación.

- lo soy – este suspiro – tengo motivos suficientes para serlo – miro su cigarrillo un momento notando que ella lo observaba con atención – un motivo puedes ser tu – al decir aquello, se giró hacia ella – Luz, lo que sientes es real… y te puedo asegurar que, no tengo mujer alguna por que siempre estuve enamorado de ti.

- ¿pero… que… dice? – ella se acomplejo rapidamente, apenas era el primer día que estos hablaban, sin embargo, para su sorpresa, Sebastián le tiro una bomba.

- tienes un lunar en tu tobillo derecho, una marca de nacimiento sobre tu pelvis, es pequeña, casi parece una luna. No sueles depilarte seguido por que nunca tuviste novio, tus senos son mas grandes de lo que aparentan y sufres a diario por usar brasieres que te aprietan dado que no te gusta llamar la atención. Adoras llevar el cabello corto, tu clavícula tiene un lunar justo por aquí – el rubio se toco el punto justo en el cual estaba – pesas entre sesenta y cinco y sesenta y siete kilos. Siempre has pesado lo mismo, mides un metro setenta, te gusta el jazz, adoras los roles de canela y sobre todo, amas el ramen casero. Tus películas favoritas son las de drama y romance, te encanta llorar con esas cosas y sueles ponerte demasiado emotiva. Cuando tu periodo llega, tus sentidos se agudizan tanto que, inclusive te molesta el aleteo de una mosca. Eres detective, pero tu deseo de ser maestra jardinera siempre estuvo y te arrepientes de no serlo. Es por eso que quieres una familia numerosa y por último, amas con locura a tu marido… ósea a mi – el noto como ella dio un paso atrás con cierto temor – si te preguntas por que se tanto de ti, la respuesta es simple y te la pienso proporcionar… sin embargo, solo como advertencia, si planeas distribuirla, te tomaran como loca.

- ¿de qué… habla? – ella estaba completamente pasmada ante lo que él decía. Para su sorpresa, este saco una navaja se arremango su manga izquierda y se rebano las venas - ¿¡pero que hace!? – el sin ningún tipo de temor extendió su mano hacia el agua y luego de unos minutos de sangrar, esta herida se cerro rapidamente y su piel volvió a su estado normal.

- llevo vivo una eternidad Luz – Sebastián acorto la distancia ante ella – tu… eres el amor de mi vida, vienes periódicamente a mi, mueres, vuelves a nacer y luego me buscas como lo acabas de hacer – este suspiro levemente intentando agarrar sus manos, sin embargo ella lo esquivo – si tu pregunta es… como es posible este suceso… todo es culpa de el – Sebastián señalo al cielo – me maldijo a mi y a Matias, no podemos morir, estamos condenados a regenerar nuestros cuerpos… y ver como nuestros amores mueren, como nuestros hijos se van de este mundo… como… - el suspiro negando – ya, venga, la llevare a su casa – el tomo su mano y la comenzó a jalar hacia el auto, sin embargo, Luz de un tirón evito ser llevada por el al auto – Luz…

- us…usted me… me va a decir todo – ella apretó su mandíbula con temor – lo hará… lo hará por que no pienso creerle así a la ligera – este acabo por sonreír y luego asintió.

- ¡Ya dejen el puto llanto! – Matias hasta estaba aturdido por escuchar a ambas niñas llorar sin detenerse - ¡no van a solucionar nada derramando lagrimas mierda! ¡este mundo es peor de lo que se imaginan y si creen que alguien les va a tener lastima por ser unas lloronas, dense por muertas! ¡las dos!

- ¡Malo! – la mas pequeña le grito en respuesta.

- ¿¡Malo!? – este hasta furioso se giró mientras conducía a gran velocidad - ¡anda y que te den por detrás pendeja! – el castaño le dio un golpe al asiento del copiloto - ¡tienes hasta suerte de que yo te haya rescatado! ¡a tu edad yo ya peleaba en guerras maldita mocosa de mierda! ¡putos mimados! ¡Generación de miserables maricas! – sin dudas, el enojo de ese castaño no era con esas niñas, sin embargo, con alguien se tenia que descargar - ¡y vaya que estos no se rinden! – las camionetas con armas grandes en sus cajas los interceptaron en el camino y el muchacho en defensa, rapidamente giro el volante hacia estos chocando a una de las camionetas. Estaba claro que, no quería que le destrocen la camioneta que estaba utilizando - ¡ni se les ocurra bajar de la camioneta! – el abrió la puerta y con su fusil corrió rapidamente a la camioneta que estaba volcada ejecutando a los que en esta estaban para rapidamente comenzar un enfrentamiento armado con los otros.

Los de la otra camioneta abrieron fuego hacia el de manera constante evitando que el saliera de la cobertura. Claramente si fuese una persona normal, evitaría mostrarse ante tal cortina de balas, pero como no era normal y para colmo estaba furioso, Matias se mostro por uno de los laterales abriendo fuego hacia estos.

Mato a dos antes de recibir una lluvia de balas que, en teoría, impacto en el chaleco - ¡Mierda! – el dolor subió por su cuerpo… la fatiga, el golpe, el shock de adrenalina, la molestia que producía el ardor, quizás las emociones acumuladas… su arma que se acababa de encasquillar - ¡Puta madre! – furioso la soltó. Estaba claro que, con sacar el cargador, recargar y volver a poner el cargador, el asunto estaría solucionado… sin embargo, se dejo llevar por el odio y aquello fue atestiguado por las niñas que en la camioneta estaban.

Agarro una de esas Ak 47 que los insurgentes usaban y abrió fuego hacia estos mientras acortaba la distancia con los dos que estaban vivos.

Estos no se esperaban tal muestra de oposición de su parte y sin dudas, la sorpresa llego cuando un disparo le dio de lleno en la cabeza.

Aquel cuerpo recibió el golpe de la bala, dio un paso atrás, su rostro quedo hacia arriba y de la nada, aquella lluvia se intensifico. Esos ojos marrones pasaron a ser rojos por la sangre que se derramo sobre estos, esa arma cayo al piso y en un tambaleo hacia la izquierda, un paso hacia adelante propicio una carrera realmente explosiva hacia el primero.

El castaño lo derribo y casi de manera simultánea, lanzo su cuchillo a la garganta del segundo – ahora vas a conocer a Dios hijo de puta – para la suerte de las chicas, que la pelea se haya desarrollado detrás de la camioneta les ahorra un trauma… sin embargo, ver la silueta de ese castaño dar movimientos claros de derecha e izquierda, alimentaron la imaginación de ambas a la escena que detrás de aquel vehículo se desarrollaba.

Verlo volver hacia su arma, levantarla, entrar de forma mas “calmada” en la camioneta, que ellas noten que entre la lluvia y el barro que el traía, también estaba cubierto de sangre… que su mascara estaba rota, que su casco también lo estaba… - ¿esta… bien? – la más grande murmuro mirándolo fijamente.

- si – este asintió soltando un suspiro realmente profundo – por favor, dejen de llorar. Están bajo mi cuidado, no les ocurrirá nada – este encendió aquella camioneta y poniendo la primera marcha, emprendió nuevamente el viaje – algo de música les vendrá bien – giro la perilla de aquella radio y una canción en sirio comenzó a sonar – ah… adoro esa canción – este se echo en el asiento y mientras conducía por aquel desierto, cerro sus ojos un instante – si… - el dolor estaba alcanzando su pico máximo, por lo que, bajo la marcha un poco y se detuvo en la oscuridad de ese desierto. Apago las luces del auto quedando en extrema oscuridad y las niñas se miraron entre sí.

- Se…señor…

- un… momento – el tenia sus ojos cerrados, el cuerpo le ardía, su sangre nuevamente volvía a subir y a pesar de intentar tragarla, se le hacia imposible. La cantidad de munición y metralla que su cuerpo había recibido era excesiva por lo que, mientras su cuerpo se regeneraba, esta buscaba una vía de escape y la encontró a través de su garganta. Toser sangre y para colmo, escupir las balas de gran calibre al igual que las esquirlas de las explosiones se le hicieron… un trago amargo de pasar. Las niñas al ver la sangre que se salpicaba sobre el tablero del auto se aterraron, mas lo hicieron cuando este abrió la puerta y se tiro a la arena de ese lugar botando todo lo que en su interior estaba.

Llorar de dolor era algo que ya conocía, era algo que el entendía y veía lógico, a pesar de ser inmortal, cada daño recibido… era real. Perdió extremidades cuando lucho el solo en el frente contra miles y el dolor provocado por las explosiones fue tan insufrible que, por momentos, deseo haber muerto de manera real.

No importaba la cantidad de veces que le ocurriese aquello, el dolor siempre igual de intenso y quizás, de eso se aseguro Dios al momento de maldecirlo.

Volvió a entrar al auto para la tranquilidad de las pequeñas que creyeron que se quedarían sin su protector y luego de un momento de recuperar el aliento y la compostura, encontró un poco de “paz” – Ya… es momento de seguir.

Luego de quizás, unas tres horas de marchar, la camioneta se quedó sin combustible a veinte kilómetros de aquel punto de encuentro por lo que, suspirando bajo del vehículo. La lluvia se había detenido por lo que, solo quedaba el frio del lugar - ¿Se…señor? – la mas grande lo vio suspirar y abrir su puerta - ¿Qué… haremos?

- caminar – este abrió la puerta de ellas y las obligo a bajar – será una hora y media… pero para ustedes estará bien – se colgó su fusil en la espalda – para ustedes estará bien, no será mucho problema, la pasaron todo el día sentadas – al decir aquello, ambas recordaron el carácter de mierda que este tenia y quizás, por indignación, la mas pequeña estallo ante él.

- ¿¡Podría dejar de tratarnos como malas niñas!? – Matias abrió sus ojos algo en grande al escucharla furiosa – ¡estamos asustadas! ¡nos intentaron hacer cosas y… y… uste….usted no hace otra cosa mas que gritarnos! ¡le pido perdón si las cosas no salieron como usted lo quiso, pero no somos las malas! – ella había cerrado sus ojos al gritar aquello, la luz de la luna los alumbraba por lo que, el podía ver con claridad la indignación de la mas pequeña. La mas grande estaba aterrada por lo que la menor acababa de hacer, aquello le dibujo una sonrisa en su rostro y no pudo evitar bajar su mirada ante estas dos.

- si… tienes razón – el suspiro bajando lo que quedaba de ese pasamontañas destrozado y tirando ese casco al piso – Las trate para la mierda – el se apoyo en la camioneta. Ambas le miraron el rostro con muchísima atención – Me descargue con ustedes por… culpa de otras personas. Les debo una disculpa a ambas – el castaño bajo una rodilla al piso poniéndose a su altura – fui probablemente… una mierda de guardaespaldas y sinceramente… espero que no estén otra vez en esta situación. Quizás, me enfade mucho más porque… me recuerdan a mis hijas en su adolescencia – ellas se acercaron con timidez a el – yo… solo soy un viejo apaleado, no me tomen tan enserio – estas le sonrieron - ¿paz?

- paz – las dos al mismo tiempo contestaron abrazándolo con suavidad. Al final los tres partieron. El castaño caminaba detrás de las dos que, ahora mas relajadas comenzaron a hablar de diferentes cosas mientras este las escuchaba y opinaba cada tanto.

- ¿entonces… tuvo hijas? – Micaela, la más grande lo observo.

- Si… - era una realidad que, a lo largo del tiempo había sido padre muchísimas veces con Sofia por lo que, solo se limito a la ultima vez que ella vino al mundo – dos preciosas niñas. Las dos tenían cabello rubio y una saco mis ojos – divertido el les comentaba aquello a las niñas que se sonrieron ante lo que contaba.

- ¿y ellas como están? – el bajo su mirada un momento y luego contesto.

- están con Dios – sus hijas ya habían muerto hace tiempo y el ultimo que quedaba era Santino que estaba cerca de morir también – espero… que me estén cuidando y que no se enfaden mucho por como las trate – estas al escucharlo, se entristecieron y quizás, entendieron por que ese hombre estaba tan histérico.

- ¿hace… cuánto? – este sonrió levemente al oír a Lucia, la mas pequeña preguntar eso - ¿fue…

- seis años – Matias al fin contesto – ya son seis años – este suspiro levemente y miro hacia adelante notando a lo lejos la primera ciudad – ya estamos cerca – el sonrió y quizás, por costumbre miro hacia atrás notando como a lo lejos, dos camionetas más venían – ya… estos tipos son insistentes… corran – estas se quedaron pasmadas - ¡corran en esa dirección! – las niñas comenzaron a correr a través de la arena mojada y la tierra por lo que, su “carrera” era difícil de llevar a cabo. No es sencillo correr por la arena y el barro por lo que, Matias notando que, lo mas probable era que el se tuviese que enfrentar a las dos camionetas nuevamente dio otra orden - ¡vayan separándose! ¡no sean blanco fácil! – empujo a Micaela a uno de los laterales y a Lucia a otro - ¡vayan a las piedras! – el se detuvo en el medio de todo y con su arma en mano, apunto al que conducía la primera camioneta.

Poco había que acotar, Matias puso una bala en su cabeza y casi en consecuencia, aplico otra en la cabeza del que detrás venia.

Aparentemente, los copilotos tiraron del freno de mano y apagaron los vehículos evitando así que estas volcaran por la velocidad o por la falta de control que generaba un operario muerto. Aquello propicio un combate a media distancia donde un castaño bastante harto del asunto comenzó a luchar a campo descubierto.

Era relativamente… una mierda la situación para el. mas allá de recibir las balas y el dolor, a la vista de sus enemigos, estos jamás dieron en el blanco. Disparo a disparo fue eliminando a todos, sin embargo, uno de estos se le paso. El sujeto tenía un lanza cohetes en sus brazos y aunque lo lógico hubiese sido eliminar al tirador solitario, este apunto su lanza cohetes hacia una de las niñas.

Para cuando el castaño se dio cuenta, el proyectil ya había sido accionado y voló directamente detrás de la piedra en la cual la niña se escondía. Pudo ver perfectamente como el cuerpo de ella volaba metros atrás de la explosión y caía como si de una muñeca de trapo se tratase.

Era la más pequeña la que acababa de sufrir aquel impacto, Matias se quedo impactado un momento y luego, su furia despertó. Agarro el lanza cohetes y de un tirón se lo saco de sus manos, rapidamente azoto su frente con el arma y lo hizo caer al suelo - ¿¡que has hecho!? – en un árabe perfecto Matias le grito al rostro a ese tipo que, se sintió cohibido al ver su furia. El castaño lo agarro de los pelos y le dio un puñetazo en su ojo derecho dejándolo aturdido. Lo arrastro donde la niña estaba - ¿¡que has hecho!?

- Dios… Dios… - este empezó a llamar a Ala, sin embargo, Matias furioso le volvió a golpear el rostro.

- ¡esto lo hiciste tú! – Micaela corrió donde su hermana abrazándola y rompiendo en llanto - ¡no metas a Ala en esto hijo de puta! ¡fuiste tú!

- ¡Ala, por favor sálvame! ¡sálvame de estos invasores!

- ¿¡salvarte!? – Matias golpeo con fuerza su quijada descolocándola - ¡Ala no te quiere hijo de puta! – lo tiro al suelo y soltando su furia sobre su cuerpo, lo torturo durante unos minutos hasta que, luego quizás, por piedad, hundió su tráquea y lo dejo asfixiándose en el lugar.

Observo a ese último enemigo morirse asfixiado durante unos minutos y luego, se giro hacia la niña que aun yacía tirada en el suelo. Se arrodillo frente a Micaela y sin entender por qué, sus lágrimas comenzaron a desbordarse.

Estiro sus temblorosas manos hacia la pequeña y acaricio su cabello con lentitud - ¿Por… que? – este trago levemente - ¿¡por qué!? – este grito mirando hacia arriba - ¡Hijo de puta! ¿¡que carajos te pasa!? – el cielo se ilumino por un relámpago - ¿¡de que mierda te enfadas hijo de puta!? ¡llévame a mi mierda! ¡inténtalo si acaso tienes los huevos! – señalo al cielo y furioso grito - ¡voy a encontrar la manera de cobrarme esto! ¿¡me escuchaste!? – el grito adolorido que soltó la pequeña lo hizo bajar su mirada con rapidez encontrándose con la mas pequeña que apenas y despertaba del impacto que genero aquel cohete.

Al haber impactado en el otro lado de la piedra, este la mando a volar, sin embargo, no sufrió daño crítico, más allá de la onda expansiva y el golpazo de la caída, la niña se encontraba sana.

Para el castaño, ver como la mayor abrazaba a la menor, como esta se aferraba a su hermana… al final, como siempre decía, su cabeza podía dar vueltas, pero una misión siempre seria completada.

Contra todo lo que siempre hizo, cargo a la niña en brazos para que esta deje de esforzarse, llego al punto de encuentro con su contacto y entraron al país por uno de los pasos no vigilados. Las metió en el avión de forma un tanto furtiva y al final, luego de darse un baño y dormir unas horas, se alisto para su última reunión antes de retornar al país.

Por parte de Sebastián, su noche también estuvo colmada de acción. No solo contarle a Luz cual era su realidad, si no que, luego de que esta realmente constate en la casa de ese rubio que, las imágenes que tenia con su yo pasada, un sentimiento de nostalgia y dolor surgió en Luz que, necesito ser calmado por ese ministro que, con amor la cuido. Sin embargo, con todo ello, no salia del medio los métodos oscuros que Sebastián utilizaba para actuar sobre los demás gobiernos – pero… ¿entonces cuantas veces lo intentaron?

- ¿asesinarme? – ella asintió – bueno, con la de hace unas semanas… unas cuarenta y siete veces desde que estoy gobernando este país – Luz trago levemente – obvio esta, que, sin lograr matarme con nada en este mundo, es complicado que me puedan sacar del poder de esta manera.

- y… si es tan poderoso… ¿Por qué recurre a negocios turbios? – Ella estaba desayunando junto a el, el sol estaba radiante sobre el pueblo – No me mienta… Su vice no fue a Venezuela a comprar bananas – Sebastián se sonrió divertido y negó.

- por que las reglas del juego están pactadas de esta manera. Si, es cierto, podemos hacer lo que sea… ¿y como impactaría eso en el mundo? – Luz bajo su mirada – han pasado muchos años desde que cenamos así – el sonrió feliz de verla – ciento cincuenta años sin ti – Luz trago levemente y sonrió de manera boba – que regalo…

- ciento cincuenta años…

- es mucho – Sebastián suspiro y luego miro hacia la calle – pero cuando vuelves… valen la pena – al decir eso, ella se ruborizo nuevamente de forma fugaz y el sonrió al ver aquello.

- entonces… Matias hace la parte sucia.

- y yo soy la cara visible e incorruptible de este país – Sebastián suspiro.

- ¿y por qué… es así? ¿Por qué no es al revés? – ella lo observo – según su ficha de vuelos, a viajado mas de noventa y siete veces en lo que llevamos de gobierno… eso probablemente sean mas de noventa misiones en el exterior.

- fueron más, la ficha de vuelo solo anota las salidas desde aquí – Sebastián suspiro – muchas veces ha viajado desde Bélgica – el rubio miro un momento la ventana – supongo que lo decidimos de esta manera hace tiempo… el a diferencia de mí, es un guerrero nato.

- ¿usted no pelea?

- si, si lo hago, pero cuando Dios nos maldijo, el era mi mano derecha mientras que yo comandaba todo un ejército – Luz asintió – los roles no se rompen… se respetan las jerarquías.

- es mucho tiempo para respetarlas – ella miro al rubio sonreír.

- bueno… supongo que en parte, hemos dejado de lado algunas costumbres, el se ha vuelto en un compañero de vida y… es mas un hermano que otra cosa… sin embargo, aun con ello, los dos respetamos cierto código – este suspiro mirando la hora – bueno detective… o periodista… es momento que vuelva a su hogar, o a su trabajo.

- ¿nos volveremos a reunir? – ella miro a Sebastián rapidamente.

- pensé que eso ya era claro – divertido este le sonrió – está claro que la espero esta noche – Luz con su rubor en su rostro se vistió con su propia ropa, aquella que se había quitado al estar en la intimidad con el y fue llevada a su apartamento.

Obvio que, nada de todo lo que hablaron y inclusive el le demostró salió a la luz, menos el hecho de que este ahora le escriba de forma muy a menuda.

A diferencia de Matias, Sebastián no se reprimía, él hablaba con ella, el quería estar a su lado, el deseaba que ella este para él. Por parte del castaño, su corazón estaba adolorido y quizás, eso lo estaba mermando.

Lo supo cuando en ese prostíbulo encubierto en el que, lo hicieron esperar al jeque en cuestión, sostuvo su celular pensando en ella – Señor… - una de esas mujeres semi desnuda con esas telas casi transparentes acaricio su brazo - ¿Por qué tan serio?

- no lo sé – este suspiro sin prestarle atención

- ¿no desearía hablar? Somos muchas chicas las que podemos cambiar su ánimo – divertida esta subió su mano por su brazo de forma sutil.

- No… - este negó. Le dolía la cabeza por todo lo vivido el día anterior y sus tímpanos aún estaban sensibles.

- ¿y si solo lo acariciamos? – ella tomo su mano con suavidad – no veo una alianza…

- ¿te drogas o te drogan? – el miro su brazo derecho notando las marcas que las inyecciones hacían.

- ¿eso importa?

- si – este asintió.

- lo hago voluntariamente.

- ya… ¿hace cuanto te obligan a decir esa mierda? – esta trago levemente – mira… hazme un favor, déjame solo antes de que incendie este lugar. Tuve una mala noche.

- una mala noche… una mala mañana – ella se sonrió soltando su mano – que mas da. Son solo noches y mañanas – esta apoyo sus manos en sus piernas – drogada, sobria… ¿Qué hace la diferencia?

- ¿de qué hablas?

- por favor, no se haga – el castaño la observo fijamente – ambos sabemos a que viene, se quiere hacer el moralista, que le interesa lo que me ocurre, sin embargo, cuando el cabron le ofrezca lo que quiere, se olvidara de mí.

- lo dices como si supieras algo de mí.

- los de su clase no se ensucian las manos, no les interesan los demás a menos que lleguen las elecciones, el poder los corrompe y la verdad no se que le pudo haber ocurrido, pero estoy segura que no tendría problemas en cogerse a todas las chicas de aquí. Su vida es fácil.

- ¿lo quieres saber? – ella lo miró fijamente – dame tu mano – ella estiro su mano al castaño que al tomarla, la jalo con algo de fuerza asustándola – lo que tu vez detrás de un traje no es lo que realmente lo llena – apreto levemente su mano – la persona con la que hablas conoce este mundo mejor de lo que tu crees, lo que tu crees normalidad, para mi es una aberración que tu propia gente cultivo y te diré aún más… - este soltó su mano y se levantó – me interesa realmente poco lo que tu puedas opinar, lo que tu dueño pueda si quiera pensar… por que ya se que actitudes tienen y esa tibieza con la que vez el mundo es la que lo llevo a donde esta.

- ¿Qué… dice?

- la gente como tú, la gente que no toma acción, la gente que agacha la cabeza… es la gente que permite que cabrones estén al mando – Matias agarro su brazo – dime, si te ofrezco comprar tu libertad ¿la aceptarías? ¿aceptarías tener el control de tu propia vida? – ella trago levemente.

- Señor Magnago – la voz de uno de los subordinados llamo su atención – el Señor Abdul lo espera en su despacho – el castaño asintió y soltó su brazo.

- piensa en ello – este camino hacia el tipo que lo había llamado. Entrar a ese lugar, sentarse frente a este, ver a las mujeres con sus velos puestos traer el Té para ambos y luego observar a ese hombre mayor que disfrutaba de tantas mierdas lo hizo endurecer un poco su mirada.

- buenas tardes hermano. La paz este contigo – Matias inclino su cabeza un poco.

- Igualmente – este inclino un poco su cabeza.

- tuve la oportunidad de conversar con su ministro. Hablamos largo y tendido acerca de un acuerdo en particular. Sin embargo, aun me genera cierto rechazo que se nos dificulte tanto la entrada a su país ¿Por qué tantos impedimentos son impuestos a nuestros habitantes?

- desde que asumimos, el terrorismo ha decaído en un noventa y ocho por ciento. Apenas llevamos tres años y casi lo erradicamos por completo. Lo único que hicimos es deportar a los problemáticos y la mayoría pertenecía a esta región y a América Latina. Eso no quiere decir que ustedes sean el problema, el problema son las personas que no aceptan las costumbres del lugar al que van a vivir – este frunció su ceño.

- pensé que profetizaban la libertad de culto.

- exactamente. Profetizamos la libertad de culto y con ello, también profetizamos la libertad de mantener intactas las costumbres locales – el hombre frunció su ceño – la gente no quiere el Islam, no quiere leer el Corán, no quiere utilizar un velo, no quiere que sus hijos sean violentos por un hombre que no existe.

- ¿esta afirmando que Ala no existe?

- usted crea lo que usted desee. Sin embargo, la realidad es una… desde el principio de los tiempos, ustedes han estado en guerra y no conocen la paz… dígame ¿Por qué Saladino mantuvo el conflicto a pesar de que Balduino lo detuvo? ¿Por qué espero a que el fallezca para volver a atacar?

- por que esas tierras nos pertenecen.

- según el Corán, todas las tierras les pertenecen, según él, todos los que pensamos distinto somos infieles.

- será que no se equivoca.

- el ultimo sujeto que pensaba de esa manera libro una guerra y la perdió ¿Por qué apoyar el conflicto nuevamente?

- y si tan pacifico usted es ¿Por qué quieren comprar las armas que los soviéticos escondieron en las cuevas de sal?

- porque nosotros somos pacíficos, no iniciamos conflicto con nadie… sin embargo, eso no quita el hecho de que este país necesita estar preparado para protegerse en caso de ser atacado.

- ¿y quien lo va a atacar? – este divertido pregunto a lo que el castaño suspiro sacando su teléfono. En el busco los informes que su inteligencia le envió mientras dormía.

- cuatro cuarenta de la madrugada. Una célula terrorista libanesa fue desarticulada. En posesión, siete ojivas de corto alcance, de ser utilizadas en su totalidad, podrían haber volado ciento ochenta metros a la redonda. Si fuesen estalladas en el centro de la ciudad, el costo de vidas arrebatadas supera los cinco mil… ¿necesita que siga leyendo? – el castaño observo al mandatario fruncir el ceño – pactemos y terminemos con esto.

- parece cansado – este divertido se sonrió - ¿Por qué no se relaja? Aproveche, duerma un poco más y – Matias lo detuvo.

- sinceramente, soy un sujeto ocupado, no tengo tiempo para relajarme. Quince millones de euros por las municiones y los fusiles – El castaño estiro su mano hacia el hombre que, se sonrió y luego de asentir un par de veces tomo su mano.

- con dinero toda diferencia queda exenta – Matias resoplo y se levanto de su asiento – por cierto, señor Magnago… esas niñas que están en su avión… sabe, hice la vista gorda por usted, pero es un crimen mayor el tráfico de blancas.

- le encantaría que sea tráfico de blancas – el castaño se sonrió – hablando de trafico de blancas… - el divertido lo observo – usted no esta para nada limpio – el se limito a observarlo - ¿Cuánto por una de sus chicas?

- ¿Cuál le interesa?

- ninguna a decir verdad, pero le ofrecí algo a una de ellas.

- ¿se puede saber cual es el motivo de la ofrenda?

- es un experimento para saber que no estoy equivocado…

- oh vaya… - este se levanto y camino junto a el - ¿y de quien se trata? – Matias miro a la muchacha que aun estaba en el sillón en el cual el había estado esperando.

El castaño observo a la muchacha directamente un instante, ella lo observo para luego asentir ante el – la de rosa.

- ah… Farah… - este trago levemente – es una de las mejores que tengo.

- deme su precio.

- sabe… hay mas armas, vuelva a hacer otra oferta pronto y todo saldado – Matias asintió y tomo su mano en señal de negocio.

- busca tus cosas, te vas conmigo – el sin esperarla partió cosa que, sin dudas, sorprendió a la chica que miro a su antiguo amo a los ojos.

- ¿Qué esperas Farah? ¡apura el paso que te dejan! – fue una orden que por un lado la asusto y por otro lado… la lleno de esperanza.

Tener la oportunidad de tener una nueva vida, de poder ser alguien de… de… de elegir.

Aquello la llenaba de temor, sin embargo, se arriesgo y lo acompaño. Al llegar al avión de este, noto al par de niñas que estaba sentada al final del todo. Los pilotos observaron al castaño cuando ella entro, solía viajar solo y ahora de la nada se le dio por llenar el avión – volvemos a casa – este les comento aquello a sus pilotos. La azafata por primera vez tuvo que trabajar tanto en un vuelo. Alimentar a las niñas, darle de comer a la mujer Libanesa y encima tener que mediar con Matias para obligarle a que coma algo era algo que solía mosquearla un poco. Si bien era una mujer que ya tenia una edad, la azafata había desarrollado con el castaño cierta… afinidad. No se llevaban perfecto, había veces que esta deseaba tirarle la bandeja por la cabeza y claro está, todo esto siempre era culpa del ministro Vannucci. El siempre lo largaba furioso y histérico, prácticamente, esta solía bromear con los pilotos con que, Matias estaba con la regla cuando se encontraba de mal humor.

Claro esta que, ellos no sabían a que se debía que el castaño este furioso, menos se enteraban de todo lo que hacia fuera del avión y como de costumbre, estos solo se limitaban a saludarlo y tratar con el cuando este estaba dentro del jet.

Para Farah que estuvo en silencio durante todo el trayecto, esto le resulto algo apabullante, sin embargo, algo que no medito al dar el sí, era que ella era presa de un mal que ahora no podría subsanar… la adicción a la heroína ahora no podría ser cubierta y apenas se dio cuenta cuando el piloto dio el aviso de que ya estaban en espacio aéreo alemán.

Llegarían por la mañana a Berlín por lo que, al darse cuenta inclusive del frio que afuera hacía, noto que su ropa era inequívocamente, un desastre para el lugar al que irían.

- ya relájate un poco ¿quieres? – el castaño que supuestamente había dormido durante todo el viaje le hablo – no sirve de nada que te pongas nerviosa. Ahora te tocara aguantar por que lo que buscas no está en este país – ella trago con temor y él se sonrió - ¿dijiste que era fácil ser yo? – este se levanto y camino de forma lenta hacia las chicas - ¿Cómo están ustedes dos? – las niñas le sonrieron – en unas horas su padre y su madre las recibirán.

Las dos asintieron deseosas de llegar. A decir verdad, darse una ducha era una de las primeras cosas que mas ansiaban, sin embargo, para ello, primero tenían que aterrizar.

Cuando el avión lo hizo, todos se prepararon para bajar de este. El por su parte, se quito el saco y se lo puso sobre los hombros a Farah que estaba aún más nerviosa de hacerlo.

Poner un pie en el asfalto de ese aeropuerto, ver las montañas nevadas a la distancia, observar los arboles distintos, sentir la humedad, sentir… el clima distinto, ver la lluvia anunciarse con la llegada de Matias al país era como si este la trajera con él, era como si su alma la llevara consigo.

Obvio, Farah fue llevada directamente por el castaño hacia una entidad del estado, le hicieron papeles a su nombre y luego de aquello, el castaño la llevo a su propia casa – de momento quédate aquí. Te conseguiré una casa y vivirás sola – ella trago con miedo, sin embargo, al ver el paisaje que rodeaba la vivienda de ese muchacho, al ver los árboles, al ver los pájaros, al ver todo… lo bello de ese lugar, no pudo hacer otra cosa mas que quedarse pasmada contemplando todo aquello.

El por su parte, le entrego ropa que había pedido para ella, estaba claro que se debía abrigar, sin embargo, para su sorpresa, este no se quedo a su lado.

Era una realidad aquella que manifestó, ser un hombre ocupado trae sus consecuencias y no dormir era una de ellas. Apenas eran las siete de la mañana cuando este salió de su hogar. Llego a la casa de Sebastián y toco el timbre varias veces. Este no salia por lo que, ya mas molesto, saco su llave y abrió la puerta – Ey, no te puedes dormir imbécil – cerro la puerta tras el – Sebastián – otra vez lo llamo mientras se quitaba su saco y lo colgaba en el perchero – se que estas ahí, tu auto esta en la casa y… - Luz estaba en ropa interior con solo una remera puesta. Acababa de salir del baño y su mirada ruborizada se fijo en el que al verla a los ojos supo lo que ocurría – Me debo estar volviendo adivino – este suspiro bajando su mirada y apoyando su propia mano en su ceño. lo apretó con dolor por su propia fatiga y soltó un bufido lleno de frustración - ¡me cago en la puta Sebastián! – el nombrado salió ya vestido, aparentemente se estaba vistiendo - ¡a mi me hacen colador en Siria y tu aquí cogiendo! – Luz se ruborizo - ¡absolutamente todo mal hiciste!

- Ya Matias, tranquilo – este dio pasos al frente intentando calmarlo.

- ¿¡tranquilo!? ¡tranquilo estas tu! ¡la inoperante que contrataste no te dijo que las niñas estaban en posición enemiga! ¡no fue una misión de traslado, fue una misión de búsqueda, captura y extracción! ¡me persiguieron ochocientos kilómetros! ¡no tuve apoyo! ¡nada bien hicieron! – Sebastián levanto su rostro – pero claro, estabas mas concentrado en explorar su hoyo que en darme buena información – Sebastián se ofendió al oír la manera en la que él se refirió a Luz y quizás… en un movimiento desafortunado, su colera y los comentarios de Matias, hicieron aparecer cierto mecanismo de defensa - ¡a ti no te acribillaron, tu si pudiste dormir, tu no tienes un dolor de espalda que te esta matando, no tuviste que escupir balas y metralla! ¡tu estabas aquí disfrutando de – Sebastián le cruzo el rostro de un puñetazo y Matias se quedó estático. Su rostro quedo mirando hacia la pared un momento y de forma lenta, se llevo su mano a sus labios notando que le había cortado uno de estos – Hijo de puta – murmurando aquello le devolvió la gentileza el doble de fuerte y evitando que este lo vuelva a golpear, pateo su pierna. Sebastián intento soltar una patada al pecho, sin embargo, Matias giro el pie de Sebastián haciéndolo voltear y barrio el pie de apoyo, quizás, por auto reflejo, hizo el ademan de patearle los bajos, sin embargo, por respeto, cancelo su golpe y lanzando su pie hacia el costado deposito su patada en su estomago - ¡estamos a mano ahora! Te espero en la oficina. Adiós Luz – el salió del lugar dejándolo tirado en el suelo.

Sebastián tosiendo se comenzó a reír y a asentir – diablos… estoy oxidado – este suspiro sentando luego de un momento – Hijo de puta… golpea duro.

- ¿hace cuanto… no…

- como cinco años mas o menos – este suspiro y miro hacia la puerta – esta furioso… le voy a tener que dar unas naciones.

- ¿estas… seguro de eso? – ella miro a Sebastián levantar sus hombros y de esa manera, levantarse del suelo.

- no lo se Luz… solo desayunemos, luego hablare con el.

Eterno Mal 3.

- Hola – Sebastián entro a la oficina del castaño encontrándose a Matias sentado en su escritorio. Este no lo miro, se le notaban las ojeras aun debajo de sus ojos – Hola – nuevamente lo volvió a saludar, pero este no le contesto – Matias… - el castaño siguió firmando sus papeles sin prestarle atención para colmar la paciencia del rubio - ¿¡enserio!? ¡deja de ser tan histérico! ¡ya pareces mujer con el periodo!

- vete al cuerno – este se levantó y le tiro los papeles a la cara – ahí tienes tus contratos. Me voy. Suerte este fin de semana en las elecciones – el castaño comenzó a caminar y el rubio lo detuvo en la puerta. Ambos se miraron un momento y al final Sebastián soltó un suspiro.

- escucha… perdón – este bajo su mirada – tienes razón, ya hablé con Candela, me pidió disculpas, me enteré que tuviste que trabajar sobre la marcha.

- ya… - Matias suspiro – tengo que hacerme cargo de otra cosas.

- la Libanesa – Sebastián comento aquello – ya la mande a internar – Matias frunció su ceño – es un mes, puedes visitarla. Ahora no necesitas más trabajo – el miro directamente al rubio – tomate unas semanas, las que creas necesario – este bajo su rostro – bien hecho.

- lo que tu digas – Matias dio un paso adelante golpeando con suavidad el hombro del rubio y este estiro su mano hasta agarrar la muñeca de el frenándolo otra vez – Sebastián…

- si estas harto de esto… solo debes decirlo – el castaño frunció su ceño – yo sé que no es lloriqueo, sé que te estas cansando y – el castaño se giró hacia él.

- a Santino le queda poco – al decir esto Sebastián bajo su mirada – no me vengas con cansado y demás. Yo sé que lo sabes y me estas cargando de trabajo a propósito.

- pensé que… seria lo mejor – este murmuro soltándolo.

- ¿lo mejor? Tú te encamas con Luz y a mí me mandas a solucionar problemas o mediar con corruptos para mantenerme entretenido. Sebastián, quiero estar cerca de mi hijo. No soy un cachorro que tiene que quemar sus energías.

- ¿y Sofia? – el castaño no dijo nada - ¿Qué hay con ella?

- ¿no te cansas de verla morir? – al hacer esa pregunta Sebastián bajo su rostro – lo siento… yo… debo pensar dos veces antes de actuar. Me duele demasiado estar cerca de ella sabiendo que otra vez se ira.

- pero las podemos volver a esperar Matias…

- ¿y cuál es el punto de eso? – El rubio miro al castaño – la esperaras, la esperaras y la seguirás esperando… ¿para qué? ¿con que motivo? ¿con que motivo seguimos aquí? – Sebastián lo observo fijamente – escucha… - el castaño aparto la vista tragando saliva – sí, lo admito… me gusta trabajar así, pero… estas no son las formas y menos los momentos – Sebastián frunció su ceño – tengo mis prioridades… al igual que tú las tienes.

- ¿Qué… me estás diciendo?

- te estoy diciendo que, en este momento, intenta no cagarla. Necesito estar presente en otros lugares, al menos por estas semanas.

- Matias…

- nos vemos ministro – el castaño salió de la oficina. Al final, Sebastián se quedó extrañado ante lo que ocurrió por lo que, miro aquellos papeles un momento ¿Qué… mierda paso?

Esa pregunta lo golpeo todo el día, pensó en ello durante lo que quedo del mismo y obvio, poco ayudaba saber que nuevamente aquel castaño se había vuelto a su casa y no contestaba ni las llamadas.

Por parte de ese castaño, el que haya tirado su celular en su habitación y se haya ido a aquel hospital, propicio su “desaparición”. Su hijo, el ultimo que le quedaba con vida, estaba rozando la muerte en ese momento, esta lo estaba reclamando y vaya que había vivido demasiado.

Se quedo sentado fuera de su habitación, noto a sus nietos estar con él, hablar largo y tendido con ese débil hombre que ya tenía lastimado el corazón, los vio llorar, los vio incluso enfadarse con él por… por partir, por terminar su ciclo y volver a donde debía volver.

Se mantuvo en ese silencio y con su mirada baja, se ocultó de forma disimulada de los jóvenes que abandonaron la habitación dado que, su hija mayor se haría cargo de cuidarlo hasta que él se fuese de este plano.

Fue allí que Matias se levantó, toco aquella puerta y sorprendió a la joven que, al verlo abrió sus ojos en grande. No lo reconocía como pariente, no lo reconocía como su abuelo, lo reconocía como el vice ministro ¿Qué… hacia este en un hospital? ¿Qué hacía en la puerta de la habitación de su padre? – disculpe señorita… su padre, Santino, es un gran amigo mío… ¿me permitiría tener unas palabras con él?

- S…se…señor… cla..claro – ella entre tartamudeos, se hizo a un lado, sin embargo, Matias trago de forma dolorosa.

- tiene… que ser a solas… yo… necesito hablar de algo personal con el. usted… entenderá que… mi posición… - ella asintió entendiendo que quizás, su padre tenga algún pasado con ese muchacho y quizás, la idea de mantenerlo en secreto era necesaria. Esta salió del lugar quedándose en la puerta que fue cerrada por el castaño.

Este se acercó a la cama donde este se encontraba, observo los monitores, leyó sus signos, su ritmo cardiaco, observo el suero intravenoso… absolutamente todo era un cuidado en espera de la muerte en sí. Saco una pequeña jeringa, a sabiendas de la diabetes que su hijo tenia, pincho por debajo de la uña de su dedo gordo izquierdo y inyecto en el la sustancia para ya terminar con su dolorosa condena – Santino… - el murmuro su nombre sin mirarlo directamente – noventa y tres años…

- ¿quie… quién eres? – este hombre con una voz realmente cansada pregunto intentando forzar su vista desde abajo.

Al joven se le llenaron los ojos de lágrimas, no pudo evitarlo, odio que su hijo no lo reconozca, que uno de sus amores más grandes… no sepa de el. Odio que este… por tanto tiempo se haya esforzado para cuidar de su salud y estar presente en la vida de sus hijos todo el tiempo que pudo… odio no poder hacer lo mismo que él.

- a veces me hago esa pregunta hijo – el castaño al final contesto – soy… solo soy tu padre – al decir aquello, Santino que estaba esforzándose por verlo, encontró el rostro del castaño observarlo fijamente. Cuando lo noto, estiro sus manos hacia el agarrándose de su costoso traje, aferrándose a este como nunca y jalándolo hacia abajo. Matias bajo un poco y al final, se abrazó a su hijo.

- ¿Y…ya… ya esto…estoy muerto? – esa pregunta le partió el alma, el creía… que no se enteró cuando murió - ¿me… me viniste a buscar papá? – él se sonrío con alegría - ¿me viniste a llevar con mamá? – sus ojos llorosos destrozaron ese pequeño… caparazón de hierro que cubría su corazón y al final lo obligaron a mentir.

- Si… hijo – el castaño apoyo su frente en contra de la frente de su hijo – si… pequeño, vine… vine por ti – su hijo se abrazó a él con fuerza, sus latidos se aceleraron, su cuerpo comenzó a fallar.

- estas más joven papá – el acariciaba sus mejillas con un temblor gigantesco, para Matias, aquello era… era lo último que deseaba.

- Si… si, tú también lo estarás pronto – el castaño le sonrío con esa calidez que un padre puede transmitir – estoy orgulloso… muy orgulloso Santino – este cerro sus ojos cuando su hijo comenzó a temblar cada vez más y casi como conteniéndolo, hecho un poco el peso en su cuerpo para que este no salte en aquella cama.

Lo que su hijo no supo era que, el acelero su falla renal. Su hijo comenzó a convulsionar en sus manos y él fue testigo de cómo nuevamente, su ultimo miembro directo partía de ese mundo.

Los médicos entraron a la habitación intentando apartar a ese castaño que estaba cubierto de lágrimas por la pérdida que acababa de sufrir… incluso, su propia nieta lo abrazo intentando sacarlo de la habitación… ella, la hija de su hijo lo intentaba consolar, a él, a la peor basura que Dios creo.

Se abrazo a ella, mantuvo su cuerpo en unión con ella y luego de un rato, se despidió de esta soltando una mentira piadosa acerca de cómo conoció a su padre. Estaba claro que lo pinto como un el mejor hombre del mundo y como este le encamino su vida una noche lluviosa en la cual, él iba a cometer una locura.

Aquello… a su nieta le dibujo una gran sonrisa a pesar de la perdida y… con otro peso más en su cuerpo, se alejó de esta. El camino a su hogar… fue lento, fue a pie, fue un sendero oscuro en el cual, la decisión de no volver a tener familia renacía.

El dolor que en su pecho existía no era remplazable… solo podía mermarse y apenas lo lograba cuando otro niño llegaba, sin embargo, cuando este se iba… cuando otro hijo más… abandonaba el mundo, el… el volvía a quebrarse como ya lo había hecho.

Se detuvo en un restaurante, este se veía algo vacío por lo que, entro al lugar y camino hasta una de las mesas del fondo, ordeno algo liviano y entendiendo que llevaba fácilmente dos días sin pegar un ojo, decidió que dormiría lo antes posible.

Sin embargo, como de costumbre sus planes eran frustrados – Hola vice ministro – esa voz lo hizo abrir sus ojos que estaba rojos por llorar – Oh… se…señor ¿se siente bien?

- Sofia… no – el negó y soltó un suspiro algo largo – no, no estoy bien – este al final suspiro y ella con algo de atrevimiento se sentó a su lado.

- ¿Qué… le sucedió? – este no respondió al instante, sin embargo, por su obvia debilidad hacia ella, al final contesto.

- murió alguien muy importante para mí – ella abrió sus ojos – un… amigo quizás… - al fin bajo su mirada al recibir su alimento – gracias… ¿tu comiste algo? – ella negó - ¿quieres cenar? – la rubia le sonrío y luego asintió con algo de vergüenza.

- lo mismo – respondió mirando al mozo que rapidamente asintió alejándose – bueno… la vida… es a veces una ruleta ¿verdad? – Matias sonrío al oír aquello – no… vivimos para siempre – ella miro al castaño que, sonrío divertido al oír eso.

- ojalá… eso que dices… - trago pesadamente retractándose – fuese una mentira – el suspiro con nostalgia – a veces… siento que viví demasiado.

- ¿tuvo… una infancia dura? – el bajo su mirada un instante – mucha gente que… vivió así, no suele… – ella bajo su mirada algo contrariada por lo que iba a decir, sin embargo, él lo dijo.

- vivir mucho – este tocio esa sangre que siempre viajaba desde sus pulmones. La realidad era una, más allá de debilitarse momentáneamente a su lado, lo que a él le ocurría era producto de la cantidad inmensa de radiación que había absorbido en uno de sus intentos de suicidio. Si bien no irradiaba el material a los demás, su cuerpo era portador de aquello y quizás, con el tiempo, este se acabe de una vez por todas – no es mi caso – este suspiro echándose un poco hacia atrás para cuando la comida llego. Se limpio la mano con un pañuelo y luego se dedicó a comer – a todo esto, Sofia… es muy tarde como para andar sola por las calles… ¿estabas saliendo con alguien? – ella se sonrío negando.

- No… trabajaba en mi próximo informe y… se me hizo algo lúgubre cenar en mi apartamento sola – el castaño asintió.

- no es mala compañera – ella frunció su ceño confusa – la soledad… no es mala, aunque a veces…

- es molesta – ella contesto haciendo que el castaño se sonría - ¿usted la sufre?

- ¿vas a insinuar que Vannucci es mi amante? – ella se sonrío divertida.

- bueno, no voy a negar que en algún momento… lo he llegado a pensar – el rodo sus ojos sin contestar – harían una pareja muy linda, eso seguro.

- claro… - este suspiro negando – todos los que bromean con este tema siempre hacen un comentario que odio.

- ¿sobre los roles? – el asintió – quédese tranquilo, para mi ustedes serian como la carne asada – el levanto su ceja curioso de aquella afirmación – vuelta y vuelta – la risotada que ambos compartieron le aligeraron un poco el ambiente a ese castaño que, ya más divertido se dignó a saborear los fideos que le trajeron.

- Ya… es muy específica en esas cosas – el castaño se sonrío y noto que el mozo traía un vino entre sus manos – No ordenamos bebida…

- invita la casa Vice ministro. Lo apoyaremos el sábado en la reelección – este le sonrío al castaño que bajo su mirada un instante al oír aquello.

- ah… gracias – este asintió y suspiro sonoramente.

- tiene el cariño de la gente – Sofia le sonrío al joven - ¿Qué más puede pedir?

- mal momento para hacer esa pregunta – el castaño suspiro agarrando aquel vino - ¿bebe? – ella sonrío al oírlo y notando que ambos casi habían terminado sus cenas decidió jugar una carta “peligrosa”

- no me gusta beber fuera de casa – ella contesto con una sonrisa coqueta – prefiero hacerlo en mi departamento – el castaño al oír aquello sonrío bajando su rostro.

- La cuenta – este levanto su mano y luego la miro fijamente – espero que tengas copas – al decir aquello la rubia sonrío con emoción y un gran sonrojo en su rostro.

El llegar al apartamento de ella, encender aquella estufa, poner música, buscar las copas para degustar esa bebida… verlo quitarse ese sobre todo negro que solía ocultar gran parte de su cuerpo, quedarse en ese saco que por debajo tenía un chaleco… verlo vestirse de manera formal era algo que le encantaba y le volaba la cabeza – Vice ministro – ella se sonrío entregándole la copa a el que, no dejaba de observar su apartamento.

- Múnich… - el murmuro al ver como ella tenía una foto con sus padres alentando al equipo rojo de futbol.

- el más grande – ella divertida se sonrió ante el que divertido asintió dándole un trago a su copa.

- quizás – este suspiro mirando hacia la estufa.

- ¿para usted cual es el mejor equipo?

- soy del Dortmund – al decir aquello una sonrisa gigantesca se dibujó en el rostro de la rubia. Estaba claro que estaba intentando no molestarlo con las múltiples derrotas sufridas a lo largo del tiempo, sin embargo, eso parecía no perturbar al cansado hombre – me gusta tu sonrisa – él le comento aquello a ella que, se sentó a su lado.

Este se había desabotonado el traje para tener un poco más de libertad - ¿Por qué no lo cuelga? – ella acaricio el saco por encima.

- debería – este suspiro – pero aún estoy muy sobrio – al comentar aquello, Sofia sonrío algo apenada pensando que eso lo decía en referencia al sexo – no tenerlo… me hace sentir desnudo – sus ojos volvieron a conectar.

- ¿es… un método de defensa? – su mirada se centró en el de una manera más calmada.

- quizás lo es – Matias murmuro de forma un poco tímida para luego suspirar comenzando a quitárselo. Mantuvo su chaleco por encima de su camisa y lo llevo al perchero de ella dejándolo a un lado de su sobre todo.

- ¿y se siente… atacado muchas veces? – este sonrío volviendo donde ella. Al final se sentó a su lado y nuevamente se acomodó en el respaldo.

- ¿lo que diga lo vas a usar en tu informe?

- no lo sé – ella divertida comento – estoy meditándolo aún – Matias de buen humor le dio un sorbo a su vino ignorando su primer pregunta – no ha dormido…

- en dos días – este al final aclaro – ella bajo su rostro un instante y recordó los reportes de la otra reportera que los había investigado en profundidad.

- debe estar acostumbrado – ella miro a Matias suspirar observando su vino.

- ¿lo dice por los viajes?

- lo digo por su juventud. Fue parte de la Kriegsmarine ¿verdad?

- ah… estuviste haciendo tu tarea – ella se sonrío al oírlo – sí. Vannucci y yo prestamos servicio.

- ¿es cierto que los enviaron a zonas rojas?

- si – el asintió y entonces, quizás, su alma de reportera apareció.

- ha de haber tenido encuentros… peligrosos… - murmurando aquello, le dio un sorbo a su vino, sin embargo, este no contesto – ahora entiendo más… su actitud tan severa.

Este chasqueo su lengua con una pequeña sonrisa en sus labios y girando su rostro hacia ella comento – No entiendes nada de mi – su rostro se poso sobre el de ella – mira mi rostro Sofia…

- lo… hago – el sonrío levemente.

- ¿y que ves? – ella se perdió un momento en su sonrisa, en sus facciones relajadas y en sus ojos cansados - ¿puedes notarme?

- puedo…

Al murmurar aquello, las copas fueron dejadas sobre la mesa, las manos de ella se extendieron de forma un poco temerosa. Se apoyaron sobre su mejilla derecha y el cerro sus ojos cediendo un poco a su tacto. Disfruto de aquello, adoro la calidez de su mano y obvio, amo su tacto – claro… soy un cabron – murmuro ello abriendo sus ojos hacia ella que, negó con lentitud.

- no… - esta le dedico una pequeña sonrisa – parece… un hombre cansado.

- quizás – este divertido compartió su sonrisa con ella y en ese ambiente de privacidad, un pequeño beso surgió entre los dos.

Claro está, para Matias que este no era ni por asomo el primer beso que le daba a ella, sin embargo, no perdía peso en el corazón de el por lo que, disfruto mucho esa primer unión que sus labios compartieron. De ahí en adelante, su noche se volvió aún más amena, sin embargo, a diferencia de aquel rubio, ese castaño era bastante más reservado – jamás… pensé que… mi primer beso seria… con usted – ella divertida murmuro mientras era abrazada por el castaño. Este había apoyado su mentón en su hombro mientras mantenía sus ojos cerrados.

La calma que ella le transmitía era gigantesca y sin dudas, era algo que su cuerpo necesitaba – veintitrés años sin dar un beso… - este se sonrió - ¿Qué lleva a una mujer tan bella a llegar a esta edad casta?

- buscar… el amor verdadero… creo – esta se expresó ante el que, sonrió al oír aquello.

- ¿y como sabes que lo encontraras? – ella tembló un poco al oír aquella pregunta.

- creo…que… lo siento – Sofia acaricio las manos de ese muchacho que, soltó una pequeña sonrisa – aquí… - hizo que sus dedos tocaran su pecho con suavidad.

- ¿sientes… que quizás… soy el indicado? – este pregunto a ella que, al oír eso se tensó aún más - ¿piensas… que quizás… Dios me trajo aquí para ti? – Sofia no respondió a aquella pregunta, sin embargo, sentir los labios de este besar su mejilla con suavidad la derritieron – eso es tierno.

- ¿usted… lo siente? – ella se giró un poco encontrando los ojos cerrados de este muchacho.

Medito si decir la verdad, sin embargo, queriendo alargar más los procesos, omitió aquella verdad – si… mi… mi pecho se emociona al sentir tu calidez.

Casi como si de una niña se tratase, Sofia se giró hacia el - ¿¡de verdad!? – tuvo que intentar reprimir una sonrisa gigantesca dejando que esta apenas sea una mueca para no mostrarse como tal es - ¿¡usted también lo sintió!?

- desde que me detuviste en las escaleras – divertido le respondió a ella – así que doy las gracias de que me hayas visto en el restaurante – el depósito otro beso en sus labios. Este fue un poco más profundo y lento cosa que a ella la ruborizo con fuerza.

- Se…señor – murmuro completamente roja luego de sentir su lengua acariciarla con lentitud – Re… recuerde… - ella roja de vergüenza quiso murmurar que aún era primeriza, pero él se sonrió algo divertido con la situación y deposito otro beso más en sus labios.

- ya… se hizo tarde, es hora de dormir – este se levantó del sillón y camino con pesadez hacia sus abrigos, sin embargo, la mano de ella detuvo su marcha obligándolo a girarse.

- ¿no… desea… quedarse aquí? – este se detuvo un momento mirando hacia la calle – hace frio afuera y… es tarde – el sonrió y asintió. Dormir en camisa y pantalón era incomodo, de eso no había dudas… sin embargo, dormir a su lado, tapado mientras abrazaba su cuerpo… era una experiencia completamente distinta.

Al abrir sus ojos por el medio día, notar que no conocía donde estaba y luego recordar con quien se había acostado a dormir… la calma, el cuerpo menos tenso, desestresarse con esos pensamientos, sin dudas era algo que quería… sin embargo, aun debía hacer el esfuerzo de ignorar ese… mal viaje que en su cabeza se formaba.

Ceno junto a ella y luego volvió a su hogar, se organizo levemente y luego, fue a visitar a esa mujer. Claro estaba que, una desintoxicación no era algo que se haga de un día para el otro, se necesitaba de mucho trabajo y a diferencia de lo que todos pensaban, en ese instituto, el trato no era violento, sin embargo, tampoco era uno que permitiese que estos se escapen.

- ¿Cómo esta? – esa pregunta se la hizo a uno de los enfermeros que titubeo antes de contestar.

- depende… ahora estaba calmada… pero hace unas horas… - este se sonrió – parecía que iba a tirar la puerta – el suspiro con pesadez.

- apenas es un día…

- la heroína es una droga complicada de dejar Señor.

- lo noto – el castaño se detuvo frente a la puerta – bueno, hablare un rato con ella.

- es toda suya. En caso de que se ponga violenta, solo llámenos – el asintió y dejo solo al castaño que, abrió aquella puerta. Encontrarla sentada en esa cama sola, hecha bolita mientras hablaba entre dientes le resulto… una imagen humillante.

- ¿de verdad? – este la miro fijamente.

- ¿¡de verdad!? – la indignación en esta era palpable y la sonrisa en el también lo fue - ¿¡te divierte!? ¡maldito! – este se sentó en la silla frente a ella y llevo su mirada a la ventana - ¡Hijo de puta!

- ya… haz silencio – este movió su mano como si ella fuese una cachorrita – olvide mencionarte que para ser la dueña de tu vida, primero debías prepararte para tomar el control de esta – ella estaba que echaba humo de furia – voy a contarte un poco como será esto de ahora en más – él se apoyó sobre sus rodillas – la vida necesita de un propósito para ser vivida. Tu único propósito ha sido drogarte día tras día. Has chupado cada pene que encontraste con tal de que te den más droga.

- eres repugnante – ella blasfemo algo que Matias ignoro.

- sin embargo, drogarte solo era una vía de escape a tu maldita realidad ¿verdad? – ella no dijo nada – te propongo un sueño Farah – esta frunció su ceño – te propongo un propósito…

- ¿Qué… propósito?

- Lo sabrás con el tiempo – este suspiro mirando hacia la ventana – por ahora, ponte como prioridad, recupera tu vida, deja de ser una inútil y toma el control.

- tomar el control… como si usted tuviera el control de algo en este mundo – Matias se sonrió y luego la observo fijamente – usted tiene que responder al ministro.

- hazme caso – el castaño suspiro levemente - ¿juegas? – ella levanto su ceja al verlo sacar unas cartas - ¿lo haces? – ella negó – bueno… te enseñare – este agarro la mesa del lugar y la arrastro hasta ponerla entre ambos – vamos, es muy simple.

- ¿coopero?

- estaba que echaba humo – divertido Sebastián se sonrió ante Luz – ni siquiera contesto mis mensajes… aunque… - este suspiro levemente – su hijo murió – Luz frunció su ceño un instante – Noventa y tres años… una vida plena – ella trago levemente – creo… que…

- ya veo – ella algo apenada murmuro sin mirar a Sebastián – espero… que pueda seguir adelante.

- yo también – Sebastián bufo levemente – Debería estar con Sofia, pero dice que no quiere volver a pasar por lo mismo o algo así.

- ¿Sofia? – ella curvo su rostro - ¿la rubia? ¿la que le hizo su entrevista? – Sebastián asintió y ella se sonrió - ¿¡enserio me dices que ella es su alma gemela!?

- por algo le concedió una entrevista aquí. Ningún periodista entra a su oficina… bueno, ninguno por la vía legal – el miro directamente a Luz que se sonrió.

- eso… fue…

- no hace falta que lo digas – este divertido suspiro calentando agua para poder hacer café – las elecciones son mañana y aparentemente el no estará presente.

- ¿Qué… imagen dará si no viene?

- diremos que esta enfermo o algo… ya se me ocurrirá algo – esta asintió – mientras tanto, espero poder contactar con el.

- ¿y por que no vas a su casa?

- ¿quieres que me de otra golpiza? – el rubio divertido consulto a ella que se carcajeo – no suelo ir a su casa… esta muy lejos y suele ser el quien viene hacia acá.

- ¿y si pruebas siendo quizás… un amigo? – ella miro al rubio que levanto su ceja confuso - ¿si sabes como ser un amigo no?

- Somos amigos – esta se sonrió divertida.

- ¿seguro? ¿los amigos se golpean como hace unos días?

- de vez en cuando hay que reforzar la amistad a base de golpes…

- claro… amor apache – ella divertida se levantó agarrando sus cosas.

- ¿A dónde vas? – este la observo ponerse su abrigo.

- señor ministro, vaya a hablar con su amigo. Después de todo, lo acompaña desde hace mas tiempo que yo – Sebastián trago levemente y la vio partir sin despedirse.

Al final, tuvo que ceder. Puso su café en una taza térmica, saco su auto y condujo hacia la casa de aquel castaño. Por alguna razón, se sentía nervioso. Por lo general, se trataban a patadas, como si de animales se tratase y si eran sinceros… su “hermandad” más allá de encontrarse siempre en el campo de batalla y en su forma de entenderse en el mismo, se forjo dado que ambos compartían ese asuntito.

- “¿Cómo dices que te sientes?” ¡No! – este negó esperando el semáforo – parecería subnormal diciéndolo así… “¿Cómo te encuentras?” ¿sería lo más formal? – Sebastián se rasco la nuca y luego soltó el freno con el verde – “Hola ¿Cómo estás?” … ¿será la adecuada? – estaciono su vehículo y bajo del auto algo confuso con el asunto. Al tocar el timbre se dio cuenta de un asunto en particular. Matias tenia las llaves de su casa, sin embargo, el no ¿eso era justo? – hijo de…

La puerta fue abierta por ese castaño que en ese momento estaba vestido de entre casa. Era sencillamente un acontecimiento extraño verlo con un jogging negro, una remera de color blanco, estando en ojotas con su cabello semi despeinado – Sebastián, son las una de la mañana ¿a que vienes? – este lo observo con cierta molestia en su rostro y el rubio suspiro bajando su mirada con algo de vergüenza.

- bueno… no contestas mis mensajes desde hace tres días, no te vi en el palacio real, tampoco supe absolutamente nada de ti… ¿Cómo estás? – este lo miro fijamente un momento y soltó un bufido algo ronco moviendo su mano con desgano girándose hacia el interior de la misma. Dejo la puerta entre abierta y desde adentro le dijo.

- Pasa y cierra que se va el calor.

Sebastián entro a la casa de este notando lo distinta que era de la suya. Matias mantenía un aspecto más… ¿retro quizás? Si, había tecnología, había una televisión, había una computadora actualizada, había internet y equipos de sonido, sin embargo, también había una chimenea real a diferencia de la de él, también había teteras, pavas, cocinas a gas y demás cosas que ya no se acostumbraban hoy en día – que lugar más… acogedor – este miro al castaño cargar agua en su pava y ponerla sobre el fuego.

- gracias – este sin mirarlo le contesto – tire aquella pared hace poco para hacer la sala más grande – señalo hacia una de las partes que más nuevas se veían respecto a su pintura y aquello lo obligo a curvar su rostro.

- ¿metiste gente a trabajar a tu casa?

- vivo fuera del país la mitad del tiempo Sebastián. Claro que metí gente a trabajar aquí – el castaño se giró apoyándose en la mesada – no tengo tiempo para proyectos Sebastián.

- ¿eso es una queja?

- lo era – Matias sonrió de medio lado - ¿ella te mando aquí? – el rubio no supo que decir, sin embargo, el castaño sonrió divertido – claro que lo hizo – este suspiro mirando el agua hervirse – sabes… llegue a tiempo para verlo partir – Sebastián bajo su mirada al oírlo y se apoyo en la pared – mi nieta me abrazo… ella creyó que mi hijo era un amigo importante para mí – este soltó un pequeño suspiro – y… el ultimo tiempo que conviví con el… lo fue… fue… fue un gran amigo – el castaño trago de forma pesada – cuando… me reconoció creyó… que ya se había muerto – Sebastián sintió un nudo en su garganta dado que, cuando Boruto murió, el no tuvo el valor de verlo – que lo llevaría con su madre al cielo, que… yo baje a buscarlo – era sorpresivamente… inquietante como Matias no derramaba una lagrima a la hora de hablar – es algo que… - este sonrió de medio lado – asumo que jamás viviré – este apago la llama.

- Matias…

- ¿Cómo quieres el café Sebastián? – el rubio no dijo nada – bien.

- estos días no te busque – el rubio al final murmuro – por que estoy acostumbrado a que siempre estes ahí – el castaño puso el colador, molió los granos con su herramienta y luego los puso sobre el colador – a que estes bien, que nunca… te pongas mal – Matias comenzó a verter el agua en círculos desde afuera hacia adentro sobre el propio café – que… siempre que uno te necesite aparezcas – el castaño termino de servir aquello – y… con todo eso me di cuenta que… nunca vine a tu casa – Sebastián se giro hacia la puerta – ni siquiera una copia de la llave tengo – el castaño levanto su mirada hacia él.

- ¿quieres una? – Sebastián frunció su ceño. el estaba abriendo su corazón al castaño y a este parecía importarle un bledo.

- no seas idiota. Te estoy diciendo algo muy importante.

- has descrito nuestra relación Sebastián. La misma que hemos tenido desde hace milenios. La misma con la que nos conocimos y la misma con la que convivimos. Durante ese tiempo jamás te traiciones, jamás te moleste y ni siquiera te pedí ayuda cuando tenía asuntos que arreglar.

- Matias… ¿no te das cuenta de lo mal que suena eso?

- y estoy conforme con nuestro acuerdo de amistad – el le entrego el café al rubio – después de todo, durante el pasar de los siglos uno se acostumbra a que giren hacia ti solo para pedirte favores.

El rubio miro el café un instante – eso… no… Matias, tenemos que hacer algo respecto a esto – El rubio miro al castaño soltar una risita mientras agarraba el control del televisor y lo encendía.

- Oh, claro, arreglemos algo que viene así desde el principio de los tiempos ¿Cuántos milenios te tomo pensar en eso? ¿Por qué te parece propicio hacerlo ahora? ¿Por qué tu mujer te lo dijo? Sebastián, te pedí ayuda una sola vez. Me ignoraste y me las tuve que arreglar solo.

- lo de Constantinopla no cuenta Matias… eran demasiadas vidas en juego.

- y las únicas dos vidas que me importaban no lo valían – este negó mirando hacia el televisor – ¿quieres que te diga que estoy mal? ¿quieres que rompa en llanto y que me abrace a ti a s te sientes útil? – Sebastián ladeo un poco su rostro y el castaño se giró hacia el señalándolo – No pasara.

- esta bien… - este negó mirando hacia otro lado – esta… bien – soltó un pequeño suspiro y le dio un sorbo a ese café que el castaño preparo – espero que sepas lo que quieres…

- tuve toda una vida para saberlo – el castaño comento de forma desinteresada – me llegaron los informes de las encuestas – Sebastián lo observo un momento – será una paliza – el rubio sonrió y miro hacia la tele.

- ese programa me gusta – Matias levanto su ceja observando a tres hombres de la mediana o tercera edad hablando de autos – Top Gear… es un buen programa.

- como se nota que te sobra el tiempo – el rubio se sonrió al oírlo – tengo programado un viaje a Rusia – al decir aquello Sebastián frunció un poco su ceño – No lo quiso admitir, pero ahora quiere reconsiderar abrir su gasoducto hacia acá.

- ¿vas a hablar con el?

- no solo eso – Matias estiro su mano hacia el respaldo de su sillón – algo llamo mi atención – el rubio tomo el informe que Matias saco de aquel lugar – es igual a la lanza que apuñalo a Cristo.

- ¿Qué quieres con esto? – Sebastián lo observo un instante.

- no lo sé… me interesa saber por que los rusos lo tienen.

- Matias, se escuchan nuestras historias ya…

- ¿nuestras? – El castaño lo observo y el rodo sus ojos.

- las tuyas.

- me parecía – este suspiro sin prestarle mucha atención – que hablen… qué más da.

- qué más da – este replico de la misma manera haciéndose un silencio casi sepulcral. Luego de un rato, el rubio se sintió incomodo y Matias suspiro.

- eres pésimo – solto una risa apagada y luego miro hacia el techo – Sofia me encontró luego de que mi hijo muriese. Estaba agotado, no había dormido nada y tampoco había comido. Fui a cenar en un restaurante de la zona y da la casualidad que me la encontré. El dueño me regalo un vino y lo tomamos juntos en su apartamento.

- ah… así que tomaron vino – Sebastián divertido le puso cierta cara que hizo sonreír al castaño - ¿y ella tomo de tu copa?

- quizás un poco – el castaño suspiro – solo besos, palabras lindas y bueno… pasar la noche durmiendo a su lado.

- ¿enserio? – Matias asintió.

- quiere ir lento – Sebastián lo miro divertido – y estoy de acuerdo con eso… disfrutar de las etapas… no como algunos.

- somos apasionados.

- tu eres un calenturiento – Sebastián se carcajeo ante lo dicho y negó divertido.

- es que Luz es sumamente bella – el rubio contesto y Matias rodo sus ojos en respuesta.

- a ti no te creo una mierda – el suspiro y miro hacia la pantalla.

- tienes una hermosa galería ahí fuera ¿Cuándo pensabas invitarnos a Luz, Sofia y a mi a cenar? Ese asador no tiene uso – el rubio lo señalo y Matias lo observo un momento.

- lo podría considerar… en el momento que no esté matando.

- hablando de matar – las niñas dieron su testimonio… una bala en la cabeza, muchas al cuerpo… dijeron que seguiste corriendo y creyeron que fue por el casco – Sebastián lo miro un instante – entiendo que la situación es complicada… pero hablamos acerca de ello…

- están muertos y ellas son niñas que vieron una silueta moverse en la oscuridad de una noche lluviosa – El castaño de mala gana contesto – no me jodas Sebastián.

- esta bien, solo digo – el dejo la taza sobre la mesa frente a aquel sofá y noto que el lugar estaba sorprendentemente limpio – dime… ¿limpias tu?

- si – este asintió sin mirarlo.

- eres bueno… le debes dedicar sus horas.

- quizás – el suspiro bajando su rostro – siete horas…

- ¿¡siete horas!? – el asintió - ¡puta madre! ¿¡aspiras hasta por detrás de los muebles!?

- ya te dije que no tengo proyectos así que… uso mi tiempo en estas cosas – Sebastián rodo sus ojos y al mirar un poco mas la casa del castaño noto como había una especie… de diversidad en ella.

- esa cortina… es de Siria – Sebastián la acaricio notando lo gruesa que era la tela – el caño… que la sostiene es de… ¿¡eso es oro!?

- me lo regalo un jeque – este no le prestó atención.

- esto tiene que ser una broma – Matias curvo su rostro – esto es ruso… ¿de donde mierda sacaste un Samovar?

- me lo regalo uno de los oficiales de la KGB.

- ¿Cuántas cosas te regalaron y yo no me entere?

- muchas – Matias suspiro levantándose. Camino hacia su cuarto y encendió la luz – ese sable es egipcio – Sebastián lo observo, una especie de espada curva estaba exhibida sobre una vidriera llena de maquetas de tanques, aviones, autos e incluso una que otra locomotora a escala.

- dime que esto lo compraste armado – Matias negó divertido.

- con el tiempo fui armándolos… esas maquetas son un pasatiempo a corto plazo – el suspiro y miro hacia otra estantería – de cuando voy a Argentina – esta estaba llena de Mates y termos – me suelen regalar muchos… su gente es bastante agradable, deberías ir.

- debería – Sebastián suspiro levemente – No sabia que… armabas maquetas – el rubio se sonrió al verlas.

- tiene su encanto – el castaño suspiro – es algo que haces en pocas horas, lo haces con cariño… a veces lo hago mientras vuelo – el rubio se sonrió – esa la termine hace unos viajes atrás – el señalo un tanque Tiger que estaba semi inundado por un pantano, su cañón apuntaba a un Sherman que lo estaba intentando golpear de lado. era una escena un tanto peculiar.

- ¿Cuánto dinero gastas en estas cosas? – este divertido lo miro y el castaño se carcajeo.

- mas de lo que me gustaría – al final Sebastián también se carcajeo y luego de una charla mas relajada, este se despidió del hogar del castaño.

Las elecciones fueron como se esperaban y con el pasar de los días, aquel castaño nuevamente partió hacia ese país del cual había sido solicitado.

Para Sebastián, tener la paz de que su amistad estaría bien era algo que lo relajaba inmensamente… sin embargo, se dio cuenta que ciertamente… su actitud dejaba que desear.

Al final de cuentas, algo de razón tenía Matias, habían muchas cosas que estaban mal y eran cosas con las que ambos aprendieron a vivir.

Eterno mal 4

- otra reelección… y usted acá – divertido aquel presidente tomo su mano – sabe, lo común es que uno como líder se mantenga en su país en estos instantes de incógnita.

- en el caso de no salir victoriosos, el traspaso de mando es en veinte días. Mi deber como vice ministro es seguir con mis actividades hasta el último de estos días señor Vladimir… - el castaño soltó la mano del líder rojo y este negó divertido mientras lo hacía entrar a ese palacio tan pintoresco.

- otra cosa que me llama la atención es como usted es de los pocos ministros que viajan solos a donde sea.

- ¿lo dice por la ausencia de asesores? Yo soy el asesor de Vannucci, por ende, no necesito un asesor… - el castaño vio sonreír a ese tipo que era acompañado de siete guarda espaldas bastante “camuflados”

- lo decía precisamente por la seguridad… sabe que los atentados son el pan de cada día en muchos lugares.

- ¿Rusia es un lugar peligroso? – Vladimir se sonrío al oír aquello.

- depende de quien se trate – este se detuvo frente a la puerta de su despacho – hay gente que no tolera a los americanos o a los que estén enfilados con su ideología.

- mi pueblo mantiene cierta tendencia hacia occidente señor presidente. Tras la caída del muro de Berlín, nosotros nos hemos inclinado hacia ese lado y ciertamente, creo en esa ideología aunque no respete al país que la “dirige” – este hizo aquellas comillas – por mi parte, no tengo miedo alguno, no creo que nadie me quiera matar ¿Qué mal hice para merecer una muerte? – aquel presidente se carcajeo ante aquella pregunta - Me corresponde mantener esa línea. Si ese es el caso, supongo que tendré que tener cierto “cuidado” a la hora de dormir o beber algo – el castaño le sonrío de forma cómplice a ese sujeto que se sonrío negando.

- no creo que sea necesario. Curiosamente, de puertas adentro claramente, usted tiene una imagen aún más positiva que su ministro. Usted es la cara visible de los tratos con los países por lo que, quizás, si el día de mañana usted formara un partido, a muchos con ideales más… “Orientales” nos agradaría apoyar su causa.

- mi causa sigue siendo la misma que la del ministro señor presidente – el castaño entro a aquella oficina – somos la misma persona de hecho. Nada cambiara si el baja del poder y asumo yo.

- ya veo… eso es un compromiso con la causa y es precisamente lo que a este mundo le falta.

- ¿y que causa es esa?

- creo que esa pregunta es la equivocada – Matias frunció su ceño levemente – seamos éticos Vice ministro… usted no está aquí por el gasoducto. Con presionar un par de botones, nosotros liberaríamos el gas hacia su país y ustedes transferirían el dinero…

- de hecho si vine a negociar acerca del gas… pero ahora que lo menciona, si hay algo que me interesa – el castaño abrió su portafolios y saco aquella carpeta de su interior – ¿Sabe lo que es?

- parece ser una lanza de… ¿enserio vino por esto?

- se encuentra en su país señor presidente y soy un coleccionista empedernido… me gustaría tenerla entre mis posesiones…

- digamos que le ofrezco encontrarla y entregársela… ¿Qué me ofrece a cambio?

- lo tendríamos que hablar en una habitación sin tantos micrófonos… - el ruso se sonrió asintiendo y tomando un par de vasos de vidrio apoyo uno frente al castaño que no dejaba de mirarlo.

- me cae bien vice ministro. Es sorprendente que tenga la templanza que tiene a su corta edad… la tenacidad puede ser fruto de su joven experiencia aunque, me llama la atención la falta de miedo en su haber – este comenzó a servir el líquido – me imagino que beberá…

- sería una falta de respeto si no lo hiciese – Matias inquirió en aquello al mirar fijamente al hombre que asintió soltando un pequeño suspiro.

- en eso ciertamente tiene razón. Sin embargo, lo que me causa curiosidad es ¿fue un prejuicio hacia mi persona que crea que esta habitación tiene micrófonos?

Matias levanto su mano derecha y dejo dos sobre el escritorio del mismo – lamento si le falto el respeto, sin embargo, para mi, todos los lideres son del mismo palo.

- ¿y usted junto a su ministro son distintos?

- somos distintos, efectivamente. A dónde voy me encuentro con este tipo de cosas y si soy sincero, no hay nada que me sorprenda en estos casos – el joven agarro el vaso y lo observo con curiosidad - ¿Vodka Beluga? ¿hace cuanto lo añejaron?

- Tiene cincuenta años – Matias asintió al oír aquello y este se sonrío – acompáñeme, hablemos seriamente – el castaño se levanto con su portafolios y mientras caminaba con el regente, este observo aquella forma tan peculiar de vestir – dígame… ¿Por qué negro? ¿es quizás un homenaje a ciertos “dictadores”?

- supongo que es mi color – este suspiro levemente mientras entraba a ese ascensor.

- ¿sabe el significado de ese color verdad?

- depende de la cultura señor presidente – este asintió levemente y le dio un sorbo a su bebida – no todos lo ven de la misma manera – el castaño se sonrió mientras el ascensor decencia a esa oscuridad – algunos lo ven como una armadura… otros como un nuevo comienzo… un futuro.

- ¿y para usted?

- la realidad.

- ¿no hay grises?

- ¿para mí? – este asintió – eso es cosas de tibios – el ascensor se abrió y vaya, para el castaño aquello no fue una sorpresa. La realidad era que el perteneció en algún momento de su vida al servicio secreto de manera encubierta y ya conocía ese lugar.

- ¿Qué le parece? – este sonrío y fue sincero.

- no quiero faltarle el respeto, pero la de los Yankis es más aparatosa aun.

Por parte de Sebastián, este estaba en la casa de Matias observando aquellas maquetas con cierto entusiasmo. La unica verdad es que, fue a aquel lugar a continuar con el trabajo más pesado que llevaba este mientras estaba fuera, sin embargo, al girar en su despacho, se maravilló con las cosas que ahí habían – no puedo creer que hagas esto con tus manos – divertido tomo una de esas maquetas y la sostuvo observando el detalle de las mismas.

- ¿no deberías estar leyendo lo firmado? – Luz entro divertida al lugar.

- me tome un momento – divertido él se sonrío mirando todo a su alrededor – este tipo de cosas…

- a mí me sorprende que te haya dado las llaves de su casa – divertida Luz acoto sentándose a su lado mientras dejaba las tazas de Café – es todo… anticuado.

- solíamos adecuarnos al presente, pero… hace tiempo comenzó a desligarse de mi – Sebastián al final miro la maqueta – habrá hecho esto hace tanto tiempo… - el rubio se sonrió notando como todo estaba decorado de una manera distinta.

- ¿desligarse de ti? – Luz lo observo curiosa de aquello - ¿a que te refieres con eso?

- antes solíamos ser vecinos, mudarnos de país juntos, movernos constantemente… pero luego de su ultimo matrimonio, cambio de parecer quizás… vaya a saber que es lo que pasa por su cabeza – Sebastián se sonrió.

- ¿y estas cosas? – ella le entrego los documentos acerca de la lanza que apuñalo a Cristo - ¿Por qué investiga este tipo de cosas?

- aun no lo se. Fue a Rusia esta semana, iba a acordar la apertura del gasoducto hacia acá y posiblemente iría a buscar algún artefacto.

- ya veo – Luz murmuro comprendiendo un poco mejor el asunto - ¿artefacto? ¿a que te refieres?

- la verdad… no se. Colecciona estas cosas… - el señalo una de esas espadas, luego miro una de las lanzas – que se yo… es raro.

- y dime… ¿Qué probabilidad hay de que siga de tu lado?

- no nos podemos matar – Sebastián al final contesto – lo hemos intentado, pero nada sucede… solo revivimos y seguimos adelante.

- ya veo – Luz suspiro al pensar en eso y luego frunció su ceño mirando hacia los papeles - ¿Por qué Inglaterra quiere tener una base militar aquí? – el rubio se sonrió.

- cesamos nuestros aportes a la OTAN. No esta bien visto aquello. Lo intercambiamos por “desarrollo”, no es algo que no hayamos hecho antes, sin embargo, los mejores aparatos, nos los quedamos nosotros y los mediocres serán los que entregaremos.

- ¿y que reciben?

- material de trabajo y dinero… ganamos.

- ya veo… - Luz suspiro – con estas políticas es normal que crean que volvió el tercer…

- no – Sebastián negó – Matias no quiere que este pueblo entre en guerra. Si alguna provocación se llega a presentar, nosotros dos nos haremos cargo en silencio.

- ¿golpearan juntos? – el asintió y Luz se sonrió.

- no hace falta que corra sangre inocente.

- y… si ese escenario se hiciera posible… ¿Qué creen que ocurrirá en el mundo?

- desbalance momentáneo que aprovecharemos… como siempre – Sebastián se levanto caminando hacia esa lanza – no seria la primera vez que lo hacemos… especialmente aquí…

- ¿Qué… hicieron juntos?

- la caída del muro de Berlín – ella abrió su boca sorprendida – explotamos Chernóbil…

- Sebastián…

- hemos hecho cosas horribles… también cosas buenas, sin embargo, no encontramos la manera de quitarnos esta porquería de maldición de encima.

- pero… fueron tragedias.

- lo fueron – el asintió – pero este mundo vio cosas peores. Los supuestos “malos” no eran tan malos… los supuestos “buenos” tampoco lo son. Nadie es mejor que nadie… son todos la misma mierda.

- ¿a qué te refieres?

- ¿por ejemplo? Churchill. Respeto mucho al hombre, sin embargo, el también es una mierda. Provoco la hambruna de Bengala por miedo a que los Japoneses los golpeen otra vez. Los Españoles son vistos como genocidas cuando desembarcaron en América, sin embargo, los ingleses son vistos como hombres civilizados que no cometieron un genocidio con los aborígenes que habitaban Norte América ¿entiendes la diferencia? Ellos no son mejores que los españoles… son la misma porquería. Llenarse la boca intentando encontrar a gente “buena” en el poder es complicado, ni siquiera las victimas son buenas del todo, sin embargo, la diferencia recae en las formas.

- ¿en las formas?

- la gente cree que la violencia es mala, sin embargo, cuando la aplican los “grandes” entregan “libertad” ¿crees que lo que hace Rusia con Ucrania es distinto a lo que hizo Estados Unidos contra Irak? ¿acaso Inglaterra es distinta a todos ellos al invadir Irlanda? ¿china? ¿acaso las tribus indígenas de América son distintas? – Luz asintió entendiendo su punto – y lo que los vuelve comunes es su actuar…

- ¿y que los diferencia a ustedes? – ella miro al rubio que, con una pequeña sonrisa contesto.

- que nosotros no necesitamos de un ejército para actuar.

- entonces, si le consigo la ubicación o la lanza, usted me asegura que mantendrá abierta la línea para intercambios posteriores – el presidente miro al castaño asentir mientras los dos se relajaban en aquel despacho – perfecto.

- mientras tanto, necesitamos que nos trate mal para que afuera crean que somos enemigos.

- ¿y eso? – el presidente ruso miro extrañado al castaño.

- nos gusta estar en enemistad con todos – este no revelo sus “detalles”, sin embargo, aquello bastaba para darse cuenta que no era un hueso sencillo de roer.

- públicamente los malos de la película – el ruso se sonrió – bien… cumpliré su deseo.

Ambos estrecharon sus manos en señal de aprobación, sin embargo, para Matias aun había más que hacer en aquel lugar.

Abandonar el lugar para recorrer el suelo de Moscú fue el principio de su plan. Poco tardo en llegar a su contacto en el lugar. Sin duda alguna, elegir un bar donde mujeres bailaban semi desnudas no ayudaba a su imagen, sin embargo, como de costumbre, Matias entraba al lugar con un solo objetivo.

Se sentó en la barra del lugar, la cantinera del lugar le sonrió y se acercó a el – Hola grandulón ¿buscas algo que beber?

Matias giro su rostro observando un poco el lugar, luego centro su mirada un instante en la chica que bailaba. Esta tenia grandes atributos cosa que, a cualquier hombre cautivaría.

- una belleza ¿Verdad?

- Whiskey. Irlandés. A las rocas.

- ah… tenia la apariencia de ser un purista – ella se sonrió al ponerle hielo al vaso que le iba a entregar – pero ahora tiene la apariencia de un hombre mas.

- es lo que busco Tatiana – esta al oír su nombre se sonrió con un poco de grandeza.

- Ya, no sea presumido Ministro – este no respondió – por quinientos dólares puede pasar una noche con nuestra belleza – el no contesto – no está muy usada – esta se sonrió sugerente.

- quinientos dólares vale la información que te pedí – el levanto su mirada al agarrar el vaso – la necesito ahora.

- ¿Por qué eres así? – ella estiro su mano hacia la de el – calma un poco tus emociones, siempre mal humorado – Matias no respondió – los demás no tenemos la culpa de que te pasen cosas malas.

- ¿me vas a dar lo que te pedí o no? – ella bufo entregándole la unidad Usb – Gracias – este puso aquellos billetes en la mesa y Tatiana los agarro guardándolos rapidamente – dime una cosa – el no la observo – nos conocemos hace años… ¿Cuándo me vas a invitar a tener una cita?

- ahora – el giro su rostro hacia ella – tengamos una cita. Hagamos el amor, tengamos dos hijos, casémonos y luego vivamos hasta que la muerte nos separe – ella se echo para atrás confusa - ¿ves lo estúpido que suena Tatiana? Me intentaste matar tres veces.

- y no entiendo como no lo logre – esta bufo cruzándose de brazos.

- por que eres pésima en ello – el se tragó su Whiskey – nos vemos pronto.

Se estaba por ir, sin embargo, ella tomo su mano antes que el salga – sabes… toda mujer en algún momento… sueña con eso – el miro a la muchacha un instante y luego se giró – tener una familia, un hombre que la desee… hijos…

- no soy la persona que te complete.

- eso es lo que dices – ella soltó su mano – pero siempre… estas acá – Matias la observo – hagamos esto una sola vez – el castaño bajo su mirada - dame lo que quiero y no te cobrare más por la información.

- Hay alguien mas en mi vida – el al final contesto – lo lamento – ella sonrió de medio lado viendo como este al final, se iba del lugar.

- todos son iguales – suspiro levemente y se dedico a atender ese lugar hasta la hora de su cierre.

El castaño volvió a su aeropuerto, abordo su avión y esta vez, intentando hacer la diferencia a su mala actitud, les trajo souvenirs a su tripulación. Sin dudas sorprendió a los pilotos y a su azafata con aquello.

Verlo cenar algo “calmado” para luego ir a su nuevo destino que no estaba tan lejos del asunto en particular levanto cierta incertidumbre en el rubio. Estaba claro que en cuestión de hora y media ese castaño bajo en Polonia sin muchas ansias – Marta – llamo a esa Azafata que lo observo curiosa – tengo un retraso de unas dos horas… quizás sean tres. Vayan a descansar mientras tanto, volveré en la brevedad – esta asintió y noto aquello que la hizo tragar con dificultar. El castaño tenia una pistola debajo de su brazo izquierdo. Esta sabia perfectamente que el tenia un arma, sin embargo, casi siempre bajaba sin ella por lo que, asintiendo lo vio irse.

Siempre andaba solo, era una especie de lobo para ella, sin embargo, la diferencia con los “lobos” era que este era indiscutiblemente más peligroso.

Aquella información que recopilo Tatiana le facilito al castaño su camino hacia la banda criminal que estaba metiendo droga a su país.

Entrar solo a uno de los barrios mas peligrosos que en el lugar habían mientras que, por otro lado, su Ministro estaba firmando papeles en la calidez de su hogar era una línea de regimen bien marcada.

Matias hacia la parte sucia del negocio mientras que Sebastián era la cara visible del asunto disfrutando inclusive del amor de su vida mientras que el otro, se preparaba para una sesión de sangre y disparos que, para variar, esta vez, estaba obligado a ser discreto.

- ah… Sofia es amante de estas cosas – divertido se detuvo frente a una tienda que exhibía perfumes – debería comprarle algo… - miro el detector de metales y luego giro su rostro al único guardia – en otro momento – siguió su camino hasta el complejo que buscaba. Tenia que admitir que lo discreto se perdía al notar que la ausencia de la ley era una constante en el lugar al que se metía.

No existía policía o persona que no pareciera sospechosa por lo que, mirando la dirección a la que debía ir, siguió su camino hasta el lugar indicado.

Fue ciertamente una proeza llegar tan adentro de esa especie de “barriada” en la cual, no había persona que lo viese con buenos ojos. Incluso los pocos niños que andaban fuera de sus casas lo observaban con mala cara – que cosa – este divertido noto como dos hombres se levantaron en la puerta del lugar al que el se dirigía – esto estará interesante.

Camino hasta ese lugar viendo como los sujetos lo observaban, sin embargo, antes que estos si quiera saquen sus armas, el saco su pistola y les disparo en la cabeza a ambos.

El sonido de los disparos alerto a todos en el lugar, sin embargo, cuando miraron para el lugar, solo vieron los cuerpos de esos dos en el piso.

Lo que se produjo después fue lo mas cercano a un tiroteo entre bandas por lo que, las personas fuera se mantuvieron dentro de sus casas por miedo a ser eliminados. Lo que pasaba dentro, no escapaba de la imaginación de nadie, una persona abriendo fuego contra sus enemigos de forma indiscriminada, acabando con todos los que en el interior se encontraban y posterior a eso, incendiando el lugar.

La realidad es que, a pesar de no poder morir, el castaño tenia tantos años de experiencia en el campo que, enfrentarse a personas que no habían sido entrenadas en el “arte” de asesinar, simplemente desbalanceaba el juego. Luego de que un incendio se produzca en su interior y que, todo el “producto” que estos exportaban hacia todos los países se quemara, ese castaño simplemente se esfumo del lugar.

No cabían dudas de su letalidad a la hora de actuar y todo aquel que lo veía llegar tenia claro lo jodido que era interactuar con él.

Al final, como había dicho, tuvo un retraso de unas dos horas por lo que, volver al avión y ya alistarse para volver a casa, fue un “alivio” para su tripulación.

Marta quizás, al ser una mujer de avanzada edad y ya sin pelos en la lengua, no tuvo problemas en hablar directamente con el – Señor, entiendo que en su juventud haya sido parte de la marina… ¿pero es necesario que ande solo? – Matias la observo – lo digo porque no es común en ninguna parte del mundo que un vice ministro ande armado.

- no te preocupes por mi – este simplemente se acomodo en su asiento – nada malo puede ocurrirme… al menos hasta que Dios se canse de verme.

- ¿Dios se canse? Dios es misericordioso señor… - ella, una profunda cristiana le sonrió a el que, curvo su rostro hacia ella.

- ¿eso piensas? – esta asintió – entonces lo es – el suspiro para luego agarrar su agua – lo es con sus favoritos – se sonrió y comento – por mi parte, yo soy la pared a la que le pega cuando se emputa – Ella también se sonrió al escuchar esa mala broma y asintió un par de veces.

- hace bromas ahora… ¿el ministro dejo de molestarlo?

- quizás un poco – este divertido se sonrió – lo mande a la mierda hace poco.

- bueno, todos tienen sus altibajos – Matias asintió – mientras que no descuiden el país, peleen todo lo que quieran – El se carcajeo al oírla y negó.

- que cosas – este con una pequeña sonrisa miro hacia el refrigerador - ¿Qué hay para comer? – ella lo observo un momento – tengo dos horas de vuelo hasta llegar a Alemania…

- bueno, si lo desea… hay pollo.

- hay que cambiar el menú – el castaño harto del pollo comento – me van a salir plumas en cualquier momento.

Las risas entre ambos se hicieron presentes y al final, el día también paso. El castaño regreso a su hogar, se encontró que las cosas estaban como las dejo – al menos fueron limpios – divertido se sonrió y viendo con cariño su cama, fue dejando sus cosas en sus lugares respectivos. Su arma sobre la mesa de luz de su habitación, su tapado sobre el perchero, su smoking en su ropero, sus zapatos en los pies de su cama… al final, se desnudo como de costumbre y se dio un baño para luego meterse en la cama a descansar.

Pensó en muchas cosas antes de dormirse, sin embargo, se le hacia imposible no recordar lo que Tatiana le pidió.

No estaba en labor de cumplir con favores tan íntimos, sin embargo, algo que la vida le había enseñado era a notar la compatibilidad en las parejas. Sin poder dormir, como de costumbre, se vistió y se encamino a su computadora. Busco entre sus “prospectos” mas importantes uno que sea precisamente el “hombre” para ella.

Levanto su teléfono, uno de sus detectives que estaba soltero contesto extrañado el celular cerca de las tres de la mañana – Vice ministro…

- hola Tomas. Tengo tres preguntas para ti. Por favor, se sincero por que esto es excluyente – el silencio le concedió seguir adelante - ¿estas soltero?

- este… Si… ¿Por qué?

- ¿no tienes nada que te ate a seguir aquí?

- ¿es para un puesto afuera? Sabe que lo aceptare señor.

- ¿tienes problemas para trabajar codo a codo con una espía extranjera? – el se quedó en silencio – necesito a alguien que la acompañe… es un buen trabajo para parejas.

- este…

- ¿puedes hacerlo?

- si. Puedo hacerlo.

Matias colgó la llamada y ya mas tranquilo suspiro buscando su número en ese teléfono satelital. Solo envió un mensaje a través de este “Disfruta del regalo” – Suertuda – se carcajeo para al final, notar que el sueño no bajaba. Miro su celular una última vez dándose cuenta que la última conexión de Sofia era hace unos minutos - ¿sin poder dormir? – el mantuvo su mirada un rato largo sobre su perfil y luego suspiro abriendo su chat y enviando dos “emoticones” a ella. Una botella de vino y dos copas – algo aprenderé de ti Sebastián – obvio Sofia le contesto al instante.

Eterno mal 5

Sebastián por primera vez en mucho tiempo se encontró con una pared. Para su infortunio, el dueño de dicha pared no era nadie más que su propia mano derecha.

Matias por primera vez en siglos se enfermó. Aquello se pudo apreciar cuando el propio presidente ruso arribo a Alemania. Estaba claro que ambos debían recibirlo dado que, semanas antes, el castaño había sido recibido por aquel presidente con buena predisposición.

Ver al castaño con ojeras, la nariz roja y guardando distancia con sus colegas para no contagiarles lo que vendría siendo una gripe más, hizo que el propio Sebastián se extrañe ¿habrá pasado tanto tiempo con Sofia como para volverse tan débil de la nada? Para la foto, la sonrisa de aquel hombre tan temido, respetado e incluso, odiado quedo para la posteridad en el instante que este, ignoro el semblante del castaño dándole la mano y luego medio abrazando a este que, también compartió aquel gesto.

Sebastián no quedo exento del saludo, sin embargo, lo que solía ser trabajo de Matias, ahora pasaba a ser trabajo de el. No es que no lo pudiese hacer, es que no estaba habido en la labor.

Dirigió al presidente, converso con él, socializo y paso a lo que en privado más importaba. Aquello era lo que Matias solía hacer. El tire y afloje era especialidad del castaño que, por lo general, donde trazaba la raya era donde quedaba el trato.

- bueno señores, estamos reunidos para lo importante – Vladimir hablo acomodándose en aquel sillón que, en estos instantes, podría ser vendido como una pieza invaluable de historia – nuestra gran alianza – este le sonrió a Matias que tenía sus ojos cerrados.

- secreta – El castaño acoto aquello al hombre que asintió.

- ese… deseo impasible de mantener las cosas en las sombras ¿recae en usted ministro Vannucci? – curioso el presidente pregunto al rubio que asintió.

- vera… mi vice ministro es mi voz cuando sale a trabajar lejos del país – el hombre ruso asintió comprendiendo aquello – sus intereses, los míos, los intereses de esta gran nación… en particular, están alineados.

- ¿todos? – el hombre se sonrió - ¿incluso esta pieza de arte que me mando a buscar? – el ruso abrió su portafolios sacando aquella lanza.

El castaño soltó un suspiro, esperaba que aquello no fuese frente a Sebastián que, curiosamente, actuó a favor de Matias – efectivamente – el rubio estiro su mano hacia la pieza que descansaba sobre las manos del ruso – incluso esto es de interés para nuestro pueblo.

- sabe, por algo como esto encontramos una gran red de trata de blancas… en parte debemos agradecerles – el hombre le entrego al rubio la punta de lanza.

- muchas de esas mujeres rondan la frontera – Matias tomo una carpeta oscura y se levantó del sillón más alejado – los hemos seguido con inteligencia hasta su país. También encontré la lanza por lo que, me venía bien dejarles el trabajo sucio a ustedes – la risa del ruso hizo que ambos muchachos sonriesen.

- cabrones – este negó divertido abriendo aquella carpeta oscura – este… - el hombre señalo con su mano rapidamente el espacio – la forma de tratar… con sus invitados ¿siempre es igual?

- ¿Por qué lo pregunta? – Sebastián miro al hombre que con una pequeña sonrisa acoto.

- mi amigo en Venezuela acoto que hubo una amenaza de parte de su vice ministro – Sebastián miro a Matias curvar su rostro – sin mencionar el incendio de cierto bar.

- yo no salí de mi habitación – el castaño se hizo el desentendido dejando la lanza sobre el escritorio del rubio - ¿bebe Whiskey?

- usted no se quejó del Vodka – el ruso asintió – sería una falta de respeto no aceptarlo – el castaño sirvió las copas – de presidente a presidente… en especial, entre aliados… dígame la verdad ¿a que aspira señor Vannucci? – Matias miro al rubio que, conecto sus ojos hacia el castaño - ¿es confidencial? – divertido el hombre sonrió.

- respecto al trato que mi vice ministro tiene con ciertos… lideres – Sebastián suspiro volviendo su mirada al ruso – creo que es el mismo que todos tenemos con nuestros “pares” – el rubio curvo levemente su rostro y el ruso sonrió.

- ¿entonces usted avala esa forma de actuar?

- claro que lo hago. Somos transparentes en lo que hacemos.

- ya veo – el ruso miro su vaso un momento – deje de tomar tanto frio vice ministro – el castaño miro fijamente al ruso – la noche es para estar bajo techo, no en la calle…

- tomare su sugerencia en consideración – Matias asintió sin prestarle atención.

- por otra parte, respecto a lo que aspiramos como nación – Sebastián volvió a tomar la batuta del asunto – Somos el país más grande que se posa entre medio de todos.

- ¿el más grande? – el ruso levanto su ceja curioso y el rubio sonrió.

- no subestime a este pueblo. Fueron dos las veces que aterraron al mundo.

- el gigante dormido nunca fue ruso – Matias se sentó en el sillón con aquel Whiskey en sus manos – siempre fue germano.

- hay algo que trato de… - el hombre movió su mano con su copa en ella – comprender… ¿esto es una especia de amenaza?

- al contrario – el rubio le sonrió – al igual que lo hicimos con los Yankis cuando nos visitaron, tenemos la decencia de hacerlo con usted – el ruso frunció su ceño – es un simple aviso. No nos gusta ser el juguete de nadie.

- ya veo – este asintió un par de veces – lo respeto, me parece bien.

- avísele a su cara – Matias lo señalo con su vaso de Whiskey – sea sincero, todos sabemos que a nadie le gusta que una nación entre al tablero sin pedir permiso. Menos si esa nación es la que dos veces les apretó las tuercas.

- ¿van a buscar la tercera?

- no tenemos motivos para tal asunto – Sebastián contesto – de hecho, no nos interesa lo que ocurra fuera. Nosotros solo queremos mantener nuestra economía estable, que nuestros acuerdos comerciales sigan vigentes y que nuestro pueblo tenga paz.

- dices eso y luego venden material militar obsoleto – el ruso miro al rubio.

- no es diferente a lo que hacen ustedes o los estadounidenses.

- Los americanos son cabrones sin alma. Ellos le venden a quien sea con tal de mantener su negocio funcionando.

- Son estadounidenses – Matias acotó a la conversación – la gente tiene la mala costumbre de llamar “americanos” a los Yankis cuando ellos no son América.

- Son el gigante de ese lugar – el ruso miro al castaño.

- ¿gigante? – la sonrisa del rubio hizo virar el rostro al ruso – gigante puede ser su país, el mío, el de Inglaterra, Argentina, Brasil, si le da algo de tiempo por como viene la mano, los japoneses pueden volver a ser Gigantes. Esto no se trata de quien tiene mayor poder destructivo señor Vladimir… esto a veces se trata de quien juega mejor sus cartas y le puedo asegurar que usted las juega demasiado bien… pero no lo suficiente.

- ¿algún consejo? – este se sonrió con cierto sarcasmo – adelante novato, ilústrale a este viejo.

- le puedo asegurar señor… que en lo que respecta a experiencia… tengo el doble de lo que piensa que puedo llegar a tener. Mi sugerencia es que coopere con nosotros. Que nos mantenga cerca, véanos como si de un enemigo potencial se tratase y estaremos en eterna paz con su pueblo.

- ¿me pide que los trate como si de enemigos se tratase?

- en síntesis, si – el rubio asintió – hay… una serie de factores que benefician a mi país si usted lo hace.

- ¿y se puede saber cuál es el objetivo de eso?

- eso no se lo podemos decir – Matias tocio repetidas veces luego de decir aquello. Se aclaro la voz y luego miro a su “amigo” – pero le puedo asegurar que incluso usted se vería beneficiado de aquello.

- no puedo ver como lo haría – el presiono un poco más, sin embargo, Matias dejo su vaso sobre la mesa que los dividía – un ejemplo me bastaría.

- como de costumbre, una guerra va a estallar en cualquier momento. Es probable que haya un bando que necesite una “ayudita” externa – el ruso frunció su ceño – es ahí cuando la patria roja entra a vender su armamento antiguo – el castaño soltó un pequeño suspiro y le mostro la otra carpeta que tenía en su interior imágenes de aquellos contenedores llenos de fusiles rusos con municiones en su interior – algo que he de destacar, es que a pesar de preferir el calibre 5.56 de la OTAN y sus fusiles… la fiabilidad de sus armas con prácticamente nada de mantenimiento me mantiene impresionado – el ruso no sabía si tomar el alago – sinceramente, de las cosas que he visto y probado de su nación, es una de las más increíbles.

- ¿ha estado mucho en mi país?

- más de lo que imagina – el castaño se acomodó en el sillón – no dejo de ser un agente ascendido de la Kriegsmarine. Así como usted no deja de ser un agente de la disuelta KGB.

- vaya, que coherente – este suspiro – bueno, caretas fuera, es un gusto poder conocer a las personas que tengo de vecinos – el rubio sonrió levemente al oír aquello.

- espero que el gusto sea verdadero – este asintió y se levantó – lo invito a que por favor haga turismo.

- ¿me va a acompañar usted? – este miro a Matias que negó.

- hoy le dejare el trabajo pesado a mi ministro – Sebastián abrió sus ojos fijándolos en el castaño que, con una media sonrisa se levantó – nos veremos pronto señor presidente – este estrecho su mano con él y luego se acercó al escritorio a agarrar aquella lanza. Una vez en sus manos, la metió dentro de su propio portafolios y girando su rostro hacia Sebastián, palmeo su hombro – disfruta de hacer turismo Sebastián, hace mucho que no haces.

Sin dudas Sebastián no estaba tan “acostumbrado” a pasearse durante el día junto a un tipo que no conocía de nada. Obvio que, se impuso ante esa nueva dificultad, sin embargo, un poco de resentimiento hacia su mano derecha desarrollo.

No dijo nada dado que hace un mes aproximadamente él le hizo exactamente lo mismo.

El castaño con su mal estar, fue a visitar a su “refugiada” – Que semblante de mierda tienes Farah – esta le enseño el dedo del medio al castaño que divertido se sentó frente a ella - ¿y bien?

- ya, corta – ella le mostro el maso al castaño que la observo un instante y tomando el maso, comenzó a mezclar sacando una sonrisa en ella – te dije que cortases. No que mezclases.

- escuche lo que me dijiste – el dejo el maso nuevamente en la mesa y ahora corto – pero no confió en ti. Has aprendido mucho este tiempo – esta se sonrió al oírlo y asintió divertida repartiendo – ya llevas un mes limpia, es un logro – esta sonrió bajando su rostro – estoy contento.

- No se nota – ella rodo sus ojos irónica y el divertido sonrió – pedazo de mierda.

- negra asquerosa.

- hijo de un camión de putas.

- prostituta de cuarta.

- trozo de excremento.

- saco de semen – ambos se miraron con “rabia” un momento para luego sonreírse y estallar en una carcajada que los unió dándoles un momento de hermandad – ya estas lista para oír mi propuesta – el tomo una carta del maso.

- ¿Qué me vas a contar? – ella replico la acción acomodando sus cartas para posterior bajar una escalera de tres cartas.

El juego consistía en juntar tres cartas del mismo valor y bajarlas o bajar tres cartas que sean consecutivas sin importar su signo. La idea era quedarse sin cartas primero.

- quiero “incursionar” de manera ilegal por el medio oriente – ella frunció su ceño al oírlo – para eso necesito una cara visible, una cara que pueda ponerse frente al mundo y ser la “responsable” de la nueva libertad que planeo llevar a cabo.

- ¿libertad? ¿de qué hablas?

- quiero que lideres un ejército paramilitar – ella frunció su ceño al oírlo – obvio, estarás bajo mis ordenes y las ordenes del ministro… tan solo piénsalo… todos esos hombres repugnantes a los que tuviste que soportar delante de un fusil… tu dedo en el gatillo – el volvió a juntar una carta y dejo caer otra al maso.

- ¿me ves cara de guerrillera? – ella divertida levanto su ceja.

- una mujer necesita un propósito para luchar – el castaño la observo levantar una carta mas para bajar su segundo juego de tres.

- ¿y tu propósito es que yo te haga caso? – esta divertida se sonrió.

- no. mi propósito es que recuerdes el hijo que te quitaron, que recuerdes que ya no puedes tener hijos por que estas castrada por culpa de esos hijos de puta, que recuerdes la edad con la que te metieron dentro de una de las camas de esas mierdas y que sepas que si tu no haces nada ahora… ellos seguirán adelante – al decir aquello Farah bajo su rostro trago con pesadez – solo piénsalo – el bajo su juego completo ganando la partida de forma sencilla, una vez más – un oriente medio sin… violaciones, sin niñas de doce años sometidas a viejos hijos de puta, sin niños con armas en sus manos… un futuro sin otra Farah – la mujer bajo su rostro. Matias se levanto y apoyo una mano en su hombro – es tu decisión – este al final la dejo.

Aquella mujer odiaba con furia a Matias, sin embargo, no era por “repulsión” era simplemente… por que el cabron tenía razón en todo lo que decía, por que le muy hijo de puta sabia perfectamente como funcionaba todo en ese lugar. Se derrumbo en lagrimas pensando en como su propia madre la vendió a la corta edad de los cinco años a un sujeto que no conocía de nada y como ella, se tuvo que comportar como si de un puto objeto se tratase. Parecía ser de uso publico al igual que sus “compañeras” encontrando consuelo en esa puta droga que la mantenía “absorta” de todo lo que le ocurría, de como todo le ocurría y ella no podía ni quejarse.

Como pensar en un supuesto “amor” estaba prohibido para ella, como si quiera querer tener algo que la haga destacar era pecado, como salir con su pelo suelto era suficiente para recibir un gran castigo por parte de sus “dueños”.

- ¿Por qué vamos a la casa de el? – Luz miro a Sebastián que estaba algo molesto.

- por que el hijo de puta me la hizo bien hoy – este suspiro negando – tenia otros recados y místicamente se acordó que se podía enfermar.

- ¿se acordó? – Luz divertida miro al rubio que rodo sus ojos sabiendo que en parte era mentira.

- es un cabron. Lo he visto cruzar los andes con gripe, casi cuarenta de fiebre y afónico sin quejarse en lo más mínimo. Hoy estaba modo nena – este detuvo el auto en la casa del castaño.

- ¿no será que tenia otros planes? – el rubio la observo – él también se reencontró con su amor ¿verdad? – Sebastián se sonrió al pensar en ello y cobro un poco más de sentido.

- puede… que tengas razón – al final soltó un suspiro – estuvo de buen humor últimamente.

- ¿se tomará bien que te acompañe? – ella miro al rubio asentir.

- es mi amigo, no mi esposo – este divertido bajo del auto y ella también lo hizo.

- pues no parece – esta divertida se sonrió – deben tener mas peleas que un matrimonio.

- ¿Por qué crees que nos llevamos tan bien? – el rubio la observo a ella que se carcajeo al pensar que era cierto aquello.

- que bien huele – Luz comento aquello aspirando de forma contenta.

- demasiado bien… - el rubio frunció su ceño - ¿esta cocinando? – este algo curioso abrió aquella puerta sorprendiéndose de ver a la rubia en el lugar. Matias aun mantenía su “formalidad” al tener su camisa blanca y su chaleco.

Por parte del rubio, este vestía ropa más informal y común cosa que, a Luz le encantaba - ¡ministro! – Sofia se puso de pie rapidamente. Sin dudas se puso nerviosa, pero la actitud del rubio relajo el ambiente.

- vaya… le diste un nuevo significado a estar enfermo – ambas mujeres se miraron entre si sonriéndose por lo que ocurría. Era cierto que cuando peleaban parecían un matrimonio.

- ya viniste a arruinar el buen clima que había – el castaño comento de espaldas. Se giro con aquel cuchillo en mano y lo señalo - ¿Qué se te perdió ahora? ¿quizas tus habilidades para socializar con los lideres?

- ¡lo tenías premeditado maldito!

- ¡claro que lo tenia premeditado! – ambos se comenzaron a “tirar” con los trapitos sucios y aquello para las muchachas era casi “oro” puro. Cualquiera que viese como se tratan en el parlamento pensarían que estos dos son realmente respetuosos el uno con el otro, o que incluso, ninguno de los dos se atrevería a levantarle la voz al otro. Sin embargo, al verlos en esencia, aquella imagen de hombres sin “alma” se desvanecía.

- debería destituirte de tu cargo.

- si yo me quejase por todas las metidas de pata Sebastián… debería enterrarte cinco metros bajo tierra.

- no te da.

- ¿no? – Matias levanto su ceja curvando su rostro - ¿olvidaste la otra mañana? – Matias miro a Luz que se hizo la estúpida mirando hacia otro lado – no me pongas a prueba.

- Tsk, tu no estas fuera de practica – el rubio negó apoyándose en la mesada - ¿Qué cocinas?

- aun nada – el suspiro – estaba preparando la cena mas romántica posible hasta antes que llegaras tu – el castaño lo miro fijamente ignorando que Sofia se puso roja cual tomate.

- que lindo – el rubio comento al aire - ¿Cuándo vas a cocinar para mí?

- ¿y si hago la misma pregunta? – Matias lo señalo con el cuchillo causando gracia en Sebastián que sabía que detrás de ese mal humorado muchacho, el castaño ya había cedido – ya, siéntate y aparta tu cara de mi vista antes que te tire este cuchillo por la frente.

- te amo – este divertido se sonrió alejándose del castaño que ironizo girándose.

- ¿siempre pelean así? – Sofia miro a Luz que estaba con una sonrisa enorme en su rostro.

- la primera vez que los vi pelear, Sebastián termino en el piso – ambas se carcajearon y al final, Sofia le entrego su copa a Luz agarrando la de Matias.

De un momento a otro, aquello se torno en una cena muy divertida, estaba claro para Luz que, Sofia no sabia absolutamente nada del castaño, el simple hecho de que esta le preguntase por las cosas que en su casa había dejaban entre ver que Matias daba muy poca información acerca de cómo conseguía algunas cosas.

La cena fue una exquisites, el vino estuvo de maravilla, las risas estuvieron presentes durante toda la noche y la amistad entre mujeres se hizo presente también.

Ambas sabían que este tipo de cosas, serian moneda corriente por lo que, debían llevarse bien para que sus muchachos también estén bien… y, a decir verdad, si estos se peleaban de esa manera, era imposible que ellas se llevasen mal. Se carcajeaban con intensidad al recordar aquello e incluso, hicieron bromas a los dos muchachos que negaban divertidos ante esas cosas.

Todo aquello culmino en un momento separado de las dos muchachas. El despacho de Matias se volvió a llenar de política - ¿y? – el rubio expectante al informe de este que, miraba la punta de lanza fijamente.

- si… es la verdadera – el rubio sonrió levemente.

- hablaba de Farah.

- aun no acepta… pero pronto lo hará – el rubio asintió – ella no tiene nada por lo que vivir… hoy le ofrecí algo mas grande que un motivo por el cual luchar… hoy le ofrecí marcar la historia del mundo.

- va a ser una guerra larga – Sebastián murmuro y Matias suspiro.

- pero ya los desarmamos – este asintió – solo hace falta que nuestro amigo les venda las armas a los guerrilleros.

- ¿y el Tío Sam?

- lo tengo tomado de la mano – Matias al final comento – van a estar muy concentrados con Israel… cuando menos se acuerden, Farah ya habrá arrasado… cuando noten que ella tiene nuestro apoyo, no querrán meterse.

- ¿seguro?

- seguro – este asintió sin más.

- bien. Tienes todo calculado – el castaño se levanto sin mirar a Sebastián – fue una buena noche… deberíamos repetir.

- no tengo todo calculado – el rubio miro a Matias – necesito de tu ayuda… no tenia idea acerca de la red de trata. Me entere dos horas antes de que el ruso llegara.

- ¿Por qué? ¿Cómo se te paso?

- hay algo extraño – Sebastián observo al castaño comentar eso – es como si alguien estuviese entorpeciendo algunos asuntos. Aun no debemos asustarnos, sin embargo, debemos tener mucho ojo.

- ¿alguien en el parlamento? – Matias negó.

- no… es alguien de afuera – Sebastián tenso su mandíbula – coquetea menos por favor. Te necesito al cien – el rubio se sonrió y asintió ante su amigo que palmeo su espalda – puede que tengamos a algún radical suelto.

- espero que sea eso – Sebastián suspiro y miro aquel Tanque Sherman tipo Jumbo – es el mismo que usamos juntos – Matias sonrió con algo de nostalgia.

- Tres Ocho Tres – recordó aquella división que ambos habían creado - ¿Qué será de los viejos?

- no lo sé – el rubio le restó importancia - ¿Cuándo me regalas uno? – este señalo las maquetas y Matias casi pateando el trasero de Sebastián la tomo y se la “tiro” causando una risotada en el rubio.

- ¡métetela en el culo! – de forma “molesta” se la dio y Sebastián le dio las gracias carcajeándose.

Al final, ese era su tipo de amistad. Algo controversial… si, pero al final, eran el sinónimo de lealtad más grande que existía.

Para Luz, otra noche mágica junto a ese rubio se produjo luego de una charla bastante “intensa”.

Para Sofia, momentos mágicos, de amor, de caricias, de susurros, de besos con caricias lentas.

Efectivamente, uno quemaba como el sol, el otro, siendo quizás mas frio, demostraba su amor de manera mas progresiva.

Uno entregaba todo al instante, sin mediar tantas palabras, dejando en claro que estaba dispuesto a fundirse a su corazón con tal de mostrar sus sentimientos.

El otro, de forma mas sencilla, de forma mas “cauta” o lenta, dejaba en claro que estaba dispuesto a amar con esa intensidad que quemaba sin “notarse” y que, cuando el momento de ella llegase, el estaría listo para hacerla completamente suya.

Claro, uno estaba a la orden del día con papeles, contratos, juntas, comisiones y demás cosas aburridas que le volvían la vida mas normal. El estrés no era violento, las ganas de salir de aquella oficina y concentrar su energía en la mujer que amaba eran sobresalientes.

Por parte del castaño, el tener esas “juntas” en las cuales, la hostilidad era el pan de cada minuto, el tener que enfrentarse a la “muerte” siendo él, el emisario de la misma que venia a repartirla a todos sus objetivos mientras que exponía su cuerpo al daño que acarreaba enfrentarse solo a tantos enemigos… le provocaba querer ir muchísimo mas lento en sus noches con Sofia, le provocaba querer disfrutar de acariciar su piel, se aspirar su perfume, de besar sus labios, de oír sus susurros… de despertar a su lado.

Sin dudas, el mal era eterno y como el mal era eterno, ellos también lo serian. Ellos también estaban dispuestos a ser completamente eternos en el mundo y de esa manera, destrozar a la oscuridad sin importar realmente la forma a combatirla.

Después de todo, las reglas del juego fueron planteadas hace años y ellos solo se sentaron frente al tablero para jugar con las fichas que les habían tocado.

Sin embargo, a pesar de tener esos “deseos” Matias se sentía incomodo al pensar que, ciertamente, había algo que no “cuadraba” y que, quizás, por el momento ignoraría…

Eterno Mal 6

- Matias – la voz de Farah provoco que el castaño abra sus ojos. Había estado “durmiendo” durante el viaje hacia medio oriente. Desde la visita del ruso, habían pasado treinta días, treinta días en los cuales Matias levanto su propia guardia, había algo ahí, alguien estaba trabajando en su contra y era su deber saber con exactitud de quien se trataba – deja de dormir gordo.

- gordo lo tengo – este se levantó algo molesto y miro su reloj – apenas pasaron dos horas… estamos a mil kilómetros de nuestro objetivo – ella chasqueo su lengua mientras conducía aquella camioneta deteriorada por el desierto.

- gordo lo tienes – esta chasqueo su lengua – metido adentro del culo – el se sonrió y miro hacia el frente. La noche no ayudaba mucho a conducir por el desierto.

- anda envidiosa – este divertido se estiro tronándose la espalda – pelearía contigo, pero dormí muy poco y seguro voy a herir tus sentimientos de prostituta – Farah soltó una carcajada negando – ya… - este agarro el mapa plastificado y comenzó a observar la ruta, con su reloj determino las coordenadas exactas en las que estaban.

- me sorprende que hayas venido nenito de mami. Pensé que enviarías a soldados conmigo, es probable que te orines encima al ver hombres de verdad, marica.

- ¿y que les contagies el sida? – esta abrió su boca indignada.

- ¡No tengo sida! – el castaño se carcajeo divertido y ella le golpeo el hombro con cierta fuerza - ¡la próxima va a la cara!

- ni lo intentes – el suspiro mirando el mapa – este plan lo idee yo. No te voy a dejar sola en esto hasta que los primeros pasos estén completos – ella frunció su ceño al oírlo – bien, nos faltan quinientos metros… aminora la velocidad, nos vamos a quedar sin combustible a este paso – ella asintió bajando un poco su acelerador.

- yo se que… mi vida no tiene mayor futuro – el castaño vio como ella miraba hacia el frente – pero… tu eres un viceministro ¿Por qué… arriesgar tu vida de esta manera? – Matias bajo su mirada un momento - ¿sabes que puedes morir no?

- Mi momento llegara… en algún momento lo hará – el al final le contesto – espero que sea pronto – ella lo observo un momento. El castaño tenía su mirada en sus propias manos – espero… deseo, que cuando llegue… sea rápida, que no… se tome tanto tiempo en reclamarme – el levanto su rostro hacia ella – vista al frente soldado, un error nos mata.

- ¿Por qué… anhela morir? – Matias no respondió nada ante aquello - ¿le hicieron algo?

- esa pregunta es adecuada – el asintió un par de veces – si lo han intentado, intentos de asesinatos muchas veces – este al final se volvió a echar – despiértame cuando estemos llegando – Farah miro hacia el camino y el al final comento – por cierto. Debo felicitarte. Para haber aprendido a conducir hace semanas, lo haces muy bien. Espero que estes igual de avispada con las armas – ella no respondió, no le iba a dar el gusto de oírla “contenta” por lo que decía.

Cuando estuvieron cercanos a aquel lugar, Farah diviso la aldea a la que Matias quería llegar. Detuvo la camioneta y lo despertó. Este de mal humor se levantó y al levantar su mirada y encontrarse con la aldea bostezo con pesades – bueno… vamos – el se tapó el rostro con aquel trapo característico de la zona y ella bajo del auto a su lado. ambos tenían pistolas entre sus vestiduras.

La orden era simple, ella debía ir delante, mediar con esos sujetos mientras que el haría de guarda espaldas. Si la cosa se ponía tensa, el actuaba.

La aldea a la que se iban a meter, estaba controlada por radicales, la realidad era que, a nadie le importaba lo que ocurría ahí, sin embargo, si Farah actuaba, esto seria el inicio de una historia.

- ¿y si usan sus armas? – Matias caminaba un poco detrás de ella.

- yo me hare cargo – esta se sentía realmente incomoda, sin embargo, decidió “confiar” una vez más en él. Llevo la delantera en aquella caminata hasta la entrada de aquel lugar donde hombres armados esperaban por ellos. Cuando estuvieron frente a estos, los hombres le cortaron el paso a ambos.

- ¿Qué buscan? – uno de estos dio un paso adelante – ¿Por qué no te cubres mujer? – este movió su arma delante de ella que frunció su ceño.

- busco hablar con su jefe – Farah hablo y estos se sonrieron entre ellos.

- hombre – el castaño que estaba cubierto detrás de ella mantuvo su mirada hacia ellos - ¿¡por qué dejas que una pecadora hable por ti!? – Matias lo miraba de forma atenta, su rostro estaba completamente cubierto, sus manos estaban juntas frente a su pelvis, su cuerpo parecía relajado, de hecho, se notaba que no estaba nervioso.

- porque él me sirve a mí. Quiero hablar con Shalla – estos apretaron sus mandíbulas al oír el nombre de su líder cosa que, significo una gran provocación hacia estos.

Iban a reaccionar de manera agresiva, sin embargo, la voz de su líder los “apaciguo” - ¿así que una mujer liderando a un hombre? – este salió de una de las carpas que estaban montadas en el lugar – me sorprende oir aquello.

Este camino hasta pararse frente a Farah que estaba a un lado de unas “medianeras” de concreto que en el lugar estaban.

Matias no se movió de su lugar, cosa que en parte, puso la atención sobre él. nadie tomaba enserio a Farah y aquello era normal, no abundaban las mujeres guerrilleras en su totalidad por lo que, se la descarto como “enemiga” momentáneamente - ¿y cuál es el motivo que te trae frente a mi mujer? – este sonrió con cierta arrogancia.

- estoy aquí porque necesito que liberes a los hombres, niños y mujeres que tienes cautivos en esta aldea. A cambio, te ofrezco diez mil dólares por ellos.

El silencio reino, nadie abría su boca, Matias notaba como, cada vez mas “hombres” de este tipo salían afuera con armas en sus manos, fácilmente conto unos veinte sujetos que tenían armas en sus manos listos para abrir fuego.

Obviamente, la propuesta fue rechazada de la manera más obvia por aquel sujeto que comenzó a reír de forma exagerada ante ella - ¿¡tú!? ¿¡una mujer intentando negociar conmigo!?

Aquel hombre le propino una cachetada a Farah tirándola al piso ¿la respuesta? Llego de inmediato. Matias había sacado su pistola y le había puesto una bala al instante a ese tipo.

Su cabeza “estallo” al ser atravesada por la bala que escupió su Glock. Rapidamente cargo contra los dos que estaban detrás de el arrebatando sus vidas casi al instante.

Farah saco su pistola aun tirada en el piso y quizás, por el tiroteo que se formó se sintió presa del miedo que la inundaba. Las balas picaban contra esa medianera mientras que todos gritaban.

Había perdido de vista a Matias, por lo que, levantando su arma por encima de aquella medianera comenzó a disparar sin mirar mientras gritaba con “furia” y miedo.

Se quedo sin balas y tuvo que cambiar de cargador. Allí lo que Matias le había explicado cobro sentido “Puedes tener la mejor puntería del mundo, puedes ser una experta a la hora de correr y disparar… pero cuando el infierno se desate… solo ahí, sabrás de lo que estas hecha y de lo que eres capaz.” Con temor se levantó y su mala fortuna la azoto. Uno de esos soldados armados la encaro. Este ya le apuntaba con su arma listo para vaciar su cargador en su cuerpo. Ella ni siquiera había levantado su arma hacia el, sin dudas estaba completamente regalada a ese tipo… sin embargo, aquel “Ángel” llego al rescate conectando un zurdazo en la boca de ese tipo tirandolo al piso.

Ni siquiera Farah descifro de donde salió Matias, sin embargo, ahora que ese sujeto estaba desarmado y el peligro desaparecía, otro gran problema se daba.

Matias lo levanto del piso, el sujeto aún estaba mareado, de hecho, se tambaleaba mientras murmuraba cosas que ninguno de los dos entendía – vamos – Matias sostenía su cabeza desde sus largos cabellos – ponle una bala. Acaba con su dolor – ella lo miro a los ojos notando que el iba enserio – vamos Farah, lo tienes que hacer, es ahora – ella trago levantando el arma hacia él, mantuvo el arma en alto un momento, apuntando directamente hacia su cabeza, su dedo se posó sobre el gatillo, lo tenso… sin embargo, aún no podía terminar de apretarlo - ¡Vamos mierda! – el hombre comenzó a rezar, a suplicar inclusive, a hablar de forma rápida y llorar - ¡Farah! – Matias le volvió a gritar, pero ella comenzó a negar con sus ojos llenos de lágrimas - ¿¡no lo vas a hacer!? – Matias saco su cuchillo y apuñalo su hombro con fuerza - ¡hazlo antes que lo descuartice acá! – los gritos del tipo, los gritos de Matias, todo fue un como un coctel que la hizo gritar furiosa para acabar de ponerle un balazo en la cabeza a ese muchacho.

El cuerpo de ese tipo cayo de forma inerte al piso, Matias lo dejo caer y tomando la pistola de ella, le puso el seguro y luego se la puso en el pecho.

- felicidades, tu primer muerto – el soltó el arma y camino hacia la aldea abriendo las celdas de todas esas personas que habían estado siendo utilizadas como esclavos.

Farah aun no podía apartar la mirada del cadáver frente a ella, sus manos temblaban como nunca, los recuerdos de todas las torturas que a ella le habían hecho gente similar… todo… todo la hizo bajar su mirada sintiéndose igual a la mierda que la tomo a ella.

Sus ojos se centraron en el castaño que había matado a todos esos soldados que estaban en el lugar liberando a las personas que, se acercaban a ella. Había entre el grupo hombres que se veían lastimados, mujeres golpeadas, niños y niñas… sin dudas, esa aldea había sufrido la represión de los mismos – ella es la persona que los libero. Las gracias a ella – Matias en su idioma les explico a todos que, se acercaron frente a Farah que, cuando vio como estos se comenzaron a arrodillar frente a ella comenzó a decirles que se levanten, que no debían arrodillarse.

Esa era la humildad que el necesitaba que ella demostrara, necesitaba que la gente vea que era buena persona… como también necesitaba que pronto comience a actuar como lo que iba a ser. Ella iba a ser una perra maldita con sus enemigos y una gran líder con sus aliados.

Entonces, viendo la situación por lo que era, la gente comenzó a referirse a ella como la “gran líder” cosa que, en parte, molestaba a Farah que, internamente sabia que el que manejaba los hilos era el castaño.

Sin embargo, cuando los niños y niñas se abrazaron a ella como si realmente ella hubiese hecho realidad su libertad… comprendido que, lo que en su pecho nacía era la necesidad de hacer realidad eso.

No le pidieron absolutamente nada a esas personas que ahora eran libres, simplemente les entregaron las armas de sus captores ante esas personas que, al observarla notaron como ella iba a volver a partir.

Entonces, ahí la pregunta fue hecha ¿A dónde iba ahora?

“A liberar la siguiente aldea en mi camino”

Quizás, cualquiera vería aquello como un pequeño plan de alguien mediocre, sin embargo, todos en el lugar se observaron y algunos hombres, quizás, los más jóvenes y los mas fuertes hicieron aquella pregunta “¿Cómo podemos ayudar?”

El plan había sido puesto en marcha. Necesitaban que la gente quiera hacer algo, que la gente quiera luchar, que todos vean a Farah como un faro de esperanza.

Se fueron de allí solos, prometiendo volver a la aldea luego de liberar la siguiente y traer a los sobrevivientes a la misma.

El plan era “sencillo” en parte. Ese lugar que habían liberado, era un punto estratégico. La salida al mar estaba a kilómetros por lo que, tranquilamente los barcos podrían “Perder” contenedores con armas en las costas o contenedores con provisiones que les sean útiles en la causa a los guerrilleros.

Matias había planeado todo de manera meticulosa, aquello Farah debía admitirlo y obvio que, verlo tan tranquilo luego de lo que acababa de hacer, le daba la pauta de que este tipo no era uno mas.

- ¿Cómo… lo haces? – el castaño la observo de reojo – matar y… estar tan tranquilo…

- deja de pensar en el trozo de mierda que mataste – Farah frunció su ceño – cuando menos te acuerdes, serás la que haya mandado a matar a miles… y yo seré el que te envió.

- ¿estas tomando responsabilidad?

- esto lo cree yo – el saco su arma, quitando el cargador y jalando la corredera hacia atrás – yo puse la bala en tu recamara – le mostro la bala que aun se encontraba dentro – yo puse un cargador en esa pistola – volvió a colocar el cargador en su interior – yo puse tu dedo sobre el gatillo.

- Matias…

- cuando Dios te pregunte ¿Por qué? Me echas la culpa a mí. Después de todo, a el le viene bien eso. es otro motivo más para “castigarme”.

- vaya… - esta se sonrió – me sorprende que seas creyente.

- lo vi con mis propios ojos – este al final suspiro mirando como la próxima aldea ya se alzaba a la vista – en fin. Va a ser un día complicado y apenas llevamos una aldea.

Sebastián caminaba por el parlamento con una pila de papeles siendo que ahora le tocaba trabajar de forma más exhaustiva mientras que el castaño estaba fuera. Sabia que Matias estaba completando muchísimas labores el solo por lo que, no queriendo ser menos, se puso en la labor de trabajar de la misma manera que él, sin embargo, aun en su mente rondaba lo dicho por su compañero de vida. Que alguien los este vigilando o que, ande frustrando sus planes, es ciertamente algo que incomodaba al par. No había miedo a la muerte, sin embargo, que sea distinto a lo que acostumbraban… era algo que inquietaba.

Por lo general, Matias tenia todo bajo control e incluso, al operar solo, a veces subsanaba problemas antes de que el si quiera se enterase.

Todo aquello, era controversial a veces, Sebastián tenia ciertos… “negocios” en mente con cierto tipo de personas que a veces, el castaño eliminaba sin si quiera consultar. Después de todo, a diferencia de él, el muchacho era mucho mas radical en ciertas cosas y no tenía tanta tolerancia… o, mejor dicho, no tenía tolerancia.

Era un malhumorado, terco, histérico e incluso, con un poco de tiempo, se podría afirmar que era un intolerante con las personas débiles… sin embargo, esa era la lectura que haría alguien que no lo conoce.

Luego de ver lo que con Farah hizo, de como logro una hermandad con ella, como de forma inconsciente, le tendió la mano y la obligo a ser fuerte para valerse por sí misma… demostró que, todo eso no lo encasillaba en algo tan simple.

- ¿y esto? – el rubio curvo su rostro notando como Matias le había dejado traspapelados varios informes con notas en las mismas – ya… esto es nuevo – divertido comenzó a observar la poca información que había recopilado – Mmm… no me agrada esto – el rubio frunció el ceño mirando los documentos que Matias le había dejado a mano – bueno… en ausencia del jefe, me toca a mi – solto un suspiro guardando las cosas que le servían en su portafolios y se encamino a su auto.

Volvió a su casa oyendo música antigua en su mercedes, dejo aquellos documentos en su hogar, agarro su pistola junto a un par de cargadores. Agarro una de esas gorras oscuras y se volvió a su auto. Condujo a ese galpón en el que él y Matias tenían varios vehículos “fantasmas” subiéndose a la nueva camioneta que el castaño había secuestrado a un niño rico.

Condujo unas seis horas hasta el lugar que indicaba el documento. Era simplemente una misión de reconocimiento, la pudo haber derivado a sus agentes, sin embargo… quizás, por aburrimiento o simplemente por no haber hecho nada más en años, decidió tener un poco de acción.

Estaciono aquella camioneta a un kilometro aproximadamente del lugar a chequear. Supuestamente en los documentos, Matias hizo hincapié en que, en el lugar se encontraba un grupo radical fascista. Curiosamente, contra lo que todos creían, estos nunca apoyaron a su gobierno por que claramente, las ideas de la libertad y el libre mercado no era lo que ellos apoyaban.

“Todo en el estado y nada contra el estado” era lo que mas pregonaban por lo que, sus principales agresores siempre estuvieron dentro.

El por su parte y como de costumbre, se tomo el asunto con calma, no le parecía armar escándalo, solo iría a chequear que realmente era cierto el asunto que se esperaba.

Como de costumbre, un contratiempo lo puso en “jaque” cuando, un descuido lo entrego a un “vigía” que el no vio – quédate quieto cabron.

Sebastián levanto sus manos al ver el fusil que le apuntaba de frente – tranquilo muchacho – el dio un paso atrás – estaba haciendo senderismo.

- ¿senderismo? – divertido este movió el arma – adentro – Sebastián trago levemente - ¡Ahora! – ambos entraron siendo el arma en la espalda del rubio la que lo insto a caminar hacia el interior de aquel lugar tan extraño.

Al caminar por el lugar, noto las banderas con esa esvástica utilizada en la antigüedad. Observo las banderas rojas y blancas soltando un pequeño bufido ante aquello - ¿no aprendieron nada en este tiempo? – al preguntar aquello, recibió un empujón que lo obligo a avanzar.

- encontré a este pajarito merodeando – el que lo había atrapado lo empujo hacia la luz dejándole ver que eran unos diez o quince muchachos. Estos se veían jóvenes, casi parecían ser universitarios.

Uno de ellos, se acerco al rubio que aun tenia sus manos arriba – si me quitas la gorra, tendrás que pagar el precio con tu vida muchacho…

- ¿Qué dices? – el mocoso le propino un puñetazo en el estomago doblando al rubio que, tuvo que apoyar sus manos sobre sus rodillas. Este le quito la gorra y al ver al ministro, su mirada se “ilumino” – oh vaya… esto es mejor de lo que creí ¿ven quién nos visitó? – todos se acercaron al escenario.

- ¿quieres mi autógrafo mocoso? – el muchacho se sonrió.

- sabes… te íbamos a matar en tu presentación dentro de un mes. Pero ahora que viniste aquí, nos ahorraremos el problema de la seguridad privada – la sonrisa de este hizo que Sebastián niegue levemente.

- y… dime ¿crees que matándome conseguirías algo? ¿un golpe de efecto? ¿un ascenso al poder?

- si quitamos la raíz, la planta muere sola – este se sonrió ante Sebastián que, lo miraba de forma seria.

- ¿acaso tienes idea de quien es mi viceministro? – el muchacho se sonrió y luego escupió al piso – si yo soy “malo” el es mucho peor. Te recomiendo que hagas memoria… desde que el se hace cargo de la seguridad de este país, no existen mafias… y las pocas pandillas que aun están prófugas están aterradas con nuestra presencia.

- ¿enserio pretendes que nos comamos ese cuento? Todo el mundo sabe que limpian el país para luego meter a sus malditos socios de mierda al mismo. El sistema esta podrido y solo nosotros podemos limpiarlo.

- ¿sistema?

- dejan entrar a la mierda latina, a los negros, a los judíos ¿¡acaso Alemania es un rejunte de excremento!?

- ese “excremento” al que te refieres con tanto odio, es el que mejor se comporta ante la ley y el que precisamente reactivo el mercado. No somos idiotas niño… si vienen a trabajar cosa que, por lo bien cuidadas que tienes tus manos se ve que no haces… nosotros no tenemos problemas con ello.

El mocoso le propino un golpe al rostro a aquel rubio que, se tambaleo un poco antes de reponerse – ya… traigan la cámara, esto se volverá viral.

Sebastián se sonrió al oír eso y quizás, en un arranque de osadía, le dio un codazo al que tenia atrás. Tomo por sorpresa a todos, le quito su fusil de las manos y pateo la pierna del muchacho que frente a el estaba.

Bajo el arma a su rodilla disparando el fusil en esta haciéndolo gritar de dolor, sin embargo, cuando el rubio levanto el arma hacia arriba, el que estaba detrás disparo su pistola unas nueve veces moviendo el cuerpo del rubio hacia todas las direcciones para luego hacerlo caer.

- ¡Carajo! ¡me disparo! – este se tomaba la pierna - ¡el maldito me disparo! – pateo el rostro de Sebastián que yacía en el suelo mientras se tomaba su otra pierna - ¡rápido maldita sea!

- ¡mierda amigo! – el que sabia medicina del grupo puso mala cara – súbanlo a la mesa – los alaridos de dolor no dejaban relajar el ambiente – no vas a volver a caminar…

- ¡carajo! – este gruñía y blasfemaba a mansalva, sin dudas, el dolor que le provoco Sebastián antes de si quiera morir, era gigantesco - ¡debiste atar sus manos! ¡estúpido! ¡arruinaste el video! – este furioso le gritaba al vigía que le respondió enojado.

- ¡te salve la puta vida idiota! – todos rodeaban la mesa viendo como atendían al muchacho con la bala en la rodilla.

- ¡cierra la puta boca! – este le grito furioso - ¡inútil!

- ¡vete a la mierda!

- vaya… eso se ve feo. Deberías ir a ver un doctor – todos se petrificaron al oír esa voz. Nadie se atrevió a voltear, de hecho, nadie… si quiera se movió – atiéndelo… se desangra – Sebastián estaba disfrutando cada segundo que pasaba – ah… ¿lo quieres matar? – divertido asomo su Glock entre las cabezas de sus subordinados – yo te hago el favor.

Aquel disparo destrozo la cabeza de ese muchacho. El pánico cundió en toda la sala y vaya… bien justificado estaba el asunto.

Cuando todos estuvieron muertos, Sebastián se coloco guantes de látex y resguardo muchos documentos importantes que implicaban a esta organización criminal con el próximo atentado que iban a llevar a cabo. Luego, tomando los explosivos, los junto a todos y los hizo estallar destrozando el lugar creando lo que quizás, seria la escena del “error” al manipular el explosivo plástico.

Se alejo del lugar y una vez arriba de su camioneta llamo al castaño que estaba perdido en el medio de la nada – Hola.

- Hola – Matias del otro lado de la línea contesto.

- ¿Cómo va todo por allá?

- ya sabes cómo va – este suspiro cansado – hacemos lo que tenemos que hacer.

- hacer lo que tenemos que hacer – el rubio repitió aquello – la bodega exploto. Los muchachos manipularon explosivo plástico.

- ah… ¿error de cálculos?

- lamentablemente – Sebastián inquirió divertido.

- pobres diablos – el castaño negó levemente y fue interrumpido por personas que hace nada habían liberado - ¿Sí? – en un árabe perfecto este miro a los jóvenes que se acercaban con una anciana.

- En muestra de nuestro agradecimiento a usted y su líder, nuestra jerarca les quiere ofrecer una lectura de manos para conocer su fortuna – Matias se quedo en silencio un instante y Sebastián divertido se sonrió.

- aprovecha la oferta amigo – Matias chasqueo su lengua y Farah, que ya se venia metiendo aun mas en el papel, decidió tomar la oferta.

- mi mano derecha y yo tomaremos la oportunidad – ella sonrió extendiendo sus manos a la anciana que estaba ciega.

Esta con un ligero temblor comenzó a seguir las líneas de su mano. Una sonrisa en la mujer se dibujo y con una suavidad comenzó a hablarle a Farah – ah… gran líder – ella asintió ante una Farah que estaba confusa – será una gran líder… una mujer correcta, el amor espera por usted… será recordada, muy recordada – la mujer sonrió al oír esas palabras – un gran hombre la acompañara, cuidara de usted… unificar… unificara a nuestro pueblo – Sebastián oía aquello por la llamada que Matias aun mantenía con él.

- buenos augurios – el joven que acompañaba a la mujer le sonrió a Farah que, se sonrió compartiendo aquel sentimiento.

- ¿ya empezó el Tarot? – Sebastián divertido pregunto a Matias que se carcajeo.

- dentro de poco tiran el mantel y empiezan – este divertido miro a la mujer acercarse a el – no gracias, le agradezco – ella sin embargo extendió su mano – no hace falta. Estoy bien sin saber que me depara – nuevamente el castaño insistió, sin embargo, la mujer no desistió y Farah, viendo como el castaño no cedía apoyo su mano sobre su brazo.

- es de mala educación… - Sebastián se comenzó a reír ante aquello y el soltó un suspiro.

- bien… - Matias cambio de mano ese teléfono y extendió la mano derecha a esa mujer que, al sostenerla y tocar apenas el inicio de su palma, levanto el dedo levantando su rostro hacia el.

Matias se quedo centrado en esos ojos llenos de cataratas, luego noto como la mandíbula de esa mujer comenzó a temblar y negó levemente para bajar su mirada a su mano. Nuevamente apoyo su dedo en la palma del castaño y siguió con lentitud esas líneas que su mano tenía – M….M…Morirá… pronto – el castaño levanto su ceja – l….la… la agonía… el dolor… que su alma carga… la lucha…. Que… que… usted… usted es perseguido – La mujer levanto su rostro – una entidad… esta aferrada a usted – Matias mantuvo su mirada – es muy poderosa… es… es… reclama… su alma y pronto… cobrara su vida de la manera más dolorosa posible – el castaño bajo su mirada y luego soltó un suspiro cuando la mujer soltó su mano aterrada – es… esta adherido a usted… es una sombra… gigantesca… es… es la maldad… la maldad… del mundo – ella murmuro aquello al castaño que entrecerró sus ojos – usted… esta maldito… usted… usted fue… fue abandonado por Dios.

Farah al oír aquello miro fijamente al castaño que no movió un milímetro de su cuerpo por un largo instante. El parecía estar perdido en su mente y aquella conversación que tuvieron… cobro más sentido aun.

Matias levanto el teléfono apoyándolo en su oreja – me fue mal en el Tarot – divertido comento aquello a Sebastián que, si bien se sintió afectado por lo que oyó, también se sonrió – gracias señora. Espero que me reclame pronto, ya se está tardando – el castaño se alejo de ellos y continuo su conversación con Sebastián – aca ya esta iniciado el asunto… fue arduo, pero liberamos la zona importante. Podremos introducir los elementos para que ya trabajen con Farah… ella ya se sintió mas suelta, pelea al frente sola…

- Matias… lo que escuchaste… no le prestes atención. Son palabras vacías.

- ¿lo mencionas para que recuerde que soy inmortal? – este divertido pregunto al rubio que soltó una risilla.

- bueno… quizás – divertido este acoto.

- no rompas nada en lo que regreso ¿si?

- prometo dejar tus maquetas donde están – el castaño soltó una risotada divertido y al final, colgó la llamada – la maldad… del mundo – este trago de forma lenta al pensar en aquello y quizás… mirando el incendio que a lo lejos estaba pensó en aquello.

La maldad del mundo en el cuerpo de una sola persona ¿era… realmente posible? ¿o eran simples patrañas?

Eterno mal 7

- ¿estás seguro que no es radiactiva esta cosa? – Matias miro a Sebastián fruncir su ceño al dejar la bandeja sobre la mesa – Ey, yo solo digo, casi haces explotar la cocina cuando la intentaste encender.

- vete al cuerno – el rubio molesto le mostro el dedo de en medio al castaño que se carcajeo divertido sin prestarle atención. Sebastián tuvo que cocinar por insistencia de Luz, ella hizo hincapié en que, le tocaba a el dado que Matias hacia hecho la cena la vez pasada.

Fue gracioso verlos pelearse, la realidad es que en habilidades culinarias no estaban tan distantes, quizás Matias tenía más gusto por el picante que Sebastián, sin embargo, siempre estuvo para chuparse los dedos lo que preparaban.

Obvio que, de costumbre, las risas, bromas, anécdotas de estos dos que, ciertamente, nunca fueron inventadas y demás estuvieron presentes en la cena.

Quizás, cuando esta vez, por decisión, las chicas levantaron la mesa y se pusieron a limpiar los elementos usados, Matias y Sebastián hablaron de lo “importante” - ¿averiguaste algo?

- muchas cosas – el castaño suspiro – mi elemento en rusia me dejo información de valor – el castaño agarro su copa de vino observándola – es extraño… pero Tomas asegura que no lo pudo ver en su totalidad… solo dijo que es alto.

- vaya…

- en fin, le voy a hacer una visita pronto.

- respecto a lo que dijo la anciana…

- ya envié a varios efectivos de la Marina encubiertos… Farah ya comienza a tener renombre, solo hay que estar atentos a Estados Unidos. Rusia ya les ofreció las armas a menor precio.

- Matias…

- si Sebastián – el castaño soltó un suspiro – Me da igual lo que esa vieja haya dicho.

- sabes… he probado con “espiritistas” chamanes y demás… nunca me dijeron eso – el castaño miro al rubio algo extrañado – Ey… no me puedes juzgar.

- nos maldijo Dios Sebastián, no un demonio.

- sin embargo, a mí no me dijeron que la maldad del mundo está impregnada a mi alma – el castaño negó soltando un suspiro.

- será porque no mataste a tantos como yo – el castaño le dio un trago a su copa y luego se echó en su silla – será porque… por frustración no le gritaste y lo maldijiste prometiendo subir a matarlo.

- ¿hiciste eso?

- qué más da – este levanto sus hombros – quizás, si lo mosqueo, me mata y se acaba esta tortura – el rubio sonrió y bajo su rostro.

- ¿y prefieres vivir en el infierno?

- debo tener un palco VIP a un lado de Hitler – la risotada de Sebastián alegro la charla.

- estoy seguro que debes ser una celebridad ahí abajo – el castaño se sonrió y negó divertido.

- ¿Cuándo le vas a decir? – Matias miro a Sofia un momento. Ella reía divertida con Luz mientras juntas conversaban.

- no lo sé – el soltó un pequeño suspiro – quizás no lo haga. Me gusta que se preocupe por mi – Sebastián levanto su ceja curioso y Matias le mostro su brazo izquierdo que estaba vendado – me corte sin querer… ella hizo este vendaje… - Matias se sonrió divertido – la escena que hizo fue muy tierna – el rubio sonrió al oír aquello y noto como venían las mujeres.

- ¿de que hablan ustedes dos? – Matias se levantó excusándose - ¿A dónde va?

- tengo que buscar el postre. Lo deje en el congelador del patio – Sofia sonrió al verlo irse.

- Lo ayudo – Luz camino hacia el y el castaño asintió sin prestarle gran atención a la mujer. Ambos salieron a aquel patio caminando hasta el quincho que estaba techado y cerrado.

- entonces… ¿Qué le viste a mi amigo? – Sebastián divertido pregunto a la rubia que, al oír aquella pregunta se sonrió cual quinceañera y se cohibió – quiero decir, sé que no es horrible… pero como que se golpeó de niño – divertido Sebastián bromeo y Sofia se carcajeo aligerándose para responder.

- bueno… él es muy lindo señor ministro.

- dime Sebastián – ella asintió más relajada y luego miro hacia la puerta que comunicaba con el patio. Esta era de vidrio por lo que, podía ver lo que Luz y el hacían.

- me parece que es un hombre muy interesante, tiene mucho de que hablar… es muy inteligente – Sebastián asintió con una pequeña sonrisa – cuando… estamos juntos, es muy risueño, hace bromas y…

- ¿y? – el rubio sugerente levanto su ceja.

- es… - ella se enrojeció con fuerza – Su forma de vestir… su seriedad fuera de la privacidad, su rudeza… - ella se mordió el labio – es como la otra cara de una persona y eso… me parece muy sexy – Sebastián se carcajeo con fuerza.

- ¿¡dices que Matias tiene dos caras!? – ella se carcajeo, pero asintió.

- quiero… pensar que conmigo… es real – Sebastián observo los ojos de Sofia notando como brillaban cuando hablaba de el – quiero… pensar que esos chistes, esa risa, su rostro relajado… es para mí – Sebastián miro a su amigo que hablaba con Luz mientras dejaban algunas cosas en la mesa.

- puedes apostar que es para ti – ella miro al rubio – a mí ni un buen día me regala – divertido este acoto – pero lo que sí puedo asegurarte… es que si le regalas tu corazón… él lo cuidara con recelo – ella se enrojeció un poco y el pregunto - ¿intimaron ya? – Sofia negó - ¿Qué están esperando?

- es… que… es… es mi primera vez – Sebastián asintió divertido y luego miro al quincho.

- no lo pienses tanto – Sofia observo al rubio – nunca lo vi tan enamorado… a decir verdad, es la primera vez que está en algo de esta manera.

- ¿a qué se refiere?

- somos marinos – el tomo de su vino – la muerte nos persigue… de hecho, con Matias es íntima amiga ya – La rubia observo a Sebastián decir aquello – estoy seguro que ya perdió la cuenta de las veces que casi muere – Sebastián estaba exagerando, eso era obvio, sin embargo, si fuese un hombre real, delante de todos sus compañeros, fueron demasiadas las veces que casi muere – parece que alguien lo protege, sin embargo… al no tener paz, no puedes pensar en “estabilidad” – ella miro al rubio un momento – quizás por eso no tuvo intimidad con nadie nunca.

Sofia se quedó con aquello ultimo y se sintió rebasada. Por parte de los otros dos, una conversación completamente distinta se dio - ¿entonces no se lo dijiste?

- No – Matias negó dejando la torta sobre la mesa – Prefiero vivir como… si esto no fuese real – él se quitó aquella venda mostrando que su piel estaba intacta.

- ya… - Luz miro hacia adentro notando como Sebastián hablaba con Sofia - ¿y el manto de seriedad? Sebastián dijo que tú no eres tan cascarrabias.

- ¿ya me tratas de Tu? – el castaño la observo directamente. Luz se ruborizo por vergüenza y él se sonrió – está bien – suspiro dejando los platos donde iban a servir esa torta helada – Luz, voy a ser sincero contigo – ella miro al castaño – Sebastián es único – ella frunció su ceño – es un tipo noble, no tiene maldad realmente… yo no soy el.

- ¿Qué estás diciendo?

- lo que te estoy diciendo es que no trates de ser mi amiga. Siempre te respete, eres una de las mujeres a las que más admire a lo largo de la historia, sin embargo, yo no olvido que mi pecho fue atravesado por tu espada en la antigüedad.

- Matias… ¿de qué hablas? No estoy entendiendo ni “P” de lo dices.

- lo que estoy diciendo es… que por culpa de ustedes dos, yo estoy condenado a ver como mi esposa muere, como mis hijos mueren, como mis nietos lo hacen – ella trago dando un paso atrás – A ambos les dijeron que no se metan y sus putos corazones idealistas no los dejaron en paz. Cuando los estaban por matar, tuve que meterme y mira el castigo que me gané. Siempre jugaste la carta de la mosquita muerta, sin embargo, cuando tuviste que pelear a nuestro lado y matar a nuestro enemigo, no dudaste en atravesar mi pecho – ella bajo su mirada - ¿si hubiese sido el… lo hubieses hecho?

- No se dé qué… me es… - sus ojos se “nublaron” un instante. Tuvo un recuerdo de ese momento, de cómo Matias atrapo a ese… ¿ente? De cómo, Sebastián estaba tirado en el suelo siendo salvado por que el castaño agarraba los brazos de ese ser y como ella, corrió directo a la espalda del castaño para luego atravesar con su espada el cuerpo del castaño y luego matar al otro ente - ¿Qué…

- ¿ya recordaste? – el divertido se sonrió y agarro las cosas – Si Luz, el manto de seriedad es por que admiro a Sebastián al igual que a ti… pero jamás olvido que ustedes dos… me metieron en esto y que tu no dudaste en dejar a Sofia sin esposo cuando fue madre – vamos adentro antes que Sebastián se ponga insufrible.

El camino delante de ella dejándola con un sabor de boca amargo y quizás, antes que él se metiese dentro ella le puso la mano en el hombro - ¿alguna… vez me lo recordaste o dijiste? – el negó – te pido perdón – Matias se quedó en silencio – te pido… perdón por que… fui individualista… porque… si Sofia hubiese hecho eso con Sebastián yo… también estaría enfadada – Matias la observo fijamente – entenderé si no te interesa aceptar mis disculpas y…

- sabes… - El castaño miro a Luz – es la primera vez que me pides disculpas – ella bajo su mirada – digo, siempre fuiste… como eres, sin embargo, ni en su momento lo hiciste ni cuando lo mencione.

- ¿no lo hice?

- lo entiendo – Matias suspiro bajando su rostro – después de todo… nunca me tuviste en consideración – ella curvo su rostro.

- ¿a qué te refieres con eso?

- el padre de Sebastián me acogió cuando regresaba de una de sus cruzadas – el bostezo más calmado – mi clan… era enemigo de tu clan. La verdad, es que siempre me importo un bledo. Luego de que los tuyos mataran a los míos… quede solo – ella trago pesadamente – quizás, nadie tuvo el estómago para matar a un niño así que, me dejaron en el lugar, pero el señor Marco me vio y decidió traerme.

- tu… ¿podrías contarme más? – Matias frunció un poco su ceño – Sebastián no lo hará.

- ciertamente no lo hará – el suspiro – y yo tampoco – Luz se afligió al oírlo – si le insistes te lo dirá. No deja de ser un idiota enamorado – ella asintió al verlo y este, con cierta indiferencia camino hacia adelante.

Para Luz, el resto de la noche fue una pesadilla. Intento “disimular” la situación. Ciertamente a Matias le resbalaba el asunto, sin embargo, ella no podía dejar de pensar en que… había hecho.

Los recuerdos la comenzaron a inundar, ella vio como realmente fue… una mierda con él por solo pertenecer a un clan enemigo. Como siempre le insistió al rubio con evitar tenerlo cerca, que incluso, cuando iban a luchar, que no dejara de tener en vista a Matias, que era un peligro… ella misma le dijo a Sofia que no se enamore de él, que era un hombre ingrato, que provenía de una familia llena de desagradables y como… por orden de su padre, en ese momento, ella al igual que su hermano mataron a los que eran los padres de Matias.

Era… tan sínico todo… y a la vez tan realista. Todo se movía por el odio, todo era normalizado, todo… lo violento era común. Ella entendió que su padre los obligo a matar para… que cuando llegue la hora de luchar, no duden a la hora de hacerlo.

Se sentía un pedazo de excremento, sin embargo, también noto algo en esa conversación y era el rostro de Matias cuando creció. El a diferencia de ella… era aún peor. Recordó las palabras de su padre “Esos no son humanos” tras eso, también recordó cómo, a diferencia quizás de Sebastián, Matias era propicio a golpear sin parar el cuerpo de un hombre que ya no respondía con tal de generar miedo en los demás y a pesar de ser herido, este no se detenía.

No supo que pensar acerca de él, sin embargo, decidió que, sus disculpas ya habían sido dadas y que el las había aceptado por lo que, intento mantener el buen ambiente entre todos.

- ¿dices que no te vas a casar? – Sebastián divertido molesto a Matias que, rodo sus ojos.

- ¿no llevamos tres meses y ya estás hablando de matrimonio? – la rubia se sonrió divertida – no la quiero espantar.

- quizás mi… dedo se vea bien con un anillo – Sofia bromeo levantando su mano izquierda ante Matias que soltó un suspiro realmente sonoro causando una risotada general.

- ¿Qué pasa vice ministro? ¿miedo al compromiso? – Luz intentando ser más amigable con el castaño dijo aquello sacando una pequeña sonrisa en él.

- no me pongan a prueba – el castaño le dio un bocado a su helado y las risas se esparcieron por toda la casa.

- Esto no es ponerte a prueba querido amigo – Sebastián divertido se carcajeo apoyándose en Luz para aquello – esto es hacerte ver el partidazo que tienes enfrente – Matias miro directamente a Sofia que estaba roja de la vergüenza con una gran sonrisa en su rostro.

Para Matias… ese fue el último gran momento que vivió.

Abrió sus ojos, su camisa no estaba más sobre su cuerpo, sus manos estaban clavadas en una cruz, el frio lo tenía temblando, su pantalón tampoco estaba, solo tenía su ropa interior, su pierna derecha tenía clavos desde su pie hasta su rodilla, lo mismo replicaba su pierna izquierda.

Levanto su rostro notando a varios hombres que lo vigilaban detrás de una reja. Hizo memoria, intento recordar en donde mierda estaba y claro, de forma lenta, esto lo empezó a hacer.

Viajo a rusia, necesitaba charlar con Tomas y Tatiana, sin embargo, al llegar al lugar indicado, tuvo un mal presentimiento.

“Tatiana le había dado el aviso de que encontró algo interesante que necesitaba mostrarle, el castaño abordo su avión con total tranquilidad, sin embargo

- este no es el lugar de siempre… - frunció su ceño notando como el lugar era absolutamente distinto. Saco su arma entrando al lugar, sin embargo, no había nada raro – ¿Tatiana? ¿Tomas? – no hubo respuesta de los mismos. El camino de forma lenta hasta el centro de la bodega encontrándose los cadáveres de ambos.

- hacían bonita pareja – Matias levanto su rostro hacia la voz, sin embargo, algo azoto su cabeza y lo tumbo directamente al suelo noqueándolo”

- ya ha pasado una semana – Sebastián frunció su ceño, sin embargo, Luz ofreció calma.

- es inmortal, quédate tranquilo – ella sonrió levemente, sin embargo, Sebastián no se relajó.

- una cosa es que sea inmortal… otra cosa es que sea indestructible – ella lo miro confusa – Matias no deja de ser un humano – el suspiro – si le inyectan droga, o lo alcoholizan, sufre los efectos. Quizás, le dure menos que a los demás…

- eso… es información valiosa – Luz inquirió, sin embargo, el rubio algo molesto se levantó – ven, vamos a su casa, necesito saber a donde fue.

Ambos se subieron al auto del rubio - ¿no te dijo a donde iba?

- probablemente a Rusia – este se rasco la nuca – pero debo saber que no cambio de parecer.

- ya…

- ¿Qué sucede?

- hace una semana… el me comento acerca de nuestro pasado – Sebastián la observo – dijo muy poco… pero comencé a recordar – ella bajo su mirada a su manos un momento - ¿realmente fui una perra con él?

- eso…

- quiero la verdad.

- Si – el asintió – pero no fuiste la unica – ella miro al rubio – yo también lo hice – Luz lo observo atentamente – lo maltraté mucho, no quise… que el este en nuestro ejército y de no ser por mi padre…

- ¿Por qué… hicimos eso? – ella miro a Sebastián que sonrió levemente.

- estupidez – el rubio soltó un suspiro – y miedo.

- ¿miedo?

- si recuerdas… lo suficiente, sabrás porque lo digo – ella asintió – no sé qué tiene… pero la vida parece tirarle con todo para hundirlo y el hijo de puta se vuelve a levantar.

- ya veo – Luz asintió – me alegra… haberle pedido disculpas – Sebastián la observo – por haberlo… destratado en el pasado – el sonrió al oír eso y asintió entendiendo aquello.

- me parece bien – el rubio suspiro – lo encontrare o el a mí.

- eso espero – Luz sonrió al rubio que, divertido asintió.

- ¿hace frio? – la voz hizo que el castaño levante su rostro – parece que tienes frio ¿quieres una manta?

- ¿puedes salir de la oscuridad Rafael? – este sonrió saliendo de la oscuridad.

- ah… no olvidas mi voz amigo mío… ya entiendo por qué sabes quién soy.

- no soy tu amigo Rafael.

- Ey, no seas así… después de todo, por tu culpa me apuñalo esa perra – Matias escupió al piso molesto y tirando con fuerza de su brazo derecho, se arrancó toda la piel soltando un bufido de dolor – ay vaya… mira nada más lo grotesco que eres… siempre fuiste un animal – El castaño bufaba furioso para luego repetir el proceso con sus piernas.

- ¿¡Que mierda quieres!?

- ¿Qué quiero? Completar el trabajo que me encomendó Dios, claro – este se sonreía divertido al verlo sangrar mientras aun colgaba de su brazo izquierdo – ah… por cierto, olvide mencionarte… esta “cueva” inhibe tu magia – el arranco lo que quedaba de su brazo y cayó al piso desangrándose – tu “poder” de sanación, demorara el doble aquí – Matias estaba de rodillas bufando adolorido por aquello – en fin. Cuando el maldito rubio llegue a buscarte, cortare su cabeza para que el mal de este mundo sea desterrado y quizás, a ti te deje vagando sin un propósito fijo ¿Qué te parece la idea?

- ¿Sebastián… es el mal? – Divertido el castaño se comenzó a reír molestando a Rafael.

- ¿me estas poniendo a prueba idiota?

- ¡estoy poniéndote a prueba puta! – Matias regenero su cuerpo sorprendiendo a Rafael que dio un paso atrás - ¿¡tienes idea porque me capturaste!? – el frunció su ceño algo asustado - ¡porque yo así lo quise! – el castaño corrió hasta la reja y se agarró de los barrotes - ¡tu puta magia no sirve aquí! ¡Dios no te quiere en el paraíso pedazo de perro!

- esos… ojos… esa sonrisa… - Matias se estaba deleitando con la cara de Rafael – tu… tu eres el mal.

- ¿¡y recién lo notas!? – este se puso recto y con una sonrisa enorme dio pasos hacia atrás – esta vez será distinto Rafael – el divertido se sonó el cuello – esta vez vengo preparado – Rafael se sintió intranquilo al verlo relajado ¿Qué mierda hizo? – quizás esa vieja no se equivocó.

- ¿de que estas hablando? – el castaño se alejó de los barrotes para sentarse en la oscuridad - ¿¡de que estas hablando!? – no hubo respuesta por parte de Matias y aquello sin dudas, lleno de furia el lugar.

El suspenso, la tensión y para colmo, la incógnita crecía en el lugar.

Al revisar la casa de Matias, Sebastián encontró una nota junto a la punta de lanza que apuñalo a Cristo “Si no vuelvo, ve a buscarme. Lleva la punta de lanza, en el cajón de mi escritorio hay un rastreador GPS. Úsalo para encontrarme” - ¿para que quiere la lanza? – Sebastián levanto aquel metal de hierro un instante y luego suspiro abriendo el cajón encontrándose aquel rastreador satelital – voy a tener que empacar mi polar…

- ¿Dónde esta? – Luz se acerco a Sebastián y cuando vio el aparato trago levemente – vaya… - el rubio la observo curioso – hará frio… te acompaño – Sebastián la observo un instante y luego asintió dejando a Luz algo perpleja - ¿no… te molesta que te acompañe?

- No – el negó mientras tomaba algunas cosas de su casa – eres una de las mejores guerreras que conozco y eso lo llevas en tu sangre – Luz sonrió – vamos, mi amigo me necesita.

Viajaron en un avión completamente de uso personal. A diferencia del que Matias solía utilizar, este fue pilotado por Sebastián que, entre los paneles del mismo portaba armas y equipo militar.

Llegar a rusia fue el menor de los problemas, Vladimir después de todo era un fiel “amigo” de el por lo que, al explicar cual era la situación, el “caos” se intento armar. Sin embargo, Sebastián fue conciso, ya tenia gente trabajando y no quería involucrar a Rusia en lo que podría ser el detonante de un conflicto a gran escala.

Quizás, desde esa perspectiva, era razonable el asunto y contando con que en su tierra había agentes alemanes, permitió que el ministro alemán pasara como si de su casa se tratase.

Tuvieron que encaminarse hacia las selvas siberianas en un vehículo prestado para poder acercarse si quiera a la ubicación de Matias. Cuando el peligro se hizo real, Luz la igual que Sebastián comenzaron a tomar los recaudos que correspondían. Chalecos antibalas, armas, cascos de visión térmica, una pequeña conversación acerca de como actuar y claramente, Sebastián siempre al frente.

En su camino se toparon un par de vigías, sin embargo, de forma rápida los eliminaron dejando el camino libre para ambos. Ciertamente, que Luz haya sido detective, que ya sepa matar e incluso usar armas era un aliciente, sin embargo, al ahora recordar su vida pasada, todo esto tenia aun mas “fuerza” por lo que, sin dudar, ahora tomaba decisiones a un lado del que, hace tiempo fue su marido.

Llegar a esa cueva en la cual Matias estaba cautivo, abatir a varios para luego, encontrarse con la escena que le traería pesadillas al rubio, sin dudas fue digno de lo vivido.

comprendió por que Matias le pidió aquella punta de lanza y por que estaba empecinado hace tanto tiempo en esto. Rafael lo esperaba con tranquilidad – Hasta que se alinean los astros.

- ¡Ey! – Matias le grito al rubio - ¡me estuve helando acá! – el castaño se acerco a la puerta de rejas - ¡el idiota cree que Dios lo acompaña! – Sebastián disparo un balazo a la cerradura rompiéndola. Obvio aquello lastimo al castaño que molesto al recibir las esquirlas lo miro - ¿¡que te pasa!?

- Sal de ahí – el rubio mantuvo si mirada centrada en Rafael.

- “Sal de ahí” – el castaño abrió la puerta molesto - ¡vete al cuerno! – este agarro a uno de los cadáveres de esos soldados y lo desvistió poniéndose la ropa de estos – puta madre, me estoy congelando – poco se hablaba de que prácticamente estaba desnudo al completo.

- ¿se te hizo pasa de uva? – Sebastián se sonrió y el castaño le mostro el dedo de en medio.

- púdrete – Rafael se sonrió y cuando el castaño se vistió por fin hizo su primer movimiento.

- dime… ¿crees que podrás dañarme con eso Matias? – Rafael divertido pregunto al castaño que, recibió la punta de lanza de parte del rubio.

- las armas no servirán con el – Sebastián asintió al igual que Luz que, saco su daga al igual que el rubio - ¡Ey! – Matias se giro hacia ella - ¡no vuelvas a hacer lo de la ultima vez! – ella se ruborizo al verlo tan enfadado y asintió algo avergonzada.

Rafael dio un par de pasos adelante y blandiendo su espada, se alisto para que todo comience – esta vez me redimiré con Dios.

Matias miro a Sebastián que, también conecto su mirada con él. Ambos se asintieron y corrieron hacia Rafael para cruzarse poco antes de llegar a él. al hacer aquello, cubrieron el disparo que Luz efectuó.

La bala paso a milímetros de ambos, Rafael alcanzo usar su espada para evitar ser golpeado, sin embargo, no pudo evitar el derechazo de Matias que había pasado hacia la derecha del rubio. Este lo envió hacia Sebastián que, con su daga rebano su brazo – hagamos sufrir a este hijo de puta.

Matias sintió el dolor del golpe en la mandíbula y el ardor en su brazo derecho. Rapidamente miro a este notando que no había nada que lo haya lastimado, sin embargo, el dolor en su cuerpo era real.

Mala espina le traía aquello, sin embargo, no dudo en ir al frente una vez más.

Cargo contra Rafael esquivando esa espada que por milímetros casi le rebana el rostro. impacto un directo a su plexo solar y el que se quedo sin aire fue el. sus ojos se abrieron de par en par y Rafael con una sonrisa enorme le propino una patada haciendo que este ruede en dirección a Luz que lo levanto - ¿Qué te paso? – Matias comenzó a toser adolorido y cuando Sebastián clavo su daga en la garganta de este, sintió el filo helado de la misma en su cuello. Se lo tomo asustado, sin embargo, nada salia de su cuerpo y al ver como este lo golpeaba sin “daño” alguno, la duda nació.

Se levanto intentando tragar y sus ojos se fijaron en el cuello que se estaba regenerando, cuando este se cerró, el mal estar se fue - ¿esto… - el se miro la mano y luego lo observo un instante – debo estar loco – Matias blandió la punta de lanza molesto - ¡terminemos con esto! – El castaño cargo una vez más contra el ángel caído. Sebastián que empezó más atrás que el muchacho también se fue hacia adelante y vaya, quizás, por tener milenios luchando, perfeccionando sus técnicas, demostrando ser incluso mejor que el… Matias logro lo que fue la sorpresa para todos, esa punta de lanza realmente afilada entro al pecho de este. Sebastián rapidamente llego por detrás y pateo con ambos pies a Rafael para evitar que el ángel pueda cortar la cabeza de Matias, sin embargo, no pudo evitar que aquella espada enganche desde abajo el rostro del castaño cortando en su totalidad su piel y incluso llegando a su ojo derecho partiéndolo en dos.

El alarido de dolor del castaño fue algo que congelo a Sebastián y a Luz que, al ver como Matias se tomaba el rostro sudo frio sintiendo que no había nada bien.

Matias a pesar del dolor, se repuso dando pasos apurados hacia atrás sintiendo un cansancio gigantesco al “regenerar” su ojo derecho dándose cuenta, que esa “magia” lo estaba agotando demasiado.

Recapitulo rapidamente lo ocurrido y mirando a Rafael directamente, busco las sensaciones que su cuerpo tuvo. Sintió como la daga entraba a su pecho, como giraba en su piel desgarrándola y incluso, sintió como rompio su esternón… sin embargo, su corazón jamás se detuvo, este nunca paro de latir y la realidad es que la daga rompio la columna vertebral antes de salir por lo que, era imposible que no haya llegado hasta el corazón – Hijo de puta… - Matias abrió sus ojos asombrado por la astucia de ese ángel y entendió por que su… alma siempre se sintió vacía – eres… ¡eres un hijo de puta! – Rafael frunció su ceño la notar que el castaño se dio cuenta de lo que ocurrió – Sebastián… - el rubio frunció su ceño al escuchar su nombre – Gracias por ser mi amigo… mi hermano todo este tiempo. no guardo rencores, ni contigo ni con Luz – la nombrada frunció su ceño ¿acaso se despedía? – no me vayas a dar por muerto tan rápido… Sin embargo, si no regreso… Dile a Sofia que la amo – Matias miro directamente a Rafael girando la daga hacia su corazón – nos vemos del otro lado.

- ¡No! – este intento correr hacia el castaño, sin embargo, para él, todo se volvió lento. Vio como esa daga poco a poco se metía en el pecho de su recipiente para luego atravesar su corazón y en el rostro de ese maldito, una sonrisa enorme de satisfacción. Rafael sintió el dolor que provocaba la filosa punta que mato al hijo de Dios y con un alarido doloroso cayo al suelo al igual que ese castaño que, hace tanto tiempo venia siendo su salvo conducto para poder completar su propio trabajo.

La realidad era una. Cuando Luz hace millones de años atrás apuñalo a Matias y a Rafael, destrozo el corazón del ángel que descendió. Este no podía mantenerse en el planeta tierra sin uno, por lo que, aprovechando que su sangre se había escurrido por la espada haciendo un vinculo directo con Matias, decidió remplazar el órgano con el castaño y de esa manera vivir a través de el. que Sebastián haya sido maldecido fue simplemente un “daño” colateral que Dios impuso para que el castaño no esté fuera de control.

Rafael tenía el único propósito de levantar la maldad que en el mundo se había sembrado por el pecado original, sin embargo, este se dejo seducir por las energías oscuras y se dejo controlar por el maligno.

Cuando Sebastián y Luz decidieron ponerle un alto a este que quería aniquilar a todas las razas para volver a iniciar, ellos dos se vieron “bendecidos” por Dios dado que, solos decidieron tomar acción… sin embargo, Matias solo intervino por que su mejor amigo estaba en riesgo cosa que, quizás… también le aseguro un “lugar” en el reino de los cielos.

El cuerpo del castaño quedo en el suelo, sus ojos yacían cerrados, su rostro ahora quedo marcado por esa horrible cicatriz hecha por la espada de ese ser que, se hizo polvo tras caer al igual que sus armas.

Sebastián no daba fe de lo que sus ojos veían, de forma lenta saco esa daga que ahora tenia la sangre de su amigo, su pecho derramaba sangre de forma lenta que, poco a poco dejo de salir – Matias… - el movió un poco al castaño creyendo que quizás… fue una “broma” sin embargo, este simplemente… no daba señales de vida.

- Sebastián… - Luz se arrodillo a un lado de su enamorado apoyando sus manos en las suyas – el…

- Matias… Mati… por favor – sus ojos se pusieron cristalinos al instante – no puedes dejar sola a Sofia… hermano… - agarro al castaño de sus vestiduras y lo acerco a el – tu casa, tus maquetas… tu cafetera… Farah… ¡Matias! – el rubio comenzó a llorar y Luz que lo abrazo sintiendo la angustia que el sentía también se puso a llorar - ¡Vuelve! ¡te necesitamos! ¡todos lo hacemos! – no hubo respuesta… no hubo nada… ya… ya no había nada.

Sebastián estaba negado, no quería abandonar el cuerpo del castaño, no iba a hacer tal cosa, sin embargo… tampoco rompería su ultima voluntad. Lo llevo con el a Alemania guardando aquella punta de lanza como quizás… un recuerdo de lo grande que el fue.

Noto que quizás… esto que ocurrió ahora… no llego solo. Un simple desliz por su propia daga le lastimo su dedo meñique haciendo que este sangrara. Ignoro aquello pensando que su piel sanaría al instante como de costumbre… sin embargo, luego de que esta dejara de sangrar, el dolor no se fue y su dedo se mantuvo abierto dándole una sola pauta. Ya dejo de ser inmortal.

Luz vio aquello y el sonrió con dolor, lagrimas y angustia en su cuerpo. No era angustia por ser… mortal, si no era angustia porque… a diferencia de su amigo, el ahora… podría vivir esa normalidad que Matias tanto anhelo.

La noticia era una. El viceministro desapareció en circunstancias sospechosas. No se sabía mucho de él, pero los efectivos montarían un gran operativo en su búsqueda. Países de todo el mundo estaban en su búsqueda intentando cuadrar su ubicación e inclusive, movimientos terroristas se adjudicaron su captura pidiendo a Alemania sumas millonarias sin aportar ningún tipo de pruebas.

Para Sebastián ver la cantidad de oportunistas que aparecieron… le molestaba profundamente. Sin embargo, decidido hacer lo que ya estaba pre pactado, siguió con su trabajo en medio oriente, con sus negociaciones e incluso, aplicando la mano dura que ya aplicaban.

Estaba claro que la seguridad a su alrededor ahora había aumentado con lo que claramente era una “amenaza” por el presunto “secuestro” de su viceministro.

Quizás… lo peor de todo escuchar la carta que Matias le había dejado a Sofia. La rubia entre lagrimas llego a Sebastián y Luz con aquello entre manos. Había estado limpiando su hogar y quizás, rememorando a su preciado novio, observo una fotografía de él encontrando un pequeño papel que salia del marco de la misma.

Este último tiempo que estuvimos juntos fue maravilloso Sofia. Tu sonrisa, tu cabello, su alegría, tu calidez hace que mi alma se sienta feliz. Soy un hombre simple, eres todo lo que busco y la verdad es que no soy bueno con las palabras o con las despedidas así que seré breve. Te amo muchísimo y quizás, si no logro cambiar este mundo, al menos quiero que sepas que tu me cambiaste a mí. Mi casa al igual que mis cosas te las dejare a ti. No dejes que el idiota de Sebastián se lleve mis maquetas… o al menos que no se lleve todas. No abuses de los pasteles y menos del vino que no estoy ahí para abrazarte por que las comedias románticas te ponen melosa. Espero que nos veamos pronto

Aquello sumado a las hormonas del embarazo dificultaron enormemente el habla de la muchacha que, al final, tuvo que aceptar que su presunto amor, estaba desaparecido y probablemente… muerto.

Sebastián decidido no decir la verdad, guardo el cuerpo de su amigo en la morgue de su parlamento y simplemente, intento cuidar bien de Luz al igual que lo hizo con Sofia en su presencia.

El mundo pareció dar un volantazo de ciento ochenta grados en la dirección contraria al mal, el odio mermo, aparentemente la gente ya no tenia la necesidad de matarse entre sí. Farah quien había luchado con uñas y dientes, al final, impuso su doctrina en medio oriente aliándose profundamente con Sebastián.

Los demás países, dejaron de lado el odio optando mayormente por el dialogo en todos sus ámbitos. Si bien esta no desapareció del todo, la medida con la que todo era llevado a cabo… bajo.

A pesar de que todo era bueno… Sebastián echaba en falta a su mejor amigo, Sofia y su hija lo echaban en falta… Luz lo hacía, su azafata lo hacía, sus pilotos lo hacían, sus agentes lo hacían… todo aquel que haya tenido contacto con ese joven cascarrabias… lo hacía.

El cascarrabias, el histérico, el insufrible… cada palabra lo describía a la perfección, sin embargo… no eran suficientes para englobar lo grande que el era. Por que en su persona, el bondadoso, el estricto, el justo, el romántico, el compañero… también entraban.

Simplemente, era la perdida que nadie quería aceptar y que nadie jamás iba a celebrar. Simplemente… fue el ciervo de Dios que se cargo el mal del mundo a la espalda para llevárselo con su propia muerte… simplemente… un hombre mas.

Fin.

Fecha de publicacion en el sitio: 22/08/2024

Palabras: 41623

TheMatt3307

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