eterno compañero.

Te extraño.

Extraño verte en la esquina de casa esperándome.

Tu aroma, tu presencia, tu compañía,

extraño los viernes por vos;

mi comida favorita, música

y hacerte bailar entre mis brazos.

Extraño incluso, nuestros espacios a solas

era un poco —de todo— lo que teníamos en común,

la independencia. Pero siempre volvíamos

para acurrucarnos un rato más.

Extraño tu magia,

el simple hecho de tu existencia

me parecía motivo suficiente para seguir

otra día, y otro y otro y otro...

Pero ya no existís,

al menos no en este plano. Y yo todavía te extraño