No llores, mi niño, aunque el frío te envuelva,
aunque mi pecho ya no te acune.
La muerte me ha robado el aliento,
pero no mi amor, ni mi juramento...
Desde la sombra que roza tu cuna,
desde el viento que besa tu piel,
te arrullaré con cantos prohibidos,
te abrazaré con manos que nadie ve...
Si el hambre muerde tu pequeño cuerpo,
si el mundo te hiere sin compasión,
haré temblar los cielos y la tierra,
seré pecado, seré maldición...
Nadie te tocará sin pagar el precio,
nadie arrancará mi amor de ti.
Aunque deba vender mi alma al abismo,
aunque deba arder para verte reír...
Duerme, mi niño, en brazos de sombras,
mi espíritu vela, mi amor no se irá.
Aunque el mundo me llame espectro o pecado,
tu madre jamás te dejará...
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